6 pasos "críticos" para no empeorar la emergencia climática

Más de 11.000 científicos han unido fuerzas para que se declare en todo el mundo la "emergencia climática". Sabemos que hay un problema desde los años setenta, pero no hacemos más que agravarlo. Plantean seis pasos ya imprescindibles.

cambio climático
11.000 científicos de todo el mundo confirman la 'emergencia climática' y avisan que deberíamos enfrentarnos a ella.

Hoy los periódicos de todo el mundo han amanecido con información preocupante sobre el calentamiento global. Ayer en el apartado web del Instituto Americano de Ciencias Biológicas, vinculado a la Universidad de Oxford, apareció un comunicado con el apoyo unánime de más de 11.000 científicos a la declaración de la ‘emergencia climática. La nota hace gala de un estudio que enumera las malas prácticas de la humanidad y las medidas que se deben tomar con urgencia ante “una amenaza que es catastrófica”, según declaran.

En el año 1979 los científicos de 50 naciones se reunieron en la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima, en Ginebra, y acordaron una lista de ítems a cumplir para que la situación no pasara a ser alarmante. Cuatro décadas más tarde, miles de investigadores consideran que ya lo es. Esto no es nuevo, han venido avisando en cumbres como las de Río en 1992, el Protocolo de Kyoto de 1997 o el Acuerdo de París de 2015. La actividad humana es “profundamente preocupante”, aducen, no solo por el incremento de la temperatura global, también por el aumento sostenido en las poblaciones de ganado rumiante y la producción de la carne per cápita, el consumo de combustibles fósiles o la cantidad de pasajeros que cada día se embarcan en un avión. Para empezar a revertir esta situación, los científicos firmantes han propuesto "seis pasos críticos e interrelacionados".

Apuesta por las energías renovables bajas en carbono

Según los investigadores, el mundo debe implementar con urgencia prácticas de conservación y eficiencia energética masivas, así como reemplazar los combustibles fósiles por energías renovables bajas en carbono, más limpias y, por tanto, seguras para las personas y el medioambiente. Además, añaden que los países más ricos necesitan apoyar a las naciones más pobres en la transición para evitar los mencionados combustibles fósiles.

Hay que reducir los contaminantes de corta duración

Necesitamos reducir rápidamente las emisiones de contaminantes climáticos de corta duración, como el metano, el carbono negro (hollín) y los hidrofluorocarburos. Con esto, en las próximas décadas se podría retrasar la retroalimentación climática y reducir la tendencia al calentamiento en más de un 50%. También se salvarían millones de vidas, cosa nada desdeñable.

En la naturaleza, proteger los ecosistemas

Hay que proteger y restaurar los ecosistemas de la Tierra. El fitoplacton, los arrecifes de coral, los bosques, las sabanas, los pastizales, los humedales o los pastos marinos contribuyen en gran medida al ‘secuestro’ de CO2 atmosférico. Las plantas marinas y terrestres, así como los animales o los microorganismos, juegan un papel importante en el almacenamiento de carbono y nutrientes.

Apuesta por la comida de origen vegetal

Para aminorar nuestro impacto en el medio ambiente, deberíamos comer principalmente alimentos de origen vegetal. Así se reduciría el consumo global de productos animales, especialmente los vinculados con el ganado rumiante, cosa que, además de mejorar la salud humana, reduciría significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Cambios en la economía

Los científicos consideran que se debe reducir la extracción masiva de materiales y la sobreexplotación de los ecosistemas para mantener la sostenibilidad a largo plazo de la biosfera. Necesitamos una economía libre de carbono que aborde explícitamente la dependencia humana de la biosfera y, en consecuencia, políticas que guíen las decisiones políticas.

Afrontar el problema de superpoblación

La población mundial sigue incrementándose a un ritmo de 80 millones de personas al año, más de 200.000 por día. Esto debe estabilizarse y después reducirse gradualmente, dentro de un marco que garantice la integridad social. Los estudiosos recuerdan que existen políticas comprobadas y efectivas que fortalecen los derechos humanos al tiempo que reducen las tasas de fertilidad.