Contribución de D. Manuel Rico y Sinobas a la investigación meteorológica en España. Parte II

Manuel Rico dedicó gran parte de su actividad científica tanto a analizar los trabajos meteorológicos realizados por otros estudiosos de esta materia como a realizar los suyos propios. Así, entre sus publicaciones se encuentran diversas revisiones de los trabajos de precursores de la meteorología española durante el siglo XVIII

Contribución De D. Manuel Rico Y Sinobas A La Investigación Meteorológica En España. Parte Ii

Jorge Tamayo Carmona, meteorólogo
Palabras clave
: rayo, huracán, físico, sequía, lluvia, meteorología, historia.
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RAM. Por su extensión este interesantísimo trabajo ha sido dividido en diversas partes

La primera parte se puede ver en: https://www.tiempo.com/ram/26626/contribucion-de-d-manuel-rico-y-sinobas-a-la-investigacion-meteorologica-en-espana-parte-i/

2.- Estudios meteorológicos.

Manuel Rico dedicó gran parte de su actividad científica tanto a analizar los trabajos meteorológicos realizados por otros estudiosos de esta materia como a realizar los suyos propios. Así, entre sus publicaciones se encuentran diversas revisiones de los trabajos de precursores de la meteorología española durante el siglo XVIII como son los del Padre Acosta, el padre Benito Viñes, el académico Francisco Fernández Navarrete, Alejandro Malaspina o José Garriga.

También realizó numerosos viajes de carácter científico por varios países europeos, como Francia, Inglaterra, Bélgica, Italia y Portugal 58, donde pudo tratar con numerosos investigadores y visitar diversos observatorios, como por ejemplo Greenwich en 1848, bibliotecas, establecimientos científicos y fabricantes de instrumentos, aplicando posteriormente este conocimiento a las actividades que llevó a cabo en España.

Fueron numerosos y de gran nivel los científicos extranjeros que trató, estableciendo con muchos de ellos una correspondencia regular, en gran parte íntimamente relacionada con la meteorología. Dentro de esta, cabe destacar las mantenidas con Buys-Ballot, fundador y director del Instituto meteorológico de Holanda en 1854, creador de los mapas isobáricos y autor de la famosa ley de su nombre que relaciona los vientos con los gradientes de presión; con Alexander von Humboldt, uno de los más importantes naturalistas de la historia, que entre otros temas, estableció el uso de los mapas de isotermas y realizó uno de los primeros intentos de cooperación científica internacional mediante la formación de una red de estaciones meteorológicas; con Leverrier, director del observatorio de París entre 1854 y 1870, creador de la coordinación de la red de observatorios en Francia y considerado como uno de los padres de la meteorología moderna; con A. Quetelet, astrónomo y estadístico Belga, fundador del observatorio de Bruselas en 1833, que entre otros temas trató sobre las aplicaciones meteorológicas a la agricultura y estableció diversos métodos para comparar los datos entre sí; con el Padre A. Secchi, astrónomo italiano, inventor de diversos instrumentos meteorológicos, como el meteorógrafo; con Lamont, director del observatorio de Munich, que realizó importantes trabajos sobre el magnetismo terrestre, con H.W. Dove, director del Instituto Meteorológico prusiano hasta 1879 y que, entre otros temas, evaluó las observaciones meteorológicas llevadas a cabo en La Laguna entre 1811 y 1818 y fue el autor de una de las primeras teorías científicas acerca del desarrollo de las tempestades, o con el teniente Maury, de EE.UU., hidrógrafo y oficial naval, destacado oceanógrafo y profesor de meteorología, quien realizó importantes trabajos sobre los vientos y su distribución en los distintos mares, creando el primer atlas climatológico de los océanos, y que impulsó la celebración del primer congreso meteorológico mundial, en 1853, así como la propuesta de que se realizasen observaciones meteorológicas a bordo de los buques, de forma uniforme para poder ser comparables entre sí.

En su labor de recopilación de los avances de la meteorología, siempre tuvo muy presente los estudios y desarrollos que esta ciencia iba adquiriendo en otros países. Así, Rico comentó como comenzaron a establecerse diversas sociedades meteorológicas, como la inglesa, cuyos miembros han arreglado admirablemente, y con un sistema uniforme, las series de observaciones meteorológicas verificadas en todo el país, o la norteamericana, al comentar:

en el Norte-América se han agregado los esfuerzos de la Sociedad meteorológica Anglo-americana, de lo cual ha dado origen en el Nuevo Mundo a una grande sociedad científica que proporciona aparatos comprados y las instrucciones necesarias a las numerosas estaciones meteorológicas de aquella nación 59.

