¿Cambia el tiempo cuando llegan las vacaciones?

Están a punto de llegar días de vacaciones y nos preocupa el tiempo que hará. Los científicos han ido más allá y han estudiado cómo influye el hecho de que no trabajemos en la meteorología, ¿se notará?

En el siglo XX algunos estudios concluyeron que llovía menos los domingos que en cualquier otro día. Otros, que hacía más frío.

“Siempre llueve cuando no hay escuela”, rezan muchos cuando llega el fin de semana y el tiempo se torna gris y fresco. Desde principios del siglo XX unos cuantos investigadores han buscado explicación a esta creencia popular que, con el desarrollo de la industria y el tráfico rodado, ha ido tomando sentido. La diferencia en las concentraciones de aerosoles entre unos días y otros podría estar modificando las temperaturas en las ciudades: en los laborables más calor, debido al aumento del transporte y la actividad industrial que produce más emisiones, y en los festivos más fresco. Esta semana la revista Nature recoge un estudio de los autores chinos S. Jiang y K. Wang que contradice parte de lo que hasta ahora se pensaba.

Las conclusiones hasta ahora

La primera investigación sobre este asunto fue llevada a cabo en 1929 bajo la supervisión J.R Ashworth. Ésta versaba sobre la disminución de precipitaciones los domingos debido a los ciclos semanales de humo y las emisiones de gases calientes. Al hilo de este estudio, ya en 2008, el oriental Y. Choi y su equipo encontraron un posible vínculo de los gases contaminantes con el tiempo en China a escala regional. Sus indagaciones sugirieron una posible relación entre la formación de nubes y las variaciones en los aerosoles atmosféricos.

En el año 1994 la universidad australiana de Flinders, bajo la tutela del investigador Adrian Gordon, observó que la temperatura diaria en promedio era más baja el domingo y más alta el miércoles en el hemisferio norte (periodo 1979-1992). El profesor japonés Oshashi trasladó este estudio a la ciudad de Osaka en 2013, y encontró que allí las temperaturas diurnas eran 1 ºC más altas entre semana que los fines de semana.

De forma casi paralela, los investigadores Espy y Witt, de las universidades de Utah y Estocolmo, en 1992 estudiaron las temperaturas en Escandinavia de junio a agosto y encontraron un patrón de cambios significativo cada 16 días. Estas oscilaciones fueron atribuidas a la NAO y las ondas de Rossby, factores cien por cien naturales. Los últimos estudios, entre ellos el que aquí nos atañe, han concluido que en los fines de semana influyen mucho más las ondas de Rossby -vaivén de dorsales y vaguadas- que los factores humanos.

El Año Nuevo Chino como referencia

Jiang y Wang eligieron el Año Nuevo Chino, una fiesta nacional de siete días, como muestra para constatar –o no- la influencia de las vacaciones en el tiempo. Y se pusieron manos a la obra, con datos de 2200 estaciones meteorológicas en China recolectados entre 1961 y 2015. Tras procesarlos se han dado cuenta que, efectivamente, las temperaturas muestran una anomalía negativa, pero no la consideran estadísticamente concluyente.

En las primeras dos décadas sí que se observa un enfriamiento relevante, de hasta -1,22 ºC en las temperaturas máximas. En las segundas se va suavizando, sobre todo en las horas centrales (-0,92 ºC), y en las últimas la desviación se reduce hasta casi desaparecer. Con estos registros los investigadores chinos han llegado a la conclusión de que el llamado efecto de vacaciones probablemente está relacionado con oscilaciones atmosféricas naturales. Concretamente con las ondas de Rossby. Adiós saber popular.