Debemos aprender de Harvey

El huracán Harvey ha dejado en su estela vidas agobiadas y enormes daños materiales, estimados en unos 150 a 180 miles de millones de dólares. Sin embargo, la tormenta que azotó la costa de Texas durante casi una semana completa, también plantea preguntas profundas sobre el sistema económico y las políticas de Estados Unidos.

Es irónico, sin lugar a dudas, que un evento relacionado con el cambio climático haya ocurrido en un Estado que es el hogar de tantos que niegan la existencia del mismo – y donde la economía depende tan fuertemente de los combustibles fósiles que impulsan el calentamiento global. Por supuesto, ningún evento climático en particular puede ser directamente relacionado con el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. No obstante, los científicos han pronosticado que tales incrementos elevarían no sólo las temperaturas promedio, sino también la variabilidad del clima – y especialmente la aparición de eventos extremos como el huracán Harvey.

Como determinó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático hace varios años, “existen pruebas de que algunas circunstancias han cambiado como resultado de influencias antropogénicas, incluyendo aumentos en las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero”. El astrofísico Adam Frank explicó sucintamente: “mayor calor significa más humedad en el aire lo que significa precipitaciones más fuertes”.

Evidentemente, Houston y Texas por su propia cuenta no hubiesen podido hacer mucho en cuanto al aumento de los gases de efecto invernadero, aunque sí hubiese sido posible que tomaran un papel más activo en cuanto a impulsar políticas climáticas fuertes. Además, las autoridades locales y estatales pudieron haberse preparado de mucha mejor manera para estos eventos, que golpean la zona con cierta frecuencia.

En lo que se refiere a la respuesta al huracán – y en cuanto a la financiación de algunas de las reparaciones posteriores – todos recurren al gobierno, tal como lo hicieron después de la crisis económica del año 2008. Una vez más, es irónico lo que ocurre en una parte del país donde las acciones de gobierno y las acciones colectiva se ven increpadas muy frecuentemente. No fue menos irónico cuando los titanes de la banca estadounidense, quienes habían predicado el evangelio neoliberal de la reducción del gobierno y la eliminación de las normativas que proscribieron algunas de sus actividades más peligrosas y antisociales, recurrieron al gobierno en su momento de necesidad.

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Joseph E. Stiglitz, Professor, Columbia University

Foro Económico Mundial.

Esta entrada se publicó en Noticias en 14 Sep 2017 por Francisco Martín León