¿Qué sabemos de... 'El ruido'?
El último libro de CSIC y Catarata informa sobre la evaluación, legislación y efectos nocivos de la contaminación acústica
El ruido es un sonido no deseado y los medios de transporte (vehículos, aviones y trenes) son los principales responsables de sus altos índices, ya que generan el 73% del ruido global en las grandes ciudades. Dependiendo de su intensidad y de la persona que lo percibe, el ruido puede producir estrés, interferir con las actividades laborales y de ocio y, en dosis suficientemente altas, ocasionar daños permanentes en el sistema auditivo.
Los investigadores del Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información Leonardo Torres Quevedo (ITEFI), del CSIC, Pedro Cobo y María Cuesta hacen un análisis de la contaminación acústica y proponen estrategias para su control. En el libro El ruido (Editorial CSIC - Los Libros de la Catarata), los autores explican cómo se mide y se evalúa su impacto, los efectos que puede ocasionar en los seres humanos, así como la legislación que lo regula.
En el texto se analizan las fuentes de ruido a gran escala y se facilitan datos que resultan paradójicos, como que la contribución del tráfico rodado al ruido ambiental ha crecido en los últimos 30 años, a pesar de que los niveles límite de emisión de los vehículos en la Unión Europea se han reducido. “La disminución del ruido radiado por los vehículos se ha visto contrarrestada por el espectacular crecimiento del parque automovilístico”, afirma María Cuesta.
“Controlar el ruido es un reto tecnológico importante debido a su complejidad frecuencial, temporal y espacial, y lleva asociado un coste económico, por lo que, más que tratar de cancelar el ruido completamente, es preferible disminuirlo a niveles aceptables”, explica Pedro Cobo. Según el investigador, las medidas de control pasan por la planificación urbanística, la actuación administrativa y la ingeniería acústica. En concreto, la ingeniería acústica tiene un gran potencial para reducir considerablemente el ruido, ya que permite actuar sobre las infraestructuras mejorando el aislamiento de edificios y viviendas próximos a aeropuertos y estaciones de ferrocarril o insertando barreras acústicas en urbanizaciones cercanas a vías rápidas, entre otras medidas.
En referencia a la legislación que establece los niveles de ruido permitidos, los autores citan el documento emitido hace cuatro décadas por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de EE UU. Este texto es pionero porque definió por primera vez, entre otras cuestiones, el procedimiento básico de la medición del ruido y sus efectos. En España, la ley del Ruido de 2003 establece unos límites de 65 dBA (dBA es una corrección ponderada del ruido emitido medido en decibelios teniendo en cuenta la percepción del sonido por el oído humano) en periodo diurno y vespertino, y 55 dBA en periodo nocturno, para zonas de uso residencial.
El libro El ruido, integrado en la colección de divulgación ‘¿Qué sabemos de...?’, puede adquirirse tanto en librerías como en las páginas web de la Editorial CSIC y Los Libros de la Catarata. Con esta obra, la colección suma 94 títulos que tratan la actualidad científica y tecnológica de forma sencilla y cercana.
CSIC