La plaga silenciosa que está matando palmeras en España: así actúa el temido picudo rojo y cómo detectarlo a tiempo

El picudo rojo avanza sin freno en España, causando la muerte silenciosa de miles de palmeras. Conocer sus síntomas y actuar rápido es clave para frenar esta devastadora plaga.

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Base de las hojas de palmera atacadas por el temido picudo. Fuente: Wikimedia, Küchenkraut

En muchos rincones de España, y muy especialmente en la costa mediterránea y el sur peninsular, el paisaje no se entiende sin la presencia de palmeras. Estas especies, algunas autóctonas y otras introducidas desde hace siglos, se han convertido en un símbolo de identidad para ciudades, parques y jardines privados.

Sin embargo, también desde hace años, una amenaza silenciosa las acecha: el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), un escarabajo invasor originario del sudeste asiático que ha encontrado en el clima ibérico el hábitat perfecto para expandirse.

El enemigo oculto entre las hojas

El picudo rojo no ataca de forma visible desde el principio, y esa es una de las principales razones de su peligrosidad y dificultad de erradicación. El insecto adulto deposita sus huevos en heridas o grietas de la palmera, aprovechando podas mal realizadas o zonas debilitadas. Tras la eclosión, las larvas se introducen en el interior del tronco y comienzan a alimentarse de los tejidos blandos de la planta.

Durante semanas o incluso meses, la palmera puede aparentar estar sana, mientras en su interior el picudo rojo perfora galerías que dañan gravemente los vasos conductores de savia.

Cuando los primeros síntomas externos se hacen visibles, el árbol suele estar ya en estado avanzado de infestación, lo que complica enormemente su recuperación.

Síntomas y señales de alarma

Aprender a detectar a tiempo esta plaga es fundamental para poder actuar con eficacia. Algunos síntomas clave que pueden indicar la presencia del picudo rojo son los siguientes.

  • Hojas centrales decaídas o inclinadas de manera anormal, conocidas como “paraguas” o “penacho”.
  • Orificios en el tronco o en la base de las hojas, por donde las larvas han penetrado.
  • Restos de fibras y serrín en el suelo, resultado de la actividad interna del insecto.
  • Presencia de capullos o larvas en los alrededores de la palmera.
  • En fases avanzadas, colapso total de la corona, lo que conduce irremediablemente a la muerte del ejemplar.

El impacto en España

Desde su detección en la península a mediados de los años noventa, el picudo rojo se ha convertido en una plaga de difícil control.

El coste económico es enorme, no solo por la pérdida de árboles históricos y ornamentales, sino también por los tratamientos de control y el riesgo de tener que talar palmeras que representan un valor paisajístico, cultural y turístico incalculable.

Ciudades como Elche, famosa por su Palmeral declarado Patrimonio de la Humanidad, han sufrido enormes pérdidas a pesar de las campañas de prevención. Lo mismo ha ocurrido en diversas poblaciones de Andalucía, la Comunidad Valenciana, Murcia, Canarias y Baleares.

¿Cómo se combate?

La lucha contra el picudo rojo requiere una estrategia combinada. Entre las medidas más utilizadas se encuentran:

  1. Prevención: realizar podas en épocas frías, evitar cortes innecesarios y desinfectar herramientas para no atraer al insecto.
  2. Tratamientos químicos o biológicos: aplicaciones periódicas de insecticidas o la liberación de nematodos y hongos entomopatógenos que atacan a las larvas.
  3. Trampeo con feromonas: útil para capturar adultos y reducir la población en una zona concreta.
  4. Monitoreo constante: inspecciones visuales regulares para identificar los primeros signos de infestación.
  5. Eliminación controlada: en casos extremos, la tala y destrucción de la palmera afectada es la única opción para evitar que el insecto se propague a ejemplares cercanos.