Clasificación de las nubes

Cuando vemos una nube debemos saber identificarla para conocer cuáles serán sus intenciones, si sólo será un adorno en los cielos o por el contrario acabará con un chaparrón.

Altocúmulos
Nube media del género altocúmulo. Autor: Fernando Llorente Martínez.

Una vez formada la nube debemos saber si nos puede traer algo de precipitación o no. Por eso existen las clasificaciones y los tipos de nubes -aunque todas nacen igual, no todas se desarro­llan y tienen las mismas intenciones-.

Clasificación de las nubes por su desarrollo vertical

Una primera ordenación es por su desarrollo vertical o, si lo quere­mos llamar de otra manera, por la altura que alcanza la nube desde su base. Si tienen poco desarrollo verti­cal, su tamaño horizontal es mayor que el vertical, se llaman estratiformes, que forman capas nubosas de cientos de kilómetros de ancho por sólo 2 o 3 de alto; pero si son "altas y esbeltas", de gran desarrollo vertical, se las denomina cumuliformes, con "sólo" unas decenas de kilómetros de ancho, pero alturas que pueden alcanzar los 10 kilómetros de alto y a veces incluso más.

Clasificación de las nubes por la altura de su base

De todas maneras esa división es demasiado genérica, por lo que en Meteorología se usa otra que tiene en cuenta la altura de la base de la nube respecto al suelo, pero no su desarrollo vertical; así obtene­mos tres tipos y diez géneros de nubes, que son los interna­cio­nalmente reconocidos.

El sistema internacional actual de clasificación se remonta a 1802, cuando el meteorólogo aficionado Luke Howard presentó la nomenclatura de las nubes en latín y en 1803 publicó el libro “The Modifications of Clouds”. Sus denominaciones se obtienen de combinar cuatro nombres fundamentales tomados del latín y que son:

  • Nimbus o nimbo, que significa “nube o portador de lluvia” y que designa a los dos géneros que producen las mayores precipitaciones cumulonimbos y nimboestratos.
  • Stratus o estrato, con muchos significados, pero que podemos traducir por “cubierto o alargado”.
  • Cumulus o cúmulo, que hace referencia a “montón”.
  • Cirrus o cirro, traducido por “rizo o fleco”.
Nube baja del género cúmulo, de moderado espesor, bajo nubes altas del género cirros. Apreciar abajo a la izquierda de la foto un importante aguacero y en primer plano un heliógrado. Autor: Fernando Llorente Martínez.

Esta clasificación, en orden creciente en altura, es la siguiente:

  • Nubes bajas: su base no supera los 2.000 metros de altu­ra. Son los estratos, estra­tocúmulos, cúmulos y cumulo­nimbos.
  • Nubes medias: la base se encuentra entre los 2.000 y 6.000 metros de altu­ra. Pertenecen a este tipo los nim­boestratos, al­toestratos y altocúmu­los. Con excepción del primero, los otros dos géneros se forman agregando el prefijo alto a su nombre básico.
  • Nubes altas: con su base a más de 6.000 metros de altura. Son los ci­rros, cirroestratos y ci­rrocúmu­los. El prefijo que nos ayuda a recordarlos es cirro.

Entre estos "pisos" nubosos no hay una división exacta, ya que hay algunos géneros de nubes que aún naciendo en el más bajo, pueden atravesar el inmediatamente superior, como es el caso de los grandes cúmulos o incluso llegar al más alto, como sucede con las nubes de gran desarrollo vertical, los cumulonimbus.

Los diez géneros nubosos se subdividen en especies, que describen la forma y la estructura interna de la nube, en variedades, que indican una característica especial de la nube, describiendo o bien su transparencia o bien la distribución de sus elementos. Y, por último, están los rasgos suplementarios y las nubes accesorias, por lo que las combinaciones para dar el “nombre completo” de una nube puede llegar a ser sumamente complicado.