Qué hacer si una tormenta te sorprende en la montaña: los consejos del experto Samuel Biener para evitar sustos de ruta

Las montañas suelen ser uno de los destinos elegidos para ir de excursión o pasar unos días en los meses de verano. Te contamos lo que tienes que hacer en caso de que una tormenta te sorprenda de ruta.

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Uno de los mayores peligros de las tormentas en la montaña son los rayos, con impactos frecuentes en zonas prominentes.

Las escapadas a la montaña se han convertido en una opción popular para muchos amantes de la naturaleza en nuestro país, especialmente durante los meses estivales. Sin embargo, aunque solemos asociar el verano con sol y calor, hay que resaltar que precisamente en las principales cordilleras españolas esto no es del todo así.

¿Cómo suelen ser las tormentas en la montaña?

De hecho, en algunos puntos del Pirineo y del Ibérico sur, en concreto en el entorno del Maestrazgo, el verano es prácticamente la estación más húmeda del año debido a la frecuente formación de aguaceros tormentosos. A veces pueden dejar grandes trombas de agua en pocos minutos, con consecuencias que en ocasiones son catastróficas, donde destacaremos el trágico episodio del Camping Las Nieves de Biescas.

Es muy recomendable iniciar la caminata muy temprano, ya que la mayoría de las tormentas suelen estallar en las horas centrales o por las tardes en zonas de montaña. Además, suelen estar más localizadas que las de las llanuras o las que que se desarrollan en el mar.

Las tormentas pueden ser fenómenos de gran belleza, pero la cosa cambia bastante si nos sorprende en campo abierto o en plena montaña, donde pueden ser bastante peligrosas. De hecho, lo primero que siempre que hacer es consultar la previsión meteorológica, y si hay una alta probabilidad de tormenta o avisos activados, lo mejor es para dejarlo para otro día.

El Sistema Ibérico y los Pirineos concentran el mayor número de días de tormenta al año. Fuente: AEMET.

Las montañas actúan como barreras naturales que pueden forzar el aire a ascender más rápidamente, por lo que con lo que con condiciones favorables las tormentas pueden estallar en pocos minutos. Suelen durar poco tiempo, pero en ocasiones permanecen ancladas o se regeneran sobre el mismo punto debido al efecto de la orografía. Los modelos meteorológicos globales o las previsiones automáticas sirven de poco en lugares con un relieve bastante accidentado.

Señales de caída inminente de un rayo: así tienes que actuar

Si aún así has decidido salir y te ha sorprendido la tormenta, aquí te dejamos unos consejos para reducir el riesgo de impacto. En primer lugar, nos pondremos en el peor escenario recordando las señales de inminente de caída de rayo.

  • Hay menos de diez segundos entre el relámpago y el trueno
  • Sensación de cosquilleo en la piel y pelos que se erizan.
  • Objetos metálicos que emiten chasquidos y luminiscencia en elementos puntiagudos como torretas.

Si observas algo de lo anterior y estás en campo abierto y sin posibilidad de refugio, es importante sentarse rápidamente de cuclillas encima de una mochila o una piedra, por ejemplo, con los pies en el aire. Hay que evitar correr en plena tormenta, y si estamos en grupo, hay que separarse y mantener una cierta distancia. Y a cruzar los dedos para que no pase nada y que la tormenta se marche.

Conviene alejarse de elementos muy prominentes como árboles solitarios aislados o picos y crestas, ya que tienden a atraer rayos. Mantén una distancia de seguridad respecto a objetos metálicos, y esto incluye materiales de montañismo como los bastones o los piolets. Evita depresiones solitarias donde sobresalgas tú. Si hay que resguardarse, mejor en alguna cabaña o refugio con todo cerrado, o como última opción, en bosques frondosos bajo árboles pequeños.

No solo los rayos son peligrosos: la importancia de la prevención

Por otra parte, parece una obviedad decirlo, pero se están disparando las negligencias en los últimos años: hay que estar equipado adecuadamente para ir a la montaña, así como consultar la ruta y puntos de interés como refugios o fuentes antes de empezar a andar. También avisa a algún conocido o si procede al personal si estás en un espacio natural protegido.

Además de los rayos, el agua, el viento o el granizo también pueden darnos un buen susto. Tenemos que recordar la importancia de alejarse de cuerpos de agua, no solo por los impactos de rayo, sino también por posibles crecidas repentinas de barrancos o ramblas. Y para finalizar, volvemos a insistir en la importancia de la prevención: la montaña siempre va a estar ahí y puedes volver otro día.