Frío extremo y salud. Parte II

En esta seríe de artículos dedicados al frío y salud se presenta la segunda parte.

b) Congelación

Definición: es el daño a la piel y los tejidos internos causado por el frío extremo.

La congelación puede afectar cualquier parte del cuerpo, pero las manos, los pies, la nariz, las orejas y las mejillas son las más vulnerables. La recuperación puede ser completa si sólo la piel y los tejidos subyacentes han sufrido daño; no obstante, si los vasos sanguíneos han sido afectados, el daño puede ser permanente.

Los casos más graves pueden hacer necesaria la amputación.

Clasificación

Congelación superficial:

  • Grado I: es la congelación parcial de la piel, presentando eritema (enrojecimiento de la piel), edema e hiperemia, sin existir ampolla o necrosis. Ocasionalmente después de cinco a diez días hay descamación cutánea. Los síntomas más frecuentes son los "pinchazos" y ardor transitorios, aunque es posible el dolor pulsátil y agudo. La curación rápida en tres o cuatro días no deja secuelas.
  • Grado II superficial: es la congelación del espesor total de la piel, apareciendo eritema, edema importante, vesículas con líquido claro y ampollas que se descaman y forman una escara negruzca. Existe pérdida de sensibilidad y alteraciones vasomotoras. Pueden existir secuelas, aunque lo más frecuente es la curación en diez a quince días.

Congelaciones profundas:

  • Grado II profundo: estas congelaciones se caracterizan por afectar todo el espesor de la piel y del tejido subcutáneo.

Aparecen ampollas violáceas hemorrágicas con necrosis cutánea progresiva de coloración azul-grisácea. Como sintomatología destacable hay una ausencia de sensibilidad (el tejido afectado se siente "como corcho"). Más tarde, aparece dolor, lancinante o pulsátil, que puede ser agudísimo.

Se produce necrosis con curación al cabo de 21 días, pero las secuelas son frecuentes.

  • Grado III: es la congelación más grave, afectando la piel en todo su espesor, tejido subcutáneo, músculo, tendones y hueso. Existe poco edema al principio, de aspecto moteado o color rojo intenso o cianótico. Por último, sequedad, ennegrecimiento y momificación. La curación es muy larga y las secuelas inevitables.

Tratamiento

Primeros auxilios

  1. Proteger a la víctima del frío y trasladarla a un lugar cálido.
    Quitarle cualquier prenda ajustada y la ropa húmeda.
    Proteger de traumatismos la parte congelada ya que el trauma sobre el tejido congelado (incluso caminar sobre los pies congelados) aumenta el riesgo de graves lesiones al recalentar.
  2. Si se dispone de ayuda médica inmediata, es mejor envolver las áreas afectadas en compresas estériles (sin olvidar separar los dedos de las manos y de los pies afectados) y llevar a la víctima hasta un centro de atención de emergencia para que reciba cuidados especializados.
  3. Si no se dispone de ayuda médica inmediata, sumergir las áreas afectadas en agua tibia (NO CALIENTE) o poner paños húmedos sobre las áreas afectadas de orejas, nariz o mejillas durante 20 a 30 minutos. La temperatura recomendada para el agua es de 38-40 ºC. En caso necesario puede utilizarse el calor corporal para recalentar la parte afectada, por ejemplo el calor de la axila puede utilizarse para recalentar unos dedos congelados. Durante el calentamiento puede presentarse ardor, hinchazón y cambios de color. El calentamiento se completa cuando la piel está suave y retorna la sensibilidad.
  4. Mover las áreas descongeladas lo menos posible.
  5. La recongelación de las áreas descongeladas puede causar daños más severos que la lesión inicial. En caso de que no se pueda garantizar que no habrá recongelación, es aconsejable demorar el proceso de recalentamiento hasta que se logre el traslado a un lugar caliente y seguro.
  6. Dar bebidas calientes a la víctima para ayudarla a recuperar los líquidos perdidos así como alimentos ricos en hidratos de carbono.
  7. Evacuar cuanto antes a un centro médico para tratamiento definitivo y manejo de las complicaciones.

No debe hacerse nunca:

  • Descongelar un área si no puede mantenerse descongelada.
    La recongelación puede provocar daños aún mayores a los tejidos.
  • Realizar acciones que supongan dañar las zonas afectadas: friegas con nieve, masajes, o usar calor directo (calefacción, fogatas, secadores de pelo) directamente sobre el área congelada, ya que se pueden quemar los tejidos que ya estén dañados.
  • Reventar las ampollas de la piel congelada.
  • Fumar o beber bebidas alcohólicas durante la recuperación, ya que interfieren con la circulación sanguínea.

Indirectos

Al igual que el exceso de morbimortalidad durante los episodios de calor intenso en la época veraniega se debe sobre todo al agravamiento y descompensación de patologías crónicas en pacientes especialmente vulnerables, y sólo unos pocos casos son debidos a golpe de calor, cuando llegan los fríos extremos en la época invernal, tan sólo una muy pequeña parte del exceso de morbimortalidad que se produce se debe a cuadros de hipotermia y/o congelación. El frío pone en marcha una serie de cambios en el funcionamiento del cuerpo que suponen un mayor riesgo de padecer diversas patologías; además, modifica los hábitos sociales y al propiciar las aglomeraciones en sitios cerrados contribuye a la difusión de determinadas patologías infecciosas (neumonía, gripe, varicela) que son más frecuentes en la época invernal.

La sobremortalidad invernal (así como la sobremorbilidad, objetivada por el aumento del número de urgencias y de ingresos hospitalarios) es debida principalmente al aumento de la morbimortalidad cardio-cerebrovascular y respiratoria.

Mecanismos

Cardio-cerebrovascular

  • Vasoconstricción refleja de las coronarias por activación de los receptores del frío de las mucosas del tracto respiratorio.
  • Aumento de la viscosidad de la sangre por un aumento del número de plaquetas y de su agregabilidad y del fibrinógeno (también en las olas de calor).
  • Incremento de la presión arterial por la vasoconstricción.
  • Aumento del colesterol sanguíneo (también en las olas de calor).

Respiratoria

  • Un ambiente frío puede debilitar el sistema inmunológico (Shephard and Shek, 1998).
  • Aumento de la incidencia de patología infecciosa durante los meses fríos, fundamentalmente neumonía y gripe.
  • Respirar aire frío lleva a broncoconstricción que facilita la susceptibilidad a los agentes infecciosos.
  • Descompensación de los enfermos de EPOC, casi siempre mediada o facilitada por una infección bacteriana o vírica.

La mayor parte de la mortalidad asociada al frío se produce durante la semana siguiente al cambio de temperatura. El efecto es casi inmediato en el caso de la mortalidad cardiovascular aunque hay un posterior efecto retardado unos 10 días después; la mortalidad respiratoria se retrasa unos 9 días pero se prolonga durante más tiempo (hasta 1 mes después).

A diferencia de lo que ocurre en las olas de calor, el efecto de la temperatura es constante durante el período invernal, no se da un fenómeno de aclimatación al frío como ocurre en verano con las altas temperaturas.

Frío extremo y salud

Parte I https://www.tiempo.com/ram/146642/frio-extremo-y-salud-parte-i/

Parte III https://www.tiempo.com/ram/148042/frio-extremo-y-salud-parte-iii/

Parte IV https://www.tiempo.com/ram/148112/frio-extremo-y-salud-parte-iv/

Fuente: Variables meteorológicas y salud. Documentos de Sanidad Ambiental. Comunidad de Madrid, 2006

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Esta entrada se publicó en Reportajes en 20 Ene 2015 por Francisco Martín León