Los torreones cumulogénitus (overshooting tops)
Las nubes tormentosas o convectivas bien desarrolladas se caracterizan por poseer en su seno fuertes, intensas y persistentes corrientes ascendentes y descendentes. Las primeras suelen dejar una señal muy característica cuando una nube de gran desarrollo vertical se observa desde lejos.
Cuando las corrientes ascendentes llegan a una inversión o tapadera, entonces la nubosidad se expande en ese nivel ya que la propia tapadera le impide seguir ascendiendo en la vertical. Normalmente tal nivel se sitúa en la tropopausa aunque en determinadas ocasiones pueden existir inversiones tapadera a alturas inferiores, como en niveles medios.
Al nivel de la tropopausa, o al asociado a la tapadera aparecen, los cirros cumulogénitus que ocupan grades porciones en la parte alta de la nube, extendiéndose según el flujo rector existente en dichos niveles. La tropopausa (o el nivel de equilibrio de la nube) constituye una membrana casi imposible de penetrar. Sólo en la parte donde se sitúan las corrientes más intensas se puede dar el caso de que exista una inyección temporal de humedad y nubosidad más allá del nivel de equilibrio: las corrientes ascendentes perforan y ondulan la membrana o tapadera, dando lugar a protuberancias muy características llamadas torreones o chimeneas convectivas de origen cumulogénitus.
Estas protuberancias son las más altas de estas nubes, tiene forma de pequeñas coliflores y justamente debajo de ellas se encuentran las corrientes más intensas. Cuando estas cesan o desaparecen los torreones también lo hacen. Este hecho no significa que las corrientes ascendentes hayan desaparecido en el interior de la nube, lo que realmente significa es que han desaparecido a nivel de la tropopausa o nivel de equilibrio.
Estas estructuras son muy llamativas en las imágenes de satélite del canal VIS cuando el sol está relativamente bajo, ya que se pueden observar como de un color blanco al ser iluminadas todavía por el astro rey, mientras que el resto de las nubes queda peor iluminada y dando tonalidades menos brillantes. Aún más, es posible ver las sombras oscuras de dichos torreones descansando sobre el manto inferior de nubes más bajas que éste.
Sus dimensiones horizontales son del orden de km. En las imágenes de satélites visibles, VIS, se pueden observar cuando la resolución del satélite es muy buena, o sea, tiene capacidad de distinguirlos. Por ejemplo, los satélites GOES y NOAA americanos, cuando trabajan a 1 km de resolución, son ideales para ver estas estructuras. El Meteosat actual tiene más dificultad para discernirlos, por su peor resolución actual.
Los canales IR de los anteriores satélites no discriminan bien a estos elementos de la convección. Al ser los topes convectivos muy altos y muy fríos aparecerán muy blancos, o coloreados según el realce utilizado.
Cualquier otro satélite de orbita baja (300-900 km de altura) y con sensores de alta resolución puede detectar estas singularidades tormentosas. Os ofrecemos un ejemplo de dichos torreones, visto en la vertical.
Cuando tengáis tormentas cerca en vuestra zona, tratar de identificar estos torreones tan llamativos. Y especialmente al atardecer o amanecer, cuando el sol los ilumina, realzándolos respecto al resto de la nube convectiva de más abajo.
Que los disfrutéis.
Francisco Martín León, meteorólogo