El calentamiento de los océanos está blanqueando los corales

Las consecuencias que el cambio climático está generando en nuestro planeta ha tocado fondo. Sí, el fondo marino. ¿Sabías que el aumento de la temperatura de los océanos provoca que los corales pierdan sus llamativos colores y se blanqueen?

Los corales se pueden recuperar después de periodos de blanqueamiento, sin embargo, a medida que el periodo de exposición y la severidad incrementan, así también incrementa la mortalidad de los corales.
Los corales se pueden recuperar después de periodos de blanqueamiento, sin embargo, a medida que el periodo de exposición y la severidad incrementan, así también incrementa la mortalidad de los corales.

El cambio climático lo ha vuelto a hacer. Suma, desde hace un tiempo, una nueva víctima: los corales y sus arrecifes. El aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos y el calentamiento de las aguas hace que los corales sufran tanto estrés que lleguen a perder sus maravillosos colores y, lamentablemente, terminen muriendo.

¿Qué es y por qué se están blanqueando los corales?

Los corales están formados, además de por carbonato de calcio, por unas algas microscópicas llamadas zooxantelas, las cuales son responsables de producir nutrientes -a través de la fotosíntesis- y dar al coral esos colores tan característicos. Cuando la temperatura del agua es inferior o superior a la de su zona de confort -la cual está entre los 18 y los 28º C-, los corales se estresan, expulsan las zooxantelas de sus tejidos, pierden sus colores (se decoloran, se blanquean) y, por consiguiente, se vuelven débiles, haciendo imposible la supervivencia del arrecife.

Si la temperatura del agua vuelve a su estado normal, las algas vuelven a integrarse dentro de los tejidos de los corales y pueden llegar a recuperarse de su estrés. Si tanto las temperaturas extremas como el estrés del propio coral persisten, los corales -en muchos casos- pueden llegar a morir.

También es cierto que no hay un umbral específico de temperatura que suponga directamente el blanqueamiento del coral, es más una cuestión de estrés acumulado, pues los corales siempre han sufrido períodos de blanqueamientos en momentos puntuales. El problema viene que, desde hace un tiempo, estos episodios son frecuentes y de mayor duración, lo que ha provocado, por ejemplo, la progresiva destrucción de la Gran Barrera de Coral de Australia.

Principales amenazas e impactos de este blanqueamiento

Ya lo dicen los expertos, hasta un tercio de todos los corales constructores de arrecifes están en peligro de extinción. Además, se predice que, para 2050, todos los corales estarán amenazados. Entre las principales amenazas encontramos el aumento del nivel del mar, pues a medida que la temperatura global aumenta, los polos se derriten y el nivel del mar sube; y es que, según el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático), este nivel está subiendo 0,12 pulgadas al año, un 60% más rápido que lo previsto en 2007. Ante esto, se predice que los corales estarán cada vez más profundos, recibirán menos radiación solar y crecerán más lentamente.

El aumento de la frecuencia e intensidad de las tormentas es otro hándicap, pues al aumentar la temperatura del océano, se alterará la velocidad y la fuerza de las tormentas, causando -por consiguiente- olas más grandes y de mayor fuerza que pueden fracturar las estructuras de los corales. Por otro lado, al aumentar la cantidad de CO2 en la atmósfera, los océanos absorberán mayor cantidad de ella, alterando su química y volviéndose más ácidos, provocando -por tanto- que los esqueletos de los corales sean más débiles y puedan destruirse con mayor facilidad ante cualquier agente externo. Lo mismo que ocurre al absorber la radiación UV.

A todo ello hay que sumarle uno de los principales impactos: la pérdida de biodiversidad, pues, cuando una barrera de coral se blanquea, hasta un 25% de las especies marinas que dependen de estos corales -ya que les proporcionan alimento, refugio y protección de cara a los depredadores- se ven afectados, pues desaparecen al huir, son comidos por otras especies o, lamentablemente, mueren.