La fertilización oceánica con hierro, un experimento demasiado arriesgado

Autor: El País; Europa PressPalabras clave: cambio climático, fertilización, CO2, fitoplancton, sumidero. El enorme potencial económico del mercado de emisiones de CO2 es el estímulo que ha llevado a Planktos, una empresa estadounidense, a iniciar este mes de noviembre el mayor experimento hasta la fecha de fertilización del océano con partículas de hierro, provocando la alarma de científicos y naturalistas que temen una catástrofe ecológica.

 
Figura 1.- Con aguas ricas en hierro, las colonias del fitoplancton marino como el de la figura florecen extendiéndose por amplias regiones de la superficie oceánica, convirtiéndose, en teoría, dichas colonias en un absorbente muy eficaz de CO2. Imagen cortesía de la NASA.
La teoría es que si se añade hierro a aguas oceánicas ricas en nutrientes pero donde la falta de este elemento impide el crecimiento del fitoplancton (los organismos microscópicos que forman la base de la cadena alimentaria oceánica), se provoca un florecimiento de éste, que al absorber dióxido de carbono de la atmósfera mitigaría así el efecto invernadero. Y de paso, la empresa que lleva a cabo la fertilización se lucraría mediante la venta de derechos de emisión en el futuro mercado.
 
El problema es que hasta la fecha, todos los experimentos de fertilización se han realizado a pequeña escala y en condiciones muy controladas. En cambio, Planktos quiere verter 100 toneladas de micropartículas de hierro en mar abierto. "Planktos está introduciendo un riesgo desconocido difícil de seguir, controlar y medir", afirma Stuart Banks, un oceanógrafo de la Fundación Charles Darwin, dedicada a proteger las islas Galápagos. Planktos había planeado inicialmente llevar a cabo su experimento en aguas internacionales situadas 350 kilómetros al oeste de las Galápagos. La compañía eligió ese lugar porque se trata de aguas muy pobres en hierro.
 

Un lugar desconocido

Ahora, debido a las duras críticas de grupos ambientales y del Gobierno ecuatoriano y las amenazas de otros grupos que prometían interceptar el barco de Planktos, que ya ha partido, la compañía se niega a revelar dónde realizará su experimento, aunque ha puesto rumbo a Canarias. Russ George, fundador y director de Planktos, defiende el experimento asegurando que su compañía no busca sólo el beneficio económico, sino también restaurar los ecosistemas marinos. George señala que las poblaciones de plancton llevan décadas disminuyendo a velocidad alarmante. George cree que las preocupaciones de los ecologistas no tienen base, pero aun así reconoce que no puede predecir con total seguridad las consecuencias. "No tenemos suficientes conocimientos", dice. "Pero éste es precisamente el propósito de la misión: recoger información".
 
George afirma que su objetivo de mercado es principalmente la Unión Europea, y que para poder obtener la autorización para vender derechos de emisión, su empresa necesita desarrollar una metodología basada en datos reales obtenidos de un experimento a gran escala.
 
Kenneth Coale, líder de varios experimentos de fertilización oceánica con hierro, está preocupado por la falta de control científico: "Ahora mismo, este tema lo están desarrollando capitalistas que quieren obtener beneficios de fertilizar el océano, y la ciencia ha pasado a segunda fila en este debate", afirma.
 
Según se hacía eco la prensa a mediados de noviembre, el Gobierno de Canarias, a través de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, ha remitido una comunicación urgente al Ministerio de Medio Ambiente en la que le solicita que impida que la empresa Planktos vierta 100 toneladas de partículas en el mar en aguas próximas a las Islas desde el barco Weatherwind II.
 
El Ejecutivo pretende que el Estado articule las acciones pertinentes para impedir oficialmente estas maniobras, al menos dentro de las 100 millas náuticas de influencia alrededor de Canarias, que configuran el área de gestión pesquera europea.
 
Los promotores de este experimento han avanzado que su próxima escala será en Canarias, donde, al parecer, tiene previsto cargar las 100 toneladas de hierrocon las que quierefertilizar el océano, y que la operación la realice en aguas internacionales en el Atlántico sur. No obstante, de momento, la empresa mantiene en secreto la zona en la que pretende realizar el experimento, no sometido al control de científicos independientes.
 
Figura 2.- El buque Weatherwind II, propiedad de la empresa Planktos, tiene previsto hacer escala en Canarias para cargar allí las 100 toneladas de hierro que pretende verter al océano, en aguas internacionales, sin que por el momento algún representante de dicha empresa haya revelado en qué lugar concreto tendrá lugar el vertido. Foto: REUTERS
El Gobierno de Canarias se suma de esta manera a la denuncia pública que han planteado diversas organizaciones ecologistas en la que advierten sobre la peligrosidad de este experimento y que ha suscitado una notable preocupación entre los científicos. La Organización Marítima Internacional ha manifestado su preocupación por estos vertidos en mar abierto.
 
Según la teoría que pretende comprobar, el aumento del fitoplancton marino que provocará el vertido contribuirá a una mayor absorción del CO2 atmosférico, relacionado con el calentamiento global.
 
Faustino García Márquez apuntó que, según expertos de la Universidad de Las Palmas, "sí es cierto que ese hierro puede formar plancton y en varias semanas quedar secuestrado en forma de detrito en las aguas profundas y terminar atrapado en el suelo oceánico, y que ese plancton absorbería CO2 mediante fotosíntesis". "Pero, añadió "se corre el peligro de que el plancton sea hepatotóxico o neurotóxico, tipo marea roja, porque el exceso de hierro en un área muy cálida y estable podría desencadenar un proceso con tales características".
 

aumento del PH del agua, que podría "anular el efecto beneficioso de la absorción de CO2".

 
 
 
Esta entrada se publicó en Noticias en 05 Dic 2007 por Francisco Martín León