Qué es el virus del Nilo Occidental y cómo se transmite

No necesitas viajar a África para estar expuesto al virus del Nilo Occidental. Este patógeno silencioso, transmitido por mosquitos, ha cruzado fronteras, sorprendiendo a epidemiólogos con brotes en zonas templadas del planeta.

Virus del Nilo Occidental
Lo que comienza como una picadura más durante el verano puede desencadenar síntomas graves en algunas personas.

En los últimos años, las enfermedades transmitidas por mosquitos han cobrado protagonismo en todo el mundo. Entre ellas, una que ha generado especial preocupación es el virus del Nilo Occidental (VNO), un patógeno que puede parecer lejano, pero que ya ha causado brotes en varios países, incluido España.

Lo que comienza como una picadura más durante el verano puede desencadenar síntomas graves en algunas personas. ¿Qué es exactamente este virus, cómo se transmite y qué podemos hacer para protegernos?

Un virus que salta de las aves a los humanos

El virus del Nilo Occidental pertenece a la familia de los flavivirus, la misma que incluye a los causantes del dengue y la fiebre amarilla. Aunque su forma de transmisión más común es a través de la picadura de mosquitos, su origen está en ciertas especies de aves, que actúan como reservorios naturales del virus. Cuando un mosquito se alimenta de un ave infectada, puede adquirir el virus y luego transmitirlo a seres humanos y otros animales.

Las personas, al igual que los caballos y algunos otros mamíferos, son considerados “hospedadores terminales”, es decir, no pueden propagar el virus nuevamente a los mosquitos. A pesar de esto, la infección puede tener consecuencias importantes para la salud.

Transmisión no habitual pero posible

Aunque la mayoría de los contagios se dan por picaduras, existen otras vías menos frecuentes. Se han documentado casos de transmisión por transfusión de sangre, trasplante de órganos y de madre a hijo durante el embarazo o la lactancia. Lo que sí está descartado es el contagio de persona a persona mediante contacto casual, lo que reduce significativamente el riesgo en el entorno cercano.

Picadura de mosquito
El virus se suele transmitir por la picadura de mosquitos.

El VNO fue identificado por primera vez en 1937 en Uganda, en el distrito del Nilo Occidental, del que recibe su nombre. Años más tarde, se descubrió su presencia en aves del delta del Nilo, confirmando su ciclo natural de transmisión. Desde entonces, ha recorrido el mundo y ha causado brotes en regiones tan diversas como Estados Unidos, Israel, Rumanía, Grecia y varios países del continente americano, incluyendo brotes esporádicos en Europa occidental.

Los síntomas del virus del Nilo Occidental

Una vez que el virus entra en el cuerpo, puede pasar entre 2 y 14 días antes de que aparezcan los primeros síntomas. Sin embargo, solo una de cada cinco personas infectadas desarrolla lo que se conoce como fiebre del Nilo. Los síntomas suelen incluir fiebre alta, dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, fatiga, náuseas, vómitos y, en ocasiones, erupciones cutáneas o ganglios inflamados.

En casos más graves, y sobre todo en personas mayores o con defensas bajas, el virus puede afectar el sistema nervioso central y provocar encefalitis, meningitis o incluso parálisis. Aunque no existe un tratamiento específico, la mayoría de los casos se resuelven con cuidados médicos que alivien los síntomas. La buena noticia es que, tras superar la infección, el cuerpo adquiere inmunidad de por vida.

Dado que no existe una vacuna para prevenir el virus del Nilo Occidental en humanos, la clave está en evitar la picadura de los mosquitos. Para ello, se recomienda usar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, sobre todo al amanecer y al anochecer, momentos en los que los mosquitos están más activos.

Mosquiteras
Las mosquiteras pueden convertirse en un aliado importante.

También es importante aplicar repelente en las zonas expuestas de la piel y utilizar mosquiteras en puertas y ventanas o sobre la cama al dormir. La prevención individual, junto con la vigilancia sanitaria, puede marcar la diferencia en la lucha contra este virus que, aunque poco común, sigue representando una amenaza potencial.