Signos que avisan del inminente cambio del tiempo

El rocío y la escarcha en las últimas horas han dado paso a las estelas de condensación de los aviones y aparición de halos. Son claros signos del cambio de tiempo, ¿los has visto?

Rocío
Imagen en la que podemos apreciar rocío, rocío blanco y escarcha. Autor: Fernando Llorente Martínez.

Las altas presiones han dominado el panorama meteorológico en la mayoría de las regiones durante todo lo que llevamos de mes, con cielo más o menos despejado, temperaturas más altas de lo que correspondería para la fecha en la que nos encontramos, alcanzándose casi los 30 ºC en la isla de Tenerife y los 26.7 ºC en la localidad alicantina de Elche, y potentes inversiones térmicas que han favorecido la formación de nieblas a primeras horas y la alta contaminación en las grandes ciudades.

Rocío y escarcha

Una situación de estabilidad tan marcada en esta época del año, en que las horas nocturnas están alcanzando su punto máximo, hace que en la madrugada se formen importantes rocíos o incluso, si la temperatura desciende algo más, la escarcha. Recordamos que ambos hidrometeoros se producen por depósito sobre objetos en la superficie terrestre.

La situación anticiclónica potencia las tres condiciones necesarias para su formación, una tempe­ratura cercana o inferior a los 0 ºC; humedad relativa superior al 70% para que haya suficiente vapor de agua en la atmósfera y poco viento. A las que añadiría poca nubosidad o si la hubiere que no fuesen nubes bajas. Este refrán nos lo resume a la perfección: “noche clara y sosegada, habrá escarcha o rociada”, pero a su vez, el saber popular nos advierte, “blanco hielo, es de la lluvia mensajero”.

Entrada de humedad en altura

Las altas presiones ahora se están moviendo y, en este pulso atmosférico, un nuevo signo de cambio ha entrado en escena: el aumento de vapor de agua en capas altas y medias atmosféricas, visible porque las estelas de los aviones se ven mucho más y son mucho más persistentes. El vapor de agua, a muy bajas temperaturas, puede formar gotitas de agua subfundida o cristalitos de hielo. Cuando respiramos en días muy fríos del invierno podemos ver el vapor de nuestra respiración. Algo así ocurre cuando los aviones generan los gases de la combustión y se mezclan con el aire ambiental. En determinadas condiciones, esta mezcla puede generar la saturación y la formación de nubes o estelas formadas por cristalitos de hielo.

Por tanto si aportamos más vapor de agua en capas medias y altas, donde vuelan los aviones a reacción, será más factible la producción de estas nubes. Aproximadamente esta circunstancia nos indica que, tras 24 o 36 horas, podríamos tener un cambio significativo en el tiempo atmosférico.

Cirroestratos formando un halo. Autor: Fernando Llorente Martínez.

Aparición de fotometeoros

Si a todos estos indicadores le añadimos que observamos en el cielo la aparición de “meteoros ligados a los efectos producidos por la luz”, los fotometeoros, podemos casi asegurar que el cambio está servido.

Los cirros, bien formados por las estelas o los precursores del frente que se acerca, se van espesando y dan paso a los cirroestratos, que producirán el halo solar o lunar: meteoro formado por anillos, arcos, columnas o focos luminosos producido por la refracción y la reflexión de la luz solar o lunar a través de cristales de hielo en suspensión en la atmósfera. Su aparición suele avisarnos de la llegada del frente también entre 24 y 36 horas más tarde. El refranero hace mención a este cambio, “cerco de Sol, moja al pastor”.

Finalmente, cuando las nubes altas dan paso a las medias podemos observar la corona solar o lunar: meteoro formado por una o varias series de anillos coloreados y de radio relativamente pequeño. Muy importante recalcar que para su formación el velo nuboso debe estar formado por gotitas de agua y nunca por cristales de hielo.

Si la corona es de gran tamaño, menor es el número de gotas en la nube. Por tanto, si observamos un disminución del radio del meteoro tendremos una indicación del aumento de las gotitas en la nube y en consecuencia de la aproximación de la masa principal del frente.