Los bosques de la zona mediterránea son un polvorín en plena primavera. La otra 'chispa' del incendio de Alicante

En las últimas horas un potente incendio en el norte de Alicante ha puesto de manifiesto que los bosques de algunas zonas del litoral mediterráneo son un polvorín esta primavera: analizamos las causas que están detrás de esto.

Incendios Mediterráneo sequía
La inminente temporada de incendios podría ser catastrófica en algunas zonas de la cuenca mediterránea debido a la sequía y la falta de planificación forestal. Esta primavera ya hemos tenido algunos focos importantes, como el último de Tàrbena (Alicante).

En los últimos días se han hecho virales en redes sociales las imágenes de un aparatoso incendio entre los términos de Tàrbena, Parcent y Xalò, en el norte de la provincia de Alicante, que hasta el momento ha calcinado entre 600 y 800 hectáreas. La zona afectada es uno de los pulmones verdes de las comarcas de las Marinas, que arrastra un gran déficit pluviométrico desde el pasado año.

El incendio se inició en el término de Tàrbena, obligando a la evacuación de varias personas de viviendas y urbanizaciones cercanas y al cierre de algunas carreteras y caminos de la zona.

Aunque la evolución del incendio es favorable, llama la atención la virulencia del mismo a pesar de estar a mediados de abril. Y no es un caso aislado en estos meses en la vertiente mediterránea, ya que han habido otros fuegos en los últimos meses, en los que ha ardido masa forestal que está soportando un gran estrés hídrico desde el pasado año.

Varios meses consecutivos con temperaturas altas y lluvias muy escasas en la costa mediterránea

De hecho, el gobierno valenciano informaba hace unas horas que se prohíben las quemas agrícolas (precisamente la causa de este último incendio) en la Comunitat Valenciana hasta el 15 de octubre debido al gran déficit de precipitaciones, las temperaturas inusualmente altas, los fuertes y reiterados vientos terrales de los últimos meses, el elevado estrés hídrico que soporta una vegetación seca y la baja humedad.

Como ya hemos explicado en estos últimos meses en Meteored, desde el pasado otoño han dominado los temporales del oeste, con precipitaciones abundantes en el interior, áreas montañosas y en la vertiente atlántica peninsular, quedándose al margen la costa mediterránea, donde los vientos de poniente llegan resecos y recalentados y los frentes sin apenas actividad.

De esta forma, en estas zonas han llegado a mediados de abril con una gran cantidad de biomasa seca y mucho combustible, una situación que sería más típica de verano. Afortunadamente, las temperaturas no eran muy altas y el viento no ha soplado con mucha fuerza en los últimos días en la zona del incendio de Tàrbena, ya que podríamos haber estado ante un gran y catastrófico incendio.

¿Se esperan lluvias importantes pronto? ¿Cómo podría ser el verano?

Pero esto demuestra que con cualquier chispa por descuido o negligencia puede provocar un desastre ambiental teniendo en cuenta la situación actual. Y desgraciadamente, a corto y medio plazo las previsiones de lluvia no son esperanzadoras para el litoral mediterránea, donde tendría que suceder algo parecido a lo de 2023, cuando llovió mucho en mayo y junio, para afrontar el verano con algo más de tranquilidad.

A día de hoy las previsiones muestran que muy probablemente las temperaturas estarán por encima de la media este verano en la cuenca mediterránea, por lo que la temporada de incendios podría ser catastrófica si no llueve. Fuente: ECMWF.

Y el panorama para los meses estivales no es halagüeño, ya que el modelo de referencia de Meteored señala que probablemente será un verano con temperaturas por encima de la media en la cuenca mediterránea, por lo que el riesgo de incendios se dispararía en Grecia, sur de Italia, litoral mediterráneo español o en el norte de África.

El abandono del campo, uno de los principales problemas

No obstante, conviene recordar que en España el número de incendios forestales está descendiendo en los últimos años a pesar del incremento de eventos de temperaturas extremas o de olas de calor. Uno de los principales problemas es el importante aumento del combustible forestal y agrícola, derivado del abandono de las actividades agrícolas: los cultivos son sustituidos por especies pirófilas como los pinos en muchas zonas de la cuenca mediterránea.

Con esta situación, episodios de calor intenso más frecuentes y veranos más largos, las condiciones son más favorables para que el comportamiento del fuego sea extremo, dando lugar a grandes incendios forestales (o de sexta generación) muy difíciles de combatir, siendo unos pocos los responsables de la mayor parte de la superficie forestal quemada en los últimos años en España.

El abandono rural y la falta de gestión forestal han incrementado mucho la masa forestal, lo que se traduce en más vegetación luchando por menos recursos hídricos.

La solución es complicada, y a falta de las esperadas lluvias abundantes en el Mediterráneo, la única forma de combatir estos incendios extremos es reforzando la prevención durante todo el año, mediante la gestión forestal, evitando el éxodo rural y promocionando el sector primario, cosa que no han entendido algunos gobiernos autonómicos que han recortado gastos en medios y prevención en los últimos meses.