Así influye el pronóstico del tiempo en el precio de la luz en España

El tiempo atmosférico es un factor decisivo para la evolución del precio de la electricidad. Generación renovable, demanda energética y previsión meteorológica se entrelazan en un mercado que, cada día, depende del sol, el viento y la lluvia.

La meteorología y el mercado eléctrico están íntimamente conectados.

El precio de la electricidad en España no solo responde a factores económicos, regulatorios o geopolíticos. La meteorología es un elemento silencioso, un actor invisible, pero determinante, en la evolución de las tarifas diarias.

En un país donde las energías renovables han ganado peso en la producción, el tiempo es casi tan importante como el gas o el petróleo en el mercado mayorista. La previsión meteorológica permite anticipar la generación renovable y planificar la compra de energía, lo que repercute directamente en el bolsillo de consumidores y empresas.

Así que sí: el sol, el viento, la lluvia o incluso las olas de frío y calor marcan la oferta y la demanda, haciendo que el coste de la luz fluctúe en función de los pronósticos.

La influencia de la producción solar

Cerca del 60% de la energía que se produce en España proviene de fuentes renovables. De ella, la más prometedora es la fotovoltaica, en la que nuestro país es líder europeo.

¿Cómo le afecta el tiempo? En los días soleados, especialmente en primavera y verano, la producción solar se dispara. Esto genera una mayor oferta en el mercado eléctrico, lo que suele traducirse en precios más bajos.

Sin embargo, cuando las previsiones anuncian cielos cubiertos o un descenso en las horas de radiación solar, como sucede en esta época del año, la contribución fotovoltaica se reduce. En ese caso, el sistema recurre a tecnologías más caras, como el gas, lo que provoca un encarecimiento de la electricidad.

Por eso, una predicción meteorológica precisa es esencial: saber con antelación cuánta energía solar entrará en el mix permite ajustar las expectativas de precios y reducir la volatilidad.

El papel de la energía eólica

El viento es otra variable crucial. España cuenta con cerca de 1.500 parques eólicos activos (actualmente es la fuente renovable más importante por su contribución a la generación) que, en días de rachas fuertes y constantes, generan un volumen abundante de electricidad renovable.

Este exceso de oferta puede reducir drásticamente el precio del mercado mayorista. Sin embargo, la inestabilidad del viento supone un importante reto.

Cuando las rachas se reducen de forma inesperada, la producción eólica, lógicamente, disminuye. Así que el sistema eléctrico también debe compensar esa caída con otras fuentes más costosas, lo que dispara los precios.

Por ello, los operadores eléctricos monitorizan constantemente la previsión de viento, pues un error de cálculo puede implicar miles de euros de diferencia en el coste de la energía.

La lluvia y la generación hidroeléctrica

Las precipitaciones también influyen, aunque de forma más indirecta y a largo plazo, en el precio de la factura eléctrica. Los embalses hidroeléctricos se nutren de lluvias y deshielos, así que, en años húmedos, las reservas permiten una mayor capacidad de producción hidroeléctrica, lo que facilita la entrada de esta energía barata y flexible en el mercado.

Embalse y central hidroeléctrica de Santo Estevo en Ourense, España, alimentados por el río Sil.

En contraste, durante periodos de sequía, el precio de la electricidad tiende a subir. La falta de agua reduce la generación hidroeléctrica, lo que obliga a recurrir con más frecuencia a centrales de gas o carbón.

Demanda eléctrica y extremos meteorológicos

No solo la oferta se ve condicionada por el clima, también la demanda. Durante olas de calor, el consumo de aire acondicionado se dispara, mientras que en invierno el frío intenso aumenta el uso de calefactores eléctricos.

Vista aérea de parques solares en Belinchón, Cuenca.

Ambos fenómenos generan picos de demanda que presionan los precios al alza, que se repercuten en la factura que pagan los hogares. La previsión meteorológica ayuda a anticipar estos picos de consumo, pero, cuando la realidad supera la expectativa, los precios responden con subidas inmediatas.

El pronóstico del tiempo como herramienta estratégica

En definitiva, la meteorología y el mercado eléctrico están íntimamente conectados. Y el pronóstico del tiempo se ha consolidado como una herramienta de gestión estratégica para operadores, comercializadoras y consumidores.

Cada avance en la precisión de los modelos meteorológicos se traduce en una mejor previsión de precios. Para las empresas, esto significa optimizar compras y reducir costes. Para la ciudadanía, comprender esta relación ayuda a interpretar la volatilidad de los precios y a valorar el papel esencial de las energías renovables en la transición energética… y en nuestros bolsillos.

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