El tiempo para otoño 2023 en España: un chorro polar ondulado podría traer un carrusel de borrascas atlánticas

El periodo de lluvias y temperaturas frescas tocará a su fin durante el último tercio de septiembre. Sin embargo, los modelos estacionales plantean dudas razonables sobre la duración e intensidad de este periodo más seco.

Pese a que la próxima semana tendremos un tiempo seco y soleado en zonas extensas, los modelos estacionales continúan mostrando una predicción para el otoño muy diferente.

En las últimas semanas las protagonistas meteorológicas en buena parte de España han sido las tormentas, con lluvias torrenciales ocasionales que han provocado numerosos daños e incidencias a lo largo de este mes de septiembre.

También se están registrando temperaturas diurnas más frescas debido a la presencia de nubosidad, humedad y precipitaciones. Las temperaturas nocturnas, sin embargo, permanecen por encima de lo normal en amplias zonas de la península, por lo que en su conjunto las temperaturas medias no se han desviado mucho de lo que cabría esperar en esta época del año. Esto cambiará durante la próxima semana.

Una potente dorsal en niveles medios y altos se establecerá sobre el oeste de Europa y la Península Ibérica, dando lugar a un prolongado periodo de estabilidad y un posible patrón de bloqueo.

Antes de eso, un frente frío dejará más nubosidad y precipitaciones en la vertiente atlántica, así como algunas tormentas en la mediterránea que pueden ser bastante fuertes, pero parece que tras su paso y durante el fin de semana entraremos en una dinámica prácticamente estival.

Se desconoce la duración de este periodo cálido y estable, todo apunta a que octubre comenzará también cálido y seco, pero con una particularidad. Durante las semanas centrales del mes, la dorsal tendería a desplazarse hacia el este, lo que podría facilitar la llegada de bajas y frentes a la vertiente atlántica, una situación similar a la que podría acontecer durante el mes de noviembre de acuerdo con los modelos estacionales.

Precipitaciones por encima de la media

Como consecuencia de este predominio de circulación zonal ondulada y propensa a bajar de latitud, es probable que las precipitaciones en el conjunto de la Península Ibérica se sitúen por encima de lo normal este otoño, especialmente en la vertiente atlántica, reduciéndose las anomalías a medida que nos acerquemos en el Mediterráneo. Cabe destacar que en esta zona el patrón de precipitaciones podría continuar siendo muy irregular.

La presencia de esta dorsal que nos afectará durante las próximas semanas y un posterior predominio de masas de aire de procedencia marítima subtropical, podría dejar un otoño significativamente más cálido de lo normal en toda la península. En principio y a diferencia del patrón de precipitaciones, estas anomalías de temperatura serán bastante homogéneas y afectarán a todo el territorio de forma marcada.

Noviembre continuaría con anomalías cálidas. La influencia de los mares cálidos podría estar detrás de un otoño más templado de lo normal, pero también húmedo.

Cabe recordar, además, que los mares se encuentran muy por encima de su temperatura habitual y las masas de aire que proceden tanto del Atlántico como del Mediterráneo son especialmente cálidas y húmedas, lo que podría estar detrás de las contundentes tendencias que muestran los modelos de cara al otoño.

¿Son útiles estas predicciones estacionales?

Siempre que se comentan modelos de predicción estacional, como es el caso, debe tenerse presente que están en una fase experimental y no funcionan como los modelos de predicción a plazos medios y cortos. Su escala de tiempo y área de predicción son mucho mayores y no sirven para predecir fenómenos meteorológicos concretos, sino patrones y comportamientos de la atmósfera a largo plazo, por lo que siempre se deben tomar de forma orientativa.

En sus predicciones cobra mucho peso la comparación con análogos y el estudio de fenómenos como el Niño, la NAO u oscilaciones de Madden-Julian.

Aún así, su fiabilidad a la hora de predecir estas tendencias ha mejorado últimamente rebasando significativamente el 60% aunque, por ahora, sólo se emplean para predecir tendencias de evolución de parámetros como temperatura, precipitación o presión a escala sinóptica y la probabilidad de superar ciertos umbrales en comparación con los valores medios de la época del año para la cual realizan la previsión.