De las actividades llevadas a cabo en Europa para el desarrollo de la meteorología, Rico tomó ideas para trasladarlas a España, a la hora de poder organizar y sistematizar las observaciones meteorológicas nacionales, como responsable del Observatorio de Madrid, ya que era consciente de las limitaciones existentes en España, como se refleja cuando escribió: 

en vista de los recursos con que cuenta hoy la meteorología española, por algún tiempo sus trabajos no podrán equipararse con los análogos en los demás países. 60

Por ello, presentó las ideas de Humboldt, sobre la necesidad de tener de modo permanente un número fijo de estaciones bien escogidas por su latitud y altura y las diferentes respuestas a las mismas, como fueron la creación del instituto meteorológico holandés, bajo la dirección desde 1855 de Buys-Ballot, y el establecimiento de la red de observatorios franceses, que pasaron a formar parte integrante del observatorio de París 61.

También hizo hincapié sobre las dudas que se presentaron a lo largo de la historia y en diversas naciones sobre la utilidad de las observaciones meteorológicas62, comentando:

aquellas oposiciones se desvanecerían, convirtiéndose en apasionados y favorables votos de sus mismos autores, si la meteorología que se principió a cultivar hace siglo y medio, en vez de ser lo que era, fuese lo que debería ser 63.

2.1.- Clasificación climática de España.

El estudio del clima español fue uno de los temas a los que Rico dedicó gran parte de su actividad científica, especialmente durante sus primeros años como investigador. En varios de sus trabajos señaló la importancia del clima sobre diversos aspectos de las actividades socioeconómicas, como la agricultura o la sanidad, por lo que se planteó la necesidad de caracterizar de forma adecuada el clima de nuestro país.

El primer problema que tuvo que resolver fue la falta de series meteorológicas lo suficientemente largas y fiables, la existencia de pocos observatorios y la inexistencia de un intercambio sistemático de datos entre los mismos, motivo por el cual realizó una intensa tarea de recopilación de información climatológica, que por si misma constituye un trabajo muy importante.

Para establecer las diferentes zonas climáticas analizó los datos termométricos, tales como las temperaturas medias anuales y estacionales, sus oscilaciones anuales, la precipitación total registrada, los días de lluvia y los vientos dominantes. Aunque las series utilizadas fueron muy heterogéneas en cuanto a su longitud, llegando en ocasiones a utilizar datos de un solo año, la metodología de trabajo fue bastante aceptable, de forma que resultó notable la clasificación que realizada, no muy alejada de las que hoy en día predominan 64.

Como consecuencia de su análisis del clima peninsular, Rico manifestó su desacuerdo sobre la clasificación hasta entonces predominante, según la cual España se podía dividir climáticamente en tres zonas, norte, centro y sur, en función únicamente de la orografía e hidrografía, escribiendo:

esta división no solo es teórica, sino que adoptada por nuestro Gobierno, ha llegado el caso de acomodarla en alguno de sus proyectos y mejoras agrícolas, si bien es cabalmente poco cómoda y desventajosa para el presente de observaciones meteorológicas o cualquiera otro que en el futuro se pudiera establecer en agricultura 65.

Por ello, modificó esta subdivisión de forma sustancial, utilizando, además de los factores geográficos, también los meteorológicos, siguiendo los estudios que se llevaban a cabo en Europa, indicando sobre este tema:

la ciencia divide sus estudios en dos grandes secciones: primera, del Oeste, países marítimos u oceánicos; segundo, países interiores o continentales; subdividiéndose la última en Alpinos y Mediterránicos66.

