Adaptación climática de los antiguos pobladores en Península Arábiga

Hoy en día, la Península Arábiga es una de las regiones más áridas del mundo. Pero su clima no siempre ha sido el mismo, y en el pasado se ha visto tanto una mayor aridez como una mayor humedad en diferentes momentos

El Oasis de Jubbah, hoy en día con la agricultura moderna en el suelo del desierto. En el pasado, esta área habría sido una región de humedales y lagos. Crédito: Palaeodeserts Project

Como región en riesgo de estrés hídrico en un mundo que se calienta, Arabia es de gran interés para los científicos que estudian el cambio climático.

En un nuevo estudio, los arqueólogos del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Jena (Alemania) realizaron la primera comparación detallada de las interacciones entre el hombre y el medio ambiente en toda Arabia, examinando el sureste y el registro emergente del norte del país. Descubrieron que los pueblos antiguos respondían a los cambios climáticos de diversas maneras, en función de la región en la que vivían y de los recursos ambientales, sociales y tecnológicos de que disponían.

Hace aproximadamente 10.000 años, Arabia experimentó un importante aumento de las precipitaciones y una expansión de los lagos y la vegetación que sirvió de apoyo a los asentamientos humanos en toda la península. Sin embargo, en los milenios siguientes, una serie de sequías extremas provocaron cambios drásticos en los ecosistemas.

En el norte de Arabia, la presencia de grandes acuíferos poco profundos y de playas estacionales facilitó la supervivencia gracias a condiciones climáticas muy variables, incluidas varias sequías de varios siglos de duración. En particular, los oasis del desierto –incluido uno en lo que hoy es la ciudad de Jubbah– sufrieron una ocupación humana sostenida, y el registro arqueológico indica la presencia humana en el Desierto de Nefud que lo rodea en múltiples ocasiones durante un período de 9000 años. El descubrimiento del refugio rocoso de Jebel Oraf en los límites del oasis de Jubbah y un yacimiento a orillas del lago con más de 170 chimeneas y restos de ganado muestran que la región estuvo habitada durante mucho tiempo. Como explica la Dra. Maria Guagnin, “las poblaciones de pastores ocuparon la región repetidamente a lo largo de milenios, apoyándose en la movilidad y en un amplio conocimiento del paisaje y sus recursos para sobrevivir a los cambios climáticos y las sequías”.

Mapa de Arabia que muestra sitios arqueológicos clave y registros ambientales con un mapa de presencia de aguas superficiales entre los años 1984 y 2015 y la distribución de los cuerpos de agua, así como la posición de la ITCZ (zona de convergencia intertropical). Fuente: PNAS

Durante el 'Milenio Oscuro', un período árido que duró aproximadamente de 5.900 a 5.300 años, durante el cual se cree que gran parte de Arabia fue inhabitable, los investigadores vuelven a encontrar pruebas de ocupación en el oasis de Jubbah. En otras zonas de Arabia septentrional, la población construyó muros alrededor de los oasis, construyó elementos paisajísticos para captar la escorrentía de agua y comenzó a excavar pozos. “En conjunto”, señala el Dr. Huw Groucutt, “estos hallazgos indican que la presencia de extensos acuíferos poco profundos, en combinación con la gran movilidad de la población, las estrategias de ordenación de los recursos hídricos y la transformación económica, brindaron oportunidades para la supervivencia a largo plazo de las poblaciones del norte de Arabia”.

El sudeste de Arabia, en contraste con el norte, aparentemente disfrutaba de menos fuentes de agua subterránea y veía una correlación más directa entre la sucesión de antiguas sequías y el dramático cambio social. Después de la Fase Húmeda del Holoceno, una posterior recesión climática que duró de 8.200 a 8.000 años trajo efectos tan extremos que se cree que estuvo relacionada con un cambio de la caza y la recolección al pastoreo de animales domésticos, según investigaciones anteriores. Las sequías subsiguientes (hace 7.500 a 7.200 años y 6.500 a 6.300 años) se corresponden con la disminución de la ocupación del desierto interior, el desarrollo de comunidades de pastores y pescadores en la costa y el establecimiento de una red de comercio marítimo entre los pastores árabes y las comunidades agrícolas de Mesopotamia.

Comparación de eventos de sequía (barras verticales) y distribuciones arqueológicas de probabilidad sumadas para el sureste de Arabia: (A) sitios de la costa del Golfo y (B) sitios del interior (C) Edades de radiocarbono y luminiscencia para sitios arqueológicos en la cuenca del paleólogo de Jubbah y la zona del desierto de Nefud. Fuente: PNAS.

La extrema aridez del 'Milenio Oscuro' provocó el abandono del interior del desierto del sudeste de Arabia y la migración de poblaciones a la costa del Golfo. Los resultados de investigaciones anteriores sugieren, sin embargo, que incluso las poblaciones costeras sintieron los efectos de la presión sobre los recursos. Excavaciones anteriores en el yacimiento costero de Ras al-Hamra revelan que las poblaciones costeras omaníes de este período gozaban de una salud general deficiente. Los montículos de huesos de dugongos (mamíferos marinos) especialmente dispuestos, excavados en la isla de Akab en los Emiratos Árabes Unidos, sugieren actos rituales de consumo, tal vez como respuesta a la escasez de alimentos.

La comprensión de la relación entre las manifestaciones regionales del cambio climático y las adaptaciones que permiten la resistencia de la sociedad puede proporcionar valiosas lecciones para las sociedades modernas de todo el mundo. “Durante milenios, el alejamiento de las regiones duramente afectadas fue la principal respuesta humana a las graves crisis climáticas”, comenta el autor principal, el profesor Michael Petraglia, “pero con el aumento del tamaño de la población y el incremento de las inversiones, las opciones de movilidad humana han disminuido con el tiempo”. Del mismo modo, “el rápido agotamiento de los acuíferos en los últimos años pone de relieve la necesidad de soluciones sostenibles para hacer frente a los problemas ambientales”.

Los investigadores subrayan que la adopción de medidas ahora para hacer frente a la emergencia climática es lo que más interesa al mundo. “A veces, la gente descarta el cambio climático como algo de lo que no tenemos que preocuparnos demasiado, porque ya lo hemos afrontado antes”, señala la profesora Nicole Boivin, directora del Departamento de Arqueología del Instituto y coautora del estudio. “Pero los escenarios a los que nos enfrentamos ahora no tienen precedentes. No solo el cambio climático causado por el hombre es más impredecible, sino que las opciones disponibles para las sociedades de hoy son mucho más limitadas que las que permitieron a nuestros antepasados capear los cambios del pasado”.

NCYT (Noticias de Ciencia y Tecnología)



Esta entrada se publicó en Reportajes en 22 Abr 2020 por Francisco Martín León