Cambio al horario de invierno: ¿cambiaremos de hora este año? En caso de ser así, ¿cuándo?

¿Volverá el domingo 29 de octubre de 2023 la tradición de retrasar una hora nuestros relojes? Más información sobre la historia y la problemática del cambio de hora en España. ¿Vamos a cambiar realmente al horario de invierno este año?

Cambio de hora España
A finales de octubre volveremos a retrasar los relojes: llega el horario de invierno.

Cada año, los habitantes de España y de muchos otros países del mundo ajustan sus relojes, adelantando o retrasando una hora, según la estación. Es un acto rutinario, pero que plantea muchas preguntas y a menudo suscita apasionados debates. El domingo 29 de octubre de 2023, España repetirá este ritual cambiando al horario de invierno: a las 3:00 h, ¡volverán a ser las 2:00 h!

Detrás de esta práctica hay una historia, propósitos y también críticas. ¿Qué justifica este cambio bienal y cuáles son las repercusiones reales en la sociedad y el medio ambiente?

¿Por qué se cambia la hora?

El concepto del cambio de hora se originó mucho antes de las preocupaciones energéticas del siglo XX. De hecho, fue Benjamin Franklin quien propuso la idea por primera vez en 1784. En una carta humorística al Journal de Paris, sugirió que los parisinos podrían ahorrar en velas levantándose más temprano para aprovechar la luz del día.

Pero fue durante la Primera Guerra Mundial cuando el cambio de hora fue adoptado oficialmente por varios países, entre ellos Alemania y el Reino Unido, con el objetivo de ahorrar carbón. En España se produjeron varios cambios en el horario durante varias décadas, que no duraron mucho.

Finalmente, tras varias interrupciones y reintroducciones a lo largo de las décadas, la crisis del petróleo de 1973 volvió a poner el tema sobre el tapete. España, al igual que otras naciones, decidió sistematizar el cambio de hora para reducir el consumo de energía.

El principio es sencillo: ajustando la hora oficial para que se corresponda más con la luz natural durante los periodos de actividad humana, es posible reducir la necesidad de iluminación artificial por la noche (horario de verano) y por la mañana (horario de invierno). Así no sólo se ahorra energía, sino que también se reducen las emisiones de CO2 vinculadas a la producción de electricidad.

¿Por qué un cambio de hora en estas fechas?

La elección del último fin de semana de octubre para el cambio al horario de invierno, y del último fin de semana de marzo para el cambio al horario de verano, está pensada para maximizar la duración de la luz solar durante los periodos más concurridos del día. La idea es aprovechar al máximo la luz natural, a primera hora de la tarde en primavera y verano, y a última hora de la mañana en otoño e invierno.

¿Supondrá esto un ahorro energético real?

Al principio, el principal argumento a favor del cambio de hora era reducir el consumo de energía. Al ajustar nuestro reloj interno a la luz natural, la idea era limitar el uso de fuentes de iluminación y calefacción durante las horas punta. Las primeras estimaciones, sobre todo las de los años 70 y 80, apuntaban a un importante ahorro energético.

Sin embargo, con los cambios en el estilo de vida y la aparición de nuevas tecnologías, el consumo de energía ha evolucionado. Mientras que la iluminación doméstica consume menos gracias a las bombillas LED, más eficientes energéticamente, el aumento de los equipos electrónicos y el uso intensivo de aparatos como el aire acondicionado han incrementado la demanda de energía.

Según algunos estudios, el periodo de cambio de hora aún podría ahorrar entre un 0,5% y un 1,5% del consumo de electricidad, lo que no es insignificante a escala nacional. Sin embargo, es crucial poner estas cifras en perspectiva con el consumo total de energía del país y los impactos medioambientales asociados.

Con la aparición de nuevas tecnologías y los cambios en el estilo de vida, el consumo energético ha cambiado, por lo que los beneficios del cambio de hora serían mínimos.

Otros estudios han sugerido que los beneficios energéticos del cambio de hora son ahora mínimos en comparación con otras medidas de eficiencia energética que podrían aplicarse. Además, algunos expertos creen que los trastornos asociados al cambio de hora (por ejemplo, en términos de salud) podrían superar los beneficios energéticos conseguidos.

¿Qué impacto tiene esto en el sueño y la salud?

La regulación de nuestro reloj biológico está vinculada principalmente a la exposición a la luz natural. Cualquier diferencia horaria, aunque sea de una hora, puede repercutir en nuestros ritmos circadianos, los ciclos internos que regulan el sueño, la temperatura corporal y la secreción hormonal, entre otras cosas.

  • Sueño: durante las transiciones horarias, sobre todo en primavera, cuando perdemos una hora, muchas personas pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño y despertarse. Aunque puede parecerse a una forma leve de "jet-lag", esta alteración, aunque sea temporal, puede reducir la calidad y la cantidad del sueño, lo que provoca un aumento del cansancio y la irritabilidad.
cambio de hora
Cualquier cambio en el sueño, aunque sea de una hora, puede repercutir en nuestros ritmos circadianos, los ciclos internos que regulan el sueño, la temperatura corporal y la secreción de hormonas, entre otras cosas.
  • Salud mental: los estudios han demostrado que los cambios de hora también pueden repercutir en la salud mental. Algunos individuos pueden ser más sensibles a los cambios de luz, que pueden afectar a la secreción de melatonina y serotonina, hormonas asociadas al sueño y al estado de ánimo, respectivamente. Se ha observado un aumento temporal de los casos de depresión tras el cambio al horario de invierno.
  • Riesgo de accidentes: los días siguientes al cambio de hora se han asociado a menudo con un aumento de los accidentes de tráfico. La fatiga, la disminución del estado de alerta y los cambios en las condiciones de iluminación pueden ser factores desencadenantes.
  • Salud cardiaca: algunas investigaciones también han sugerido una relación entre el cambio de hora y un ligero aumento de los infartos de miocardio, sobre todo en los días posteriores al cambio al horario de verano. Esto podría deberse a una combinación de trastornos del sueño y estrés.

No obstante, hay que señalar que, aunque estos efectos existen, suelen ser temporales y pueden variar de un individuo a otro. Algunos pueden adaptarse rápida y fácilmente, mientras que otros pueden experimentar efectos más pronunciados.

El cambio del horario de invierno al de verano es una tradición en España desde hace casi cinco décadas. Aunque hoy en día el ahorro de energía es menos importante, el debate sigue abierto sobre la pertinencia de esta medida. Sea como fuere, es esencial comprender sus orígenes y su impacto para entenderla mejor y, quién sabe, contribuir a su desarrollo futuro.