 Las regiones climatológicas que estableció, junto con el nombre que les asignó, fueron las siguientes:

  1. Del N y NO, clima cantábrico. Se extiende a lo largo de las costas del Cantábrico, incluyendo también a Galicia.
  2. Del S, clima bético. Comprendido entre el Atlántico, sistema bético y vertiente norte de la Penibética. Incluye el valle del Guadalquivir y parte del Guadiana.
  3. Del SE, clima Puni-ibérico. Limitado por el Mediterráneo, vertiente sur de la Penibética y sistema Ibérico.
  4. Del E, clima tarraconense. Comprendido entre el Ebro, ramificaciones sur de los Pirineos, confundiéndose al Oeste con la 1ª y 5ª zonas.
  5. Centro, clima continental del centro, comprendiendo fundamentalmente las dos mesetas. 67

Esta clasificación no es muy diferente de las que se hicieron posteriormente, como por ejemplo la clásica división en zona verde, o zona de clima europeo occidental, que correspondería en gran medida a la zona 1 de las anteriores, y zona parda, o zona de clima mediterráneo, que a su vez se subdivide en atlántica, coincidente en gran medida con la zona 2, mediterránea, que incluye las zonas 3 y 4 y continental, muy similar a la zona 5 del trabajo mencionado68.

Las series de datos utilizadas, y la longitud de las mismas, fueron las correspondientes a los siguientes lugares:

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Del análisis de los datos de las estaciones obtuvo diversas conclusiones sobre las diferencias entre las zonas climáticas, pero tuvo también en cuenta el hecho de lo irregular de las series, señalando:

es preciso tener en cuenta que la comparación no sería exacta, juzgando del clima puni-ibérico por algunos años, y del bético por 40 o 50, lo cual influye notablemente cuando se desea apreciar las cantidades de lluvia en todo el conjunto de un país cualquiera69.

Aunque en la clasificación efectuada utilizó algunos valores estadísticos de las series, aquella todavía era en gran medida empírica, fundamentalmente debido al hecho ya comentado de no disponer de series homogéneas que permitieran una comparación entre sus datos para periodos suficientemente largos70.

Al no disponer de mapas meteorológicos cuando desarrolló su estudio, presentó en ocasiones explicaciones erróneas sobre el origen de determinados fenómenos. Así, supuso que las precipitaciones en la Península son únicamente de origen Atlántico y no considera la gran influencia que tiene el Mediterráneo en toda su zona litoral. Igualmente, no trató bien el origen de las masas de aire que afectan a la Península, tema que es estudiado por la climatología dinámica71. De este modo, afirmó:

tendremos en la Península Española dos estaciones de hidrometeoros generales, cuya agua se levanta en el Atlántico; una, cuando en el otoño y cerca del invierno llegan los SO extendiéndose hasta más abajo de las Canarias; y otras, cuando a su vuelta, en la primavera, los NE chocan en nuestras provincias con los anteriores, avanzando hacia los paralelos altos del hemisferio boreal72.

En todas estas conclusiones se puede apreciar la falta del conocimiento sinóptico de la atmósfera, que únicamente se obtuvo al poder elaborar los mapas del tiempo a partir de la recopilación de las observaciones de numerosas estaciones meteorológicas repartidas a lo largo del Globo.

También estudió la distribución de diversos meteoros. Así, analizó la distribución de las nevadas, señalando:

las primeras nieves que caen en las cordilleras y serranías de España se observa que corresponden frecuentemente a los últimos días de verano y primeros de otoño. En las llanuras del centro de la Península se retrasa la caída de la nieve, pero no tanto que deje de principiar en octubre. En noviembre suelen las nieves hacerse generales en nuestras serranías y en las llanuras que se extienden a su falda, llegando hasta las costas cantábricas 73

Igualmente, presentó diversos datos sobre la distribución de las tormentas, como cuando concluyó:

las nubes con fuerte tensión eléctrica no se puede decir que en la Península sean exclusivas de una estación determinada del año, pues se observan durante todos los meses del periodo anual, si bien su número aumenta en el centro de España durante los últimos y primeros meses de primavera y otoño, mientras que en la costa no es extraño oír el ruido del trueno en invierno 74

2.2.- Observaciones atmosféricas

Rico no fue únicamente un estudioso teórico de la meteorología, sino que tenía también una gran competencia práctica, que manifestó tanto en la observación meteorológica como en el manejo, instalación y mantenimiento de los propios aparatos. Igualmente es destacable su actividad de conservación, transcripción y tratamiento de los registros instrumentales de diversos observatorios cuando aún no se habían iniciado las observaciones sistemáticas coordinadas por un organismo estatal específico. Estas actividades son coherentes con su idea de la necesidad previa de observar los elementos meteorológicos al indicar que

en la meteorología no se pueden deducir consecuencias sin que las observaciones queden comprobadas por la atención asidua y los trabajos más penosos75.

