Los secretos de las nubes altas

Con su base por encima de los 6.000 metros de altura y sin producir precipitaciones, ¿qué nos pueden adelantar del tiempo estas nubes? Te lo contamos, no pierdas detalle.

Nube alta del género cirro, especie fibratus -filamentos sensiblemente rectilíneos o curvados más o menos irregularmente, sin que terminen ni en ganchos ni en copos- y variedad intortus -filamentos están curvados muy irregularmente y aparecen a menudo enmarañados en forma caprichosa. Autor: Fernando Llorente Martínez.

En el artículo de la clasificación de las nubes vimos que la clasificación más usada en Meteorología es la que tiene en cuenta la altura de la base de la nubes respecto al suelo.

Las que se encuentran a mayor altitud son las nubes altas, de los géneros ci­rros, cirrocúmu­los y cirroestratos. El prefijo que nos ayuda a recordarlas es cirro. Analicemos cada una de ellas y veamos en que nos pueden ayudar para saber la evolución del tiempo atmosférico.

Los cirros

Su abreviatura meteorológica es CI. Son las nubes más altas de las que se forman en la troposfera, se encuentran generalmente entre los 6 y 8 kilómetros de altitud. De gran extensión horizontal, pero que no suelen cubrir en su totalidad el cielo.

Tienen aspecto fibroso o de filamentos, como una cabellera al viento; están constituidos por pequeños cristales de hielo, que les dan un color blanquecino, sin sombras; aunque al atardecer presentan un color amarillento o rojizo, al incidir sobre ellos la luz crepuscular; igual sucede poco antes de la salida del Sol.

No dan precipitaciones pero nos indican, la mayoría de las veces, la llegada de nubes más compactas que sí pueden darlas. Por ejemplo, pueden ser la antesala de un frente, ya que este tipo de nubes son las primeras que se ven a su llegada: “Al amanecer arreboles, al anochecer goterones”.

Cirrocúmulos

Su abreviatura meteorológica es CC. Situadas a unos 7 kilómetros de altitud, tienen la apariencia de un banco o capa de gran extensión horizontal, con nubes de color blanco, sin sombras propias, con elementos muy pequeños en forma de glóbulos, de ondas, etc., dispuestos más o menos regularmente, no estando la mayoría de las veces soldados entre sí, lo que permite ver huecos de cielo entre ellos. Compuestos, casi en su totalidad, por cristales de hielo.

Nube alta del género cirrocúmulo, especie stratiformis -nubes extendidas en capa o en manto horizontal de gran extensión- y variedad lacunosus -capa delgada, caracterizada por la presencia de huecos limpios y redondeados,¬ repartidos más o menos regularmente y de los que muchos tienen bordes deshilachados. Los elementos nubosos y los huecos limpios están frecuentemente dispuestos de tal manera que su aspecto recuerda el de una malla o el de un panal de miel-. Apreciar abajo a la izquierda de la foto el mástil de una veleta. Autor: Fernando Llorente Martínez.

No dan precipitaciones y habitualmente se les llama "borreguitos". Igual que en el caso de los cirros, son nubes que nos indican la posible llegada de un frente cálido, como nos dice el siguiente refrán: “Cielo aborregado, tiempo mudado”.

Cirroestratos

Su abreviatura meteorológica es CS. Suelen aparecer a unos 7 u 8 kilómetros de altitud. Son nubes que forman un velo transparente y blanquecino, de aspecto fibroso, que cubre total o parcialmente el cielo y que dejan observar el Sol, pero de manera muy velada.

cirroestrato
Nube alta del género cirroestrato y especie nebulosus -capa o velo nebuloso que no presenta detalles aparentes-, formando un débil halo solar.

Debido a los cristales de hielo que las forman, producen un fenómeno óptico, denominado halo, que es un anillo luminoso con centro en el Sol o la Luna y con color rojo en su interior y violeta en el exterior; este meteoro lo describiré con mucho más detalle cuando hable de los fotometeoros.

No producen precipitaciones, más la aparición de esta nubosidad junto con la formación de un halo, suele ser un claro indicador de más humedad y de más frío en las capas altas atmosféricas, con la llegada de masas nubosas mucho más compactas y la aparición de la precipitación: “Cerco de Sol, moja al pastor”.