A pesar del calentamiento global: este fenómeno podría sumir a Europa en una ola de frío con mucha nieve y heladas
El calentamiento global no significa el fin del frío, como se suele pensar de forma errónea. Porque incluso en un clima más cálido, Europa puede sufrir un invierno extremo en cualquier momento.

Muchas personas creen que el calentamiento global implica automáticamente inviernos suaves y el fin de la nieve y las heladas. Sin embargo, esto no es así. El cambio climático modifica los patrones atmosféricos, pero no los elimina. Aunque la temperatura media global aumente, pueden producirse fases de frío excepcional a nivel regional y temporal. Estos fenómenos aparentemente inversos no son una contradicción, sino parte de un complejo sistema climático que reacciona a muchos factores.
Aunque la temperatura global está aumentando en términos medios a largo plazo, esto no significa que todos los años o todas las regiones se vean afectados por igual. El cambio climático modifica las probabilidades, no las posibilidades. Los fenómenos extremos siguen siendo posibles, solo que se distribuyen de forma diferente.
La diferencia entre tiempo y clima
Un punto decisivo es la diferencia entre el tiempo y el clima. El tiempo describe condiciones a corto plazo durante días o semanas, mientras que el clima describe valores medios a largo plazo durante décadas. Así, en un clima más cálido puede haber un invierno extremadamente frío sin que ello ponga en duda la tendencia al calentamiento.
Un ejemplo: el invierno de 2009/10 trajo a Europa una de las fases más frías en décadas, aunque, desde una perspectiva global, ese año fue uno de los más cálidos. Estos contrastes se producen cuando el chorro polar presenta grandes meandros, dando lugar a situaciones persistentes o/ extremas debido a la formación de sistemas estacionarios de altas o bajas presiones.
Cuando el vórtice polar se debilita
El llamado vórtice polar, un potente cinturón de viento en la estratosfera que mantiene unido el aire frío sobre el Ártico, desempeña un papel clave. Si este vórtice se tambalea o se debilita, por ejemplo, debido al fuerte calentamiento del Ártico, el aire polar frío puede avanzar hacia el sur. Entonces, las masas de aire helado también llegan al centro y sur del continente europeo.
Confused about the #PolarVortex? Usually a strong jet stream confines Arctic air to the north, stabilized by a big difference in temperature between low and high latitudes. The smaller the difference in temperature, the more the wind belts meander (Via @RemoteLongitude & @NOAA) pic.twitter.com/GEpzwjw1dS
— UN Climate Change (@UNFCCC) February 15, 2021
En los últimos años se han observado con mayor frecuencia estos calentamientos estratosféricos (SSW, por sus siglas en inglés). Pueden influir en el tiempo de Europa durante semanas y provocar períodos de frío extremo. Irónicamente, el propio cambio climático puede favorecer olas de frío más frecuentes en las latitudes medias debido a los cambios en la distribución de las temperaturas en el Ártico.
Un chorro polar desatado
La corriente en chorro, la banda de vientos fuertes a unos diez kilómetros de altura, también es sensible a las diferencias de temperatura entre los polos y los trópicos. Dado que el Ártico se calienta mucho más rápido que las latitudes más meridionales, la corriente en chorro se ralentiza y comienza a serpentear más. Estos movimientos ondulados hacen que el aire frío pueda permanecer más tiempo sobre Europa, en lugar de desplazarse rápidamente.
Por lo tanto, una corriente en chorro meandrizante puede provocar tanto olas de frío que duran semanas como períodos de calor extremo. Ambos son dos caras de la misma moneda: una atmósfera más inestable en un clima más cálido.
Los extremos se diversifican, pero no desaparecen
El punto decisivo: el cambio climático intensifica los extremos, en ambos sentidos. Mientras que las olas de calor y las sequías aumentan en promedio, sigue existiendo la posibilidad de frío extremo. Por lo tanto, si en una década cálida el invierno es repentinamente frío, lo que podría batir récords, esto no es una contradicción, sino una expresión de la creciente variabilidad del clima.
Algunas fotos de #Filomena, del libro "Madrid de blanco", de María Morenés pic.twitter.com/yD0cE8r6cY
— El Madrid desaparecido de Penny y Julio Gª. Moutón (@Pennypol) January 8, 2022
La atmósfera sigue siendo un sistema caótico en el que las interacciones aleatorias pueden tener grandes efectos. Más cálido no significa uniforme. Al contrario: un clima más cálido puede provocar fluctuaciones más violentas.
Conclusión: el invierno sigue siendo un adversario impredecible
Incluso en un mundo con temperaturas en aumento, en cualquier momento puede producirse un invierno extremo, con heladas, tormentas de nieve y récords de frío. Es fundamental tener en cuenta que estos fenómenos no contradicen el cambio climático, sino que pueden formar parte de sus consecuencias.
El calentamiento global está cambiando el sistema que genera nuestro clima y, con ello, también su impredecibilidad. El invierno no desaparece, sino que se transforma y, precisamente por eso, puede sorprendernos una y otra vez.
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