Las observaciones que realizó a lo largo de su vida no se redujeron a las más usuales en meteorología, sino que también observó diferentes fenómenos naturales, tanto en sus lugares de residencia, fundamentalmente Valladolid y Madrid, como en sus viajes por España y Europa. Así, en sus cuadernos de observación76 se encuentran, además de los datos sobre temperatura, presión, viento y precipitación en diversos lugares, otro tipo de observaciones, como son el número de días de niebla, el tipo de nubosidad y descripciones de tormentas.

Igualmente, dispone de observaciones sobre otro tipo de fenómenos atmosféricos, como son el halo de la Luna, descripciones de los rayos post-crepusculares observados entre 20 y 30 minutos después de la puesta del sol en días despejados así como de los ante-crepusculares, observaciones y dibujos del arco iris visto en la isla de White (el 28-8-1848) o en Francia (el 14-6-48), descripciones sobre los efectos de los rayos, como el caído sobre el barrio de Santa Clara en Valladolid el 10 de septiembre de 1846 y que afectó a un documento antiguo, fundiendo el pan de oro y del que analizó al microscopio sus efectos, observaciones de espejismos y de auroras boreales así como de electricidad atmosférica.

Todas estas observaciones las hizo a lo largo de la mayor parte de su vida científica, ya que las primeras que tiene registradas son de alrededor de 1848, en Valladolid, continuando anotando datos en fecha tan tardía como 1874, cuando ya hacía años que se encontraba desvinculado del observatorio meteorológico de Madrid.

2.3.- Estudios sobre electricidad atmosférica.

Dentro del interés mostrado por Rico en los diversos temas de la física de la atmósfera, los concernientes a la electricidad atmosférica fueron de los que mayor atractivo tuvieron para él, hasta el punto que fue el tema elegido para su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias77.

Este aspecto de la electricidad atmosférica, manifestado en fenómenos tan espectaculares como los rayos, auroras polares y fuegos de San Telmo, realmente se ha identificado como fenómenos eléctricos hace relativamente poco tiempo, hasta el punto que Rico inicia su Discurso afirmando que

el fluido eléctrico que existe en la atmósfera tempestuosa no es distinto del que en manos de Wall hizo estallar las primeras chispas78.

Los experimentos sobre las medidas de la diferencia de potencial eléctrico entre la tierra y la atmósfera, iniciados con Franklin, todavía siguen realizándose en la actualidad, y sobre ellos trabajó Rico, presentando resultados empíricos sobre el tema, como al observar que el potencial eléctrico natural en la atmósfera no parece presentar obvias alteraciones para la salud, indicando varias situaciones en las que diversas personas se han visto en medio de tempestades con gran aparato eléctrico sin graves incomodidades, por lo que concluyó:

cualesquiera que sean la tensión y la cantidad del fluido eléctrico acumulado en las nubes, mientras no cambie su estado estático por el de electricidad dinámica o en movimiento, los seres animados perciben algunas sensaciones oscuras, difíciles de definir79.

Centro buena parte de sus trabajos sobre la electricidad de la atmósfera en determinar las características de las tormentas en España. En el mencionado discurso de ingreso en la academia de ciencias señalaba:

los datos que la meteorología conserva han demostrado que las tempestades en diferentes puntos de la tierra presentan diferencias e irregularidades; pero en nuestro país apenas se hallan noticias sobre esta cuestión que promete ser de grande interés para el porvenir.

Para iniciar este tipo de trabajos, Rico presentó los datos recopilados por él sobre 461 tempestades en la península entre 1737 y 1787, analizando su distribución mensual. Aunque es un número muy pequeño respecto a la totalidad de eventos que se debieron producir en esos 100 años, es destacable el intento en realizar una primera climatología sobre este fenómeno atmosférico, que ha sido bastante difícil de realizar hasta que se ha dispuesto de sistemas de teledetección que han permitido estimar cuando ha habido rayos en una determinada zona80.

Analizó de forma más detallada las tormentas ocurridas en Madrid durante un periodo de diez años, entre 1838 y 1847. Aunque es una estadística pequeña en cuanto al intervalo temporal tratado, los resultados que presentó no estuvieron muy alejados de los que se tienen actualmente. Por ejemplo, la distribución estacional que obtuvo indicaba que en verano es cuando hay más días con tormentas, con una media de 5,5 días al año, tanto el otoño como la primavera prácticamente tienen el mismo número medio de días, 2,1 y 2,2 respectivamente, mientras que en invierno no tiene registrado ninguno. Estos mismos datos, obtenidos para el periodo de referencia 1961-1990 81, dan como resultados medios 7,8 días en verano, 3,0 en otoño, 3,4 en primavera y 0,2 en invierno, es decir, una distribución prácticamente igual a la obtenida por Rico, aunque con valores medios más altos, achacables sobre todo al mayor cuidado en la observación de la atmósfera que se tiene hoy en día en los observatorios dependientes del Instituto Nacional de Meteorología.

