Un estudio examina una hipótesis científica sobre la tradición bíblica de la "estrella de Belén" al nacer Jesús

El nuevo estudio apuesta que la estrella de Belén, que guió a los Reyes Magos, podría haber sido un cometa, una propuesta que desafía explicaciones anteriores como conjunciones planetarias o supernovas y reformula un misterio histórico perdurable a través de una lente astronómica.

Un nuevo estudio examina una hipótesis científica sobre la tradición bíblica de la "estrella de Belén" al nacer Jesús y al guiar a los Reyes Magos.

La idea proviene de Mark Matney, un científico planetario de la NASA, quien revisó registros antiguos y simulaciones numéricas para explorar si un cometa observado por astrónomos chinos alrededor del 5 a.C. podría explicar el comportamiento peculiar atribuido a la Estrella en el Evangelio de Mateo.

La estrella que guió a los Reyes Magos Belén

En la narración del nacimiento, el objeto celeste supuestamente guió a los Magos y pareció “detenerse sobre” Belén, comportamientos que ningún objeto astronómico típico exhibe, ya que las estrellas, planetas y cometas generalmente salen por el este y se ponen por el oeste.

Los cálculos de Matney sugieren que, bajo una configuración orbital específica, un cometa que pasara extremadamente cerca de la Tierra —lo suficientemente cerca como para que el planeta se encontrara dentro de su extensa coma— podría haber mostrado un movimiento temporal relativo a la Tierra, similar al de un objeto geosíncrono, creando la impresión visual de flotar en el cielo diurno con un brillo tan intenso como el de la luna llena.

Esta órbita teórica colocaría al cometa a una distancia comparable a la de la Luna, y su aparente falta de movimiento durante varias horas podría alinearse con el detalle narrativo del comportamiento inusual de la Estrella.

El cometa observado por los astrónomos chinos el 5 a.C

El modelo de Matney se vincula con la observación histórica china de una brillante “estrella escoba” en el 5 a.C. Aunque los registros antiguos son insuficientes para reconstruir con precisión la órbita del cometa, las simulaciones muestran que algunas trayectorias posibles podrían haber acercado al cometa a la proximidad requerida para el efecto hipotetizado.

Si el cometa efectivamente alcanzó su punto de mayor aproximación en junio de ese año, habría sido visible durante el día, resolviendo una inconsistencia de larga data en las explicaciones tradicionales que asumen que los Magos iniciaron su viaje de noche a pesar de los peligros del viaje después del anochecer. Matney reconoce que el escenario depende de un conjunto altamente específico de condiciones —el momento preciso, el movimiento y la dirección del cometa en relación con la rotación de la Tierra—, pero enfatiza que sigue siendo una solución científicamente plausible, aunque rara.

La hipótesis también se involucra con el contexto cultural e histórico. Los observadores antiguos no distinguían entre diferentes tipos de objetos celestes en términos modernos; los términos griegos y chinos usados para estrellas y cometas a menudo se superponían, por lo que un cometa bien podría haber sido descrito como una estrella en textos antiguos.

Los cometas a veces se veían como presagios de cambios significativos, lo que podría haber moldeado cómo se registró e interpretó un evento así por parte de los contemporáneos. Matney señala que, aunque los registros chinos muestran la presencia del cometa y su posible impacto astrológico, faltan registros corroborativos de otras regiones, y no hay evidencia directa que vincule el cometa con el relato del nacimiento más allá de una alineación circunstancial.

No encontró firmas claras de polvo cometario de ese período en datos de núcleos de hielo, pero sugiere que una investigación geológica más detallada podría aún revelar evidencia de apoyo.

Matney apunta que, sin evidencia histórica o física adicional para fijar la órbita exacta del cometa o confirmar independientemente su paso cercano, la idea permanece como una de varias explicaciones competidoras para la Estrella de Belén.

Si nada más, la hipótesis demuestra que un evento astronómico natural podría, en principio, producir fenómenos que se asemejen a los descritos en el relato bíblico, abriendo espacio para una indagación interdisciplinaria adicional sobre uno de los fenómenos celestes más debatidos de la historia.

Fuente: Erika @ExploreCosmos_

Referencia

Mark Matney.The star that stopped: The Star of Bethlehem & the comet of 5 BCE. Journal of the British Astronomical Association, Volume 135, Issue 6, Pages 387–406 (2025); DOI: https://doi.org/10.64150/193njt

Esta entrada se publicó en Noticias en 19 Dic 2025 por Francisco Martín León

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