Vídeo: la borrasca Benjamín azota la duna más alta de Francia con vientos de más de 150 km/h

El paso de la borrasca por el país galo ha desencadenado un violento temporal, con lluvias torrenciales, olas gigantes y rachas de viento que superan los 160 km/h. En algunos puntos, caminar es casi imposible por la fuerza del vendaval.

El espectáculo meteorológico que está brindando el paso de la borrasca Benjamín por el oeste de Francia tiene todos los ingredientes de una tormenta épica.

Hay mar embravecido, lluvias intensas y, sobre todo, rachas de viento huracanadas que han convertido en un desafío moverse, incluso caminar, en zonas costeras expuestas.

Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, en la Duna de Pilat —la duna de arena más alta de Europa—, localizada en la comarca natural del Pays de Buch.

Vientos de más de 150 km/h

Benjamín —nombrada así por Météo-France—nació como una profunda borrasca que ya está dejando efectos generalizados en toda la mitad occidental del país galo.

En regiones del interior, como Isère o Ardèche, se han reportado rachas de viento que han superado los 160 kilómetros por hora, además de intensas precipitaciones.

Pero, en la costa atlántica y en los departamentos costeros, el viento ha adquirido una magnitud realmente crítica.

Cierre preventivo de zonas vulnerables al vendaval

Los servicios meteorológicos franceses han activado alertas por viento, oleaje y lluvias en un amplio cinturón territorial.

Conscientes de la peligrosidad, las autoridades locales han cerrado accesos costeros, parques públicos, paseos marítimos y zonas vulnerables al paso del vendaval.

En algunas ciudades se han suspendido vuelos y se han cortado carreteras, mientras se ha pedido a la población que evite realizar desplazamientos innecesarios.

La duna más alta de Europa, erosionada por el viento

La duna de Pilat, con su altitud cercana a los 100 metros sobre el nivel del mar y su orientación hacia el océano, se ha convertido en el blanco perfecto para el embate del viento marítimo.

En un terreno sin obstáculos significativos que lo frenen, el vendaval sopla con furia, arrastrando capas de arena, convirtiendo el aire en una neblina salina difusa e impidiendo, prácticamente, que las personas se mantengan en pie.

Aunque aún no hay una valoración oficial que apunte a daños estructurales graves en la duna, la exposición y la persistencia del fuerte viento ya están marcando erosiones aceleradas y un notable retroceso de la línea de arena en algunos lóbulos costeros.

Borrascas cada vez más intensas

Este tipo de eventos extremos no son aislados en la costa atlántica francesa. En enero de 2019, la borrasca Gabriel también desató vientos huracanados en la Duna de Pilat, causando ráfagas de hasta 132 km/h y generando escenas visuales similares.

Sin embargo, Benjamín está destacando por su extensión territorial y su combinación simultánea de viento, lluvia intensa y oleaje marítimo.

Para los expertos en fenómenos meteorológicos extremos, este episodio refuerza la necesidad de entender cómo las borrascas atlánticas se están modulando —o intensificando— en un contexto climático cambiante.

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