El impostor del bosque: por qué nunca debes comerte el fruto del castaño de Indias
El otoño huele a castañas asadas en las esquinas, pero conviene recordar que no todo lo que se parece a una castaña lo es, y un buen ejemