¿Qué dice el vórtice polar sobre futuras olas de aire frío?

Los modelos numéricos a medio y largo plazo indican un almacén de aire frío muy robusto y reforzado en los polos, que mantendría secuestrado ese frío en latitudes muy elevadas.

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Los colores naranjas indican masas de aire más bien cálido o templado, mientras que el aire frío sigue retenido en el Polo Norte.

El año ha empezado con temperaturas anormalmente elevadas en nuestro país a causa de una masa de aire muy cálido, que ha afectado buena parte del continente europeo. Una de las causas principales que propicia la entrada de masas de aire templado o cálido es la acumulación de aire frío en latitudes muy altas, que ha dejado récords de hasta -50 ºC en Canadá justo antes de terminar el 2021.

Ese almacén de aire frío parece que está muy fuerte y contenido en el norte de Canadá, Groenlandia, norte de Islandia y parte septentrional de Rusia, rodeando el polo norte, con temperaturas que oscilan entre los -30 ºC y los -50 ºC. Se trata nada más y nada menos que el vórtice polar: una corriente de vientos fuertes alrededor de los polos, a gran altitud, que retiene y rodea el aire frío en su interior.

El vórtice polar sigue fuerte, secuestrando las posibles olas de aire frío que puedan llegar a España y a latitudes medias en general.

Cuándo se produce un calentamiento súbito estratosférico, conocido en inglés como Sudden Stratospheric Warming (SSW), ese almacén de aire frío se vuelve laxo y empieza a ondularse, de tal modo que se producen descargas de aire frío hacia latitudes más bajas. Sin embargo, cuando esta circunstancia no tiene lugar, el vórtice polar sigue fuerte, reforzado y contenido, secuestrando todas las posibles olas de aire frío que puedan llegar a España y a latitudes medias en general.

Si os acordáis, en octubre contamos en Meteored la correlación entre La Niña en el Pacífico y los posibles efectos atmosféricos en nuestro país. Se trata de una relación débil, con una señal más evidente y variable a finales de invierno. El invierno de La Niña está vinculado con una Oscilación del Atlántico Norte positiva (NAO+) y un vórtice polar fuerte, hecho que produce una intensificación y desplazamiento hacia latitudes altas de la corriente en chorro. Precisamente, es exactamente lo que está sucediendo.

¿Invierno templado con sorpresas al final?

La mayoría de pronósticos y proyecciones climáticas a medio y largo plazo apuntan que el vórtice polar continuará fuerte y reforzado buena parte de enero y febrero -como mínimo-. Eso implica una contención de aire frío muy evidente en latitudes elevadas y una posibilidad baja que ese almacén de aire frío desguace y descargue hacia nuestras latitudes. Eso no excluye, ni mucho menos, el paso puntual de vaguadas y lenguas de aire frío, como la que nos traerán los Reyes Magos.

En líneas generales, habrá un patrón muy fuerte de bloqueo del vórtice polar a causa de la presencia de altas presiones anómalas en distintas regiones polares. Además, la mayoría de posibles escenarios proyectados marcan una ausencia de calentamiento repentino estratosférico durante los dos próximos meses.

Podemos observar una alineación y conjunción de todas las distintas proyecciones hasta finales de febrero. Bien es cierto que durante marzo y abril, algunos modelos marcan la posibilidad de ese Sudden Stratospheric Warming (SSW). La existencia de este fenómeno implica una desaceleración importante de esos vientos fuertes que rodean y retienen el aire frío de los polos con la consiguiente evacuación y descuelgue de ese aire frío hacia latitudes medias.

Si esto ocurriera a finales de invierno, se cumpliría esa "señal más evidente y variable" que nos confirmó AEMET entre la existencia de La Niña en el Pacífico y una corriente en chorro más inestable y ondulada en la Península Ibérica. Lo iremos siguiendo, ¡por supuesto!