Una joya escondida en la Costa del Sol: un pequeño pueblo con playas casi vacías y excelente gastronomía

Contando con las playas más tranquilas de Málaga y una gastronomía que seduce al paladar, este pueblo andaluz que pocos conocen es un destino que enamora a todo aquel que lo visita.

Manilva
Las playas son de los principales atractivos de Manilva, un destino por descubrir en la Costa del Sol malagueña. Imagen: Wikimedia.

Cuando se piensa en vacaciones en la Costa del Sol, lo primero que aparece en nuestra mente suelen ser nombres muy conocidos, como Marbella, Torremolinos, Fuengirola o Benalmádena. Sin embargo, lejos del bullicio y las multitudes, existe un destino que parece diseñado para quienes buscan una escapada más relajada, sin renunciar a playas espectaculares y a una oferta gastronómica que sorprende a cada bocado.

Manilva es ese lugar. Una localidad que, aunque no figura entre los destinos más populares de Málaga, guarda encantos suficientes para competir con los grandes nombres de la costa. Situada en el extremo occidental de la provincia, muy cerca del límite con Cádiz, este pequeño pueblo combina la esencia marinera, el sabor tradicional y la calma que tanto ansían quienes desean desconectar del estrés diario.

Manilva: playas de postal para disfrutar sin prisas

El mayor tesoro de Manilva son sus playas, un tramo de litoral que ha sabido conservar su esencia. Aquí el mar Mediterráneo se muestra en su versión más serena, lejos de las estampas abarrotadas que suelen verse en otros puntos de la Costa del Sol.

Entre sus joyas costeras destaca Punta Chullera, un rincón salvaje donde las formaciones rocosas y el agua transparente crean un paisaje que parece sacado de una postal. Esta playa, que roza el territorio gaditano, es perfecta para quienes buscan nadar en aguas tranquilas o explorar sus rincones escondidos con gafas de snorkel.

Otra opción que sorprende por su amplitud y calma es la Playa de Los Toros, un arenal que debe su nombre a los antiguos caminos ganaderos que cruzaban la zona. Su kilómetro de costa ofrece espacio de sobra para extender la toalla sin tener que madrugar, y sus aguas limpias invitan a relajarse sin interrupciones.

Y no podemos dejar fuera Sabinillas y La Duquesa, dos playas que combinan servicios de calidad con un ambiente acogedor. Sabinillas, además, presume de Bandera Azul, una garantía de limpieza y cuidado medioambiental que refuerza su atractivo para familias y viajeros exigentes.

La gastronomía de Manilva: tradición y sabor frente al mar

Otro de los encantos que ofrece Manilva para quienes lo visitan es su cocina, donde el producto fresco y el cariño en la elaboración son los verdaderos protagonistas. Aquí el tiempo parece detenerse frente a un plato de pescado frito o una fritura malagueña, que en cada bocado transporta directamente al mar.

Los bares y restaurantes de la zona ofrecen recetas caseras que rinden homenaje a la tradición andaluza. Desde una tortilla de bacalao que hace las delicias de los amantes del pescado, hasta guisos de papas que saben a hogar, pasando por espetos que se asan en brasas junto al mar mientras la brisa refresca la piel.

Además, recorrer sus calles es descubrir tabernas escondidas y chiringuitos que combinan vistas espectaculares con propuestas gastronómicas que sorprenden por su calidad y autenticidad. Comer en Manilva es vivir una experiencia que mezcla sencillez y sabor, perfecta para quienes buscan algo más que una simple comida.

Historia y cultura entre mar y montaña

Manilva no es solo playa y gastronomía. Este municipio es también un enclave cargado de historia que ha sido testigo del paso de distintas civilizaciones. Desde los primeros asentamientos en la Edad de Hierro, pasando por el legado romano, hasta la impronta árabe, cada rincón respira pasado.

El Castillo de la Duquesa, levantado en el siglo XVIII, es sin duda la construcción más icónica de la localidad. Declarado Bien de Interés Cultural, esta fortaleza preside el litoral y recuerda la importancia estratégica que tuvo la zona en tiempos pasados. Pasear por sus inmediaciones es un viaje en el tiempo, con el Mediterráneo siempre como telón de fondo.

Manilva, pueblo costero con alma marinera y tradición vitivinícola, invita a descubrir su esencia en el Centro de Interpretación de Las Viñas.

El casco antiguo, con sus fachadas encaladas y sus calles serpenteantes, invita a caminar sin rumbo, descubriendo pequeños monumentos como la Iglesia de Santa Ana y otros rincones llenos de encanto. Manilva demuestra que es posible combinar descanso y cultura en un mismo destino.

Senderismo y naturaleza para desconectar

Quienes prefieren cambiar la arena de playa por las botas de senderismo también encontrarán en Manilva una propuesta a medida. Rodeada de parajes naturales, esta localidad ofrece rutas que transcurren por paisajes diversos y llenos de vida. La Sierra de la Utrera es uno de esos escenarios perfectos para desconectar, un entorno de formaciones kársticas que sorprende por su aspecto casi lunar y que ofrece unas vistas espectaculares sobre el Mediterráneo.

El río Manilva, por su parte, regala rutas de fácil recorrido que combinan naturaleza y relax. A orillas de sus aguas es posible disfrutar de un paseo en familia o descubrir pequeñas pozas en las que refrescarse en los días más calurosos.

Manilva es, sin duda, el refugio que muchos buscan sin saberlo: playas tranquilas, comida con alma y paisajes que invitan a la desconexión. Un paraíso andaluz que aguarda, paciente, a ser descubierto por ti.