Qué es el virus del Nilo Occidental y cómo se transmite
No necesitas viajar a África para estar expuesto al virus del Nilo Occidental. Este patógeno silencioso, transmitido por mosquitos, ha cruzado fronteras, sorprendiendo a epidemiólogos con brotes en zonas templadas del planeta.

En los últimos años, las enfermedades transmitidas por mosquitos han cobrado protagonismo en todo el mundo. Entre ellas, una que ha generado especial preocupación es el virus del Nilo Occidental (VNO), un patógeno que puede parecer lejano, pero que ya ha causado brotes en varios países, incluido España.
Lo que comienza como una picadura más durante el verano puede desencadenar síntomas graves en algunas personas. ¿Qué es exactamente este virus, cómo se transmite y qué podemos hacer para protegernos?
Un virus que salta de las aves a los humanos
El virus del Nilo Occidental pertenece a la familia de los flavivirus, la misma que incluye a los causantes del dengue y la fiebre amarilla. Aunque su forma de transmisión más común es a través de la picadura de mosquitos, su origen está en ciertas especies de aves, que actúan como reservorios naturales del virus. Cuando un mosquito se alimenta de un ave infectada, puede adquirir el virus y luego transmitirlo a seres humanos y otros animales.
Por segunda semana, en esta campaña 2025, NO hay circulación del virus del Nilo occidental en toda #Andalucía.
— Servicio de Protección Civil (@spcPG) June 16, 2025
SIN casos humanos de fiebre del Nilo occidental y SIN municipios en situación de Alerta. Tampoco se ha detectado circulación de #VNO en équidos ni en aves silvestres. pic.twitter.com/1sVzet5n4X
Las personas, al igual que los caballos y algunos otros mamíferos, son considerados “hospedadores terminales”, es decir, no pueden propagar el virus nuevamente a los mosquitos. A pesar de esto, la infección puede tener consecuencias importantes para la salud.
Transmisión no habitual pero posible
Aunque la mayoría de los contagios se dan por picaduras, existen otras vías menos frecuentes. Se han documentado casos de transmisión por transfusión de sangre, trasplante de órganos y de madre a hijo durante el embarazo o la lactancia. Lo que sí está descartado es el contagio de persona a persona mediante contacto casual, lo que reduce significativamente el riesgo en el entorno cercano.

El VNO fue identificado por primera vez en 1937 en Uganda, en el distrito del Nilo Occidental, del que recibe su nombre. Años más tarde, se descubrió su presencia en aves del delta del Nilo, confirmando su ciclo natural de transmisión. Desde entonces, ha recorrido el mundo y ha causado brotes en regiones tan diversas como Estados Unidos, Israel, Rumanía, Grecia y varios países del continente americano, incluyendo brotes esporádicos en Europa occidental.
Los síntomas del virus del Nilo Occidental
Una vez que el virus entra en el cuerpo, puede pasar entre 2 y 14 días antes de que aparezcan los primeros síntomas. Sin embargo, solo una de cada cinco personas infectadas desarrolla lo que se conoce como fiebre del Nilo. Los síntomas suelen incluir fiebre alta, dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, fatiga, náuseas, vómitos y, en ocasiones, erupciones cutáneas o ganglios inflamados.
MEDIDAS PREVENTIVAS para evitar la Fiebre del Nilo Occidental
— Colegio de Veterinarios de Sevilla (@ColvetSevilla) June 12, 2025
️ La mayoría de personas contagiadas no presentan síntomas, pero ciertos grupos de riesgo️sí podrían sufrir complicaciones.
La PREVENCIÓN es la herramienta más eficaz.https://t.co/9fGF4ezmyw pic.twitter.com/GhclzgJ574
En casos más graves, y sobre todo en personas mayores o con defensas bajas, el virus puede afectar el sistema nervioso central y provocar encefalitis, meningitis o incluso parálisis. Aunque no existe un tratamiento específico, la mayoría de los casos se resuelven con cuidados médicos que alivien los síntomas. La buena noticia es que, tras superar la infección, el cuerpo adquiere inmunidad de por vida.
Dado que no existe una vacuna para prevenir el virus del Nilo Occidental en humanos, la clave está en evitar la picadura de los mosquitos. Para ello, se recomienda usar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, sobre todo al amanecer y al anochecer, momentos en los que los mosquitos están más activos.

También es importante aplicar repelente en las zonas expuestas de la piel y utilizar mosquiteras en puertas y ventanas o sobre la cama al dormir. La prevención individual, junto con la vigilancia sanitaria, puede marcar la diferencia en la lucha contra este virus que, aunque poco común, sigue representando una amenaza potencial.