Raro calentamiento súbito estratosférico, ¡podría traer frío y lluvia!

Los calentamientos súbitos estratosféricos son habituales en los meses invernales y de forma ocasional pueden alterar también la circulación en la estratosfera, con consecuencias evidentes, como sucedió el invierno pasado. Sin embargo, es poco habitual que tengan lugar tan pronto.

La estratosfera se extiende normalmente desde los 10 ó 15km hasta los 50km de altura. Aunque sea una capa muy diferenciada de la troposfera, en ocasiones se producen intercambios de energía térmica y cinética entre ellas.

La estratosfera es una capa de la atmósfera aparentemente independiente de la troposfera y de los sistemas climáticos que en ella se desarrollan y nos afectan. Los vientos y temperaturas de esa capa se predicen a largo plazo mucho mejor que los de la troposfera; las predicciones son fiables a una, dos e incluso tres semanas vista. Esto se debe a que hay muy poca turbulencia, convección e influencia de la superficie terrestre en el aire presente en esta capa. Su comportamiento es más sencillo de predecir.

En esta época del año, la estratosfera sobre el polo norte también se enfría y el viento que gira en torno a él, conocido como vórtice polar estratosférico, se refuerza adquiriendo cada vez mayor velocidad. Tiene la apariencia de un gran ciclón cuyo centro está situado sobre el polo norte o al menos muy cerca de él. Sin embargo, aunque sea de forma marginal, la estratosfera y la troposfera sí intercambian energía en forma de calor y, en ocasiones, esos intercambios pueden derivar en grandes variaciones de la circulación tanto de la estratosfera como de la troposfera.

Una de las consecuencias de estos intercambios de energía suele manifestarse durante el invierno en forma de lo que se conoce como un calentamiento súbito estratosférico (CSE), algo que es posible que tenga lugar a partir de los últimos días de octubre. Estos calentamientos aparecen en latitudes medias y poco a poco se mueven hacia latitudes polares, desplazando al aire más frío de esa región y comprometiendo la simetría y estabilidad del vórtice polar. En este caso, lo que llama la atención son las fechas tan tempranas en las que esto podría suceder, casi de récord desde que se lleva observando este fenómeno si es que finalmente sucede.

¿Podría tener consecuencias apreciables a largo plazo?

En ocasiones, si la circulación de la estratosfera se ve muy afectada y esa anomalía se propaga a capas inferiores, puede traducirse en cambios notables de la circulación de la troposfera y, por tanto, en anomalías meteorológicas de gran escala. El invierno pasado, un potente calentamiento súbito estratosférico desestabilizó la circulación de la estratosfera en diciembre y esas anomalías se fueron propagando a capas inferiores hasta afectar a los sistemas meteorológicos de la troposfera durante el mes de enero.

Sin embargo, eso no siempre sucede. Para que un calentamiento súbito estratosférico se propague a capas más bajas debe ser intenso y persistente. Primero debe alterar notablemente las condiciones presentes por encima de la tropopausa y sólo en ese caso es esperable que tenga consecuencias en niveles más bajos.

De momento, sólo podemos decir que existe una importante probabilidad de que el primer calentamiento súbito estratosférico tenga lugar entre la última semana de octubre y las primeras de noviembre. La probabilidad de que esto desestabilice el vórtice polar estratosférico es alta, pero para observar cambios en la troposfera, como sucedió el pasado mes de enero, tendremos que esperar muy probablemente a noviembre.