Notas de la Parte II

58 Estos viajes están descritos en diversos escritos, como por ejemplo en los ya citados “Viaje científico a Francia e Italia” o “Estudios meteorológicos y topográfico médicos en España, en el siglo XVIII”.

59 Rico Sinobas, M: Estudios meteorológicos y...op. cit.; p.73.

60 IBID.; p.74

61 Según informe de Leverrier, famoso astrónomo francés, director del observatorio de París entre 1854 y 1870 y amigo personal de Rico, dirigido a la Academia de Francia el 19 de marzo de 1855, en el que presentaba las medidas necesarias para establecer las observaciones meteorológicas en la metrópoli y colonias.

62 Presentó la discusión entre Holman, de la sociedad de Gottinga, que opinaba debería abandonarse el estudio de las observaciones meteorológicas, como inútil de una manera absoluta, con otra serie de científicos de opinión contraria, como Toaldo o Lambert, que decía “Los reyes y los príncipes han gastado sumas enormes por la astronomía, tal vez porque les habrá sido de grande utilidad; pero la ciencia meteorológica, más que a los reyes y a los príncipes interesa al género humano ¿por qué razón no se ha de hacer algo por ella?”.

63 Rico Sinobas: Estudios meteorológicos y op. cit.; p.74

64 La primera clasificación climática como tal, usando series climatológicas suficientemente largas, se considera que fue la de J. Hann, quien en 1883 la publicó en su manual de climatología (Handbuch der Klimatologie).

65 Rico Sinobas y Chavarri: Memoria sobre el...op.cit.; p.317.

66 IBID.; p.318.

67 Rico Sinobas: Memoria sobre las...op.cit.; pp.13-14.

68 Esta división puede encontrarse, por ejemplo, en el trabajo de Font Climatología de España y Portugal. p.88.

69 Rico Sinobas: Memoria sobre las...op.cit.; p.23.

70 Actualmente, se considera que, dependiendo también de la orografía, para obtener valores climatológicos significativos, las series deben de ser de al menos 30 años.

71 Los primeros antecedentes de esta climatología datan de finales del siglo XIX, siendo uno de los primeros trabajos el realizado por W.J. Von Bebber en 1891, Die Zugstrassen der barometrische minimas nabh den Bahnkartes der Deutsche Sewarte für den Zeitratum, en el que determinó las grandes vías de entradas de las masas de aire en Europa.

72 Rico Sinobas: Memoria sobre las...op.cit.; p.69.

73 Rico Sinobas: Instrucciones para la...op.cit.;pp.39-40

74 IBID.: p.38.

75 Rico Sinobas, M. Estudio del huracán...op.cit.; p.46.

76 Estos cuadernos manuscritos, con el título Registro metereológico (sic.). Observaciones varias, están depositados en el Archivo de la Real Academia Nacional de Medicina de Madrid (ARANMM)

77 Dicho discurso fue leído en el acto de recepción como académico numerario de la Real Academia de Ciencias, y fue contestado por su presidente, D. Antonio Remón Zarco del Valle y Huet.

78 Wall publicó sus trabajos sobre electricidad en 1708, y fueron confirmados por Franklin en 1749 y Dalibard en 1752.

79 Rico Sinobas, M. Fenómenos de la ...op.cit.; p.10.

80 El Instituto Nacional de Meteorología dispone, desde 1992, de una red de detección de rayos que cubre a la Península y Baleares. Hasta entonces, la única forma de disponer de datos sobre tormentas era mediante el registro de los “días de tormenta” que son aquellos en que el trueno se percibe claramente, datos que no siempre son fiables dada la serie de factores objetivos y subjetivos que influyen en la apreciación de este fenómeno.

81 Instituto Nacional de Meteorología. Guía resumida del clima en España, 2001, p.241.

Continuará

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Esta entrada se publicó en Reportajes en 17 Oct 2012 por Francisco Martín León