Alerta alimentaria: el 12% de la población infantil ya es adicta a los productos ultraprocesados

El consumo de los productos ultraprocesados puede tener efectos negativos sobre la salud y está relacionado con un mayor riesgo de obesidad y sobrepeso. Te contamos cuáles son y qué mecanismos se activan en el cerebro.

Procurar una alimentación saludable en la infancia es clave para fomentar la salud presente y futura.

Una amenaza se cierra sobre la salud presente y futura de los menores. Bajo envoltorios llamativos, potentes experiencias sensoriales, fuertes campañas de publicidad o un precio asequible, los productos ultraprocesados esconden un peligro de mala nutrición y un verdadero riesgo de desarrollar obesidad y sobrepeso.

Los últimos en pulsar el botón de alarma han sido los investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), en Cataluña, que han publicado un estudio en la revista The British Medical Journal en el que aseguran que el 12% de la población infantil ya es dictada a los alimentos ultraprocesados.

Estos productos alimenticios han sido sometidos a una serie de procesos industriales en los que se incorporan ingredientes como grasas saturadas, azúcares, sal, colorantes, conservantes y otros aditivos. Estos alimentos suelen tener un contenido nutricional deficiente y, a menudo, son altos en calorías vacías, por lo que están estrechamente relacionados con esa pandemia mortal y silenciosa que es la obesidad.

Una fuente de calorías vacías

Las "calorías vacías" son aquellas que provienen de alimentos que aportan energía, pero que tienen un contenido nutricional limitado o nulo en términos de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales para el cuerpo.

En definitiva, son calorías que provienen de alimentos que ofrecen poco o ningún beneficio nutricional.

Ejemplos de alimentos con calorías vacías son las bebidas azucaradas, bollería industrial, snacks, fritos, comida rápida, alcohol y otros productos altos en azúcares, grasas saturadas y grasas trans, pero con poco valor nutricional.

Las grasas saturadas y las grasas trans que contienen los alimentos ultraprocesados pueden incrementar el colesterol en la sangre y obstruir las arterias.

El consumo excesivo de alimentos con calorías vacías puede contribuir al aumento de peso y deficiencias nutricionales, ya que estas no proporcionan los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para funcionar correctamente.

Estos son los riesgos para la salud

La ingesta elevada de productos ultraprocesados se ha asociado con varios riesgos para la salud. Algunos de ellos son los siguientes.

Bajo valor nutricional

A menudo, los alimentos ultraprocesados carecen de los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para funcionar correctamente, como vitaminas, minerales y fibra.

Alto en calorías y bajos en saciedad.

A pesar de su alto contenido calórico, estos alimentos pueden no ser tan saciantes como los alimentos frescos y menos procesados. Esto puede llevar a un aumento en la ingesta total de calorías y contribuir al problema de la obesidad.

Aumento del riesgo de enfermedades crónicas.

El consumo regular de alimentos ultraprocesados se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar patologías crónicas como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y enfermedades relacionadas con la obesidad.

Impacto negativo en la salud cardiovascular.

La presencia de grasas saturadas y grasas trans en muchos alimentos ultraprocesados puede contribuir al aumento de los niveles de colesterol y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Alimentos ultraprocesados
El exceso de consumo de alimentos ultraprocesados puede provocar diversas enfermedades y dolencias.

Problemas metabólicos

El consumo frecuente de azúcares añadidos y otros ingredientes artificiales puede tener efectos negativos en el metabolismo, contribuyendo al desarrollo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.

Adicción alimentaria

Ciertos ingredientes presentes en alimentos ultraprocesados, como azúcares y grasas, pueden tener un efecto adictivo, llevando a patrones de consumo poco saludables y dificultando la adopción de una dieta equilibrada.

¿Cómo se genera la adicción a los alimentos ultraprocesados?

Sí, lo hemos visto, existen evidencias científicas que sugieren una relación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la adicción alimentaria. Algunos ingredientes presentes en estos alimentos pueden generar efectos en el cerebro y en su sistema de recompensa, similares a los observados con sustancias adictivas como las drogas, el tabaco o el alcohol.

Estos son algunos puntos claves relacionados con la posible conexión entre alimentos ultraprocesados y adicción.

Azúcares añadidos

El azúcar, especialmente cuando se añade en exceso a los alimentos procesados, puede tener efectos en el cerebro, estimulando la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el sistema de recompensa. Este mecanismo podría contribuir a patrones de consumo compulsivo.

Grasas y sabores intensos

Las grasas y otros ingredientes intensificadores del sabor presentes en los alimentos ultraprocesados pueden crear una experiencia sensorial fuerte que estimula el deseo y el consumo repetido.

Diseño de productos

Los fabricantes de alimentos a menudo diseñan productos para ser altamente atractivos, palatables y satisfacer los gustos específicos del consumidor. Esto podría influir en patrones de consumo excesivo y, potencialmente, en comportamientos adictivos.

Respuestas cerebrales

Algunos estudios han utilizado la resonancia magnética funcional (fMRI) para examinar las respuestas cerebrales a alimentos ultraprocesados, y han encontrado similitudes en la activación cerebral asociada con el consumo de alimentos y la activación relacionada con el consumo de sustancias adictivas.

Impacto social y soluciones

Por tanto, debemos estar alerta ante la aparición de comportamientos adictivos relacionados con el consumo de este tipo de alimentos, especialmente en la población infantil, y recordar que para mantener una dieta saludable es recomendable priorizar en los frescos y menos procesados, como frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras.

El bajo precio de los productos ultraprocesados y el difícil (o caro) acceso a alimentos frescos y seguros en determinadas zonas, hace que los primeros sean la base alimentaria de las poblaciones más desfavorecidas. Valga un ejemplo: en España, la obesidad alcanza el 15,9% entre los y las escolares en familias con menos ingresos; mientras que en familias con ingresos altos es del 4,6%.

El nivel de estudios de los progenitores también influye en la prevalencia de obesidad infantil: es el doble en hogares con menor nivel educativo respecto a los de estudios superiores.

Por eso, los expertos proponen poner en marcha urgentes destinadas a abaratar el precio de los alimentos mínimamente procesados, así como aplicar tasas o limitar el marketing de los ultraprocesados.

Otra medida que podría resultar eficaz sería la aprobación de normas para etiquetar estos últimos como adictivos. Este dato lo justifica: excepto en el África subsahariana, las enfermedades vinculadas con la obesidad se encuentran entre las tres principales causas de muerte en todo el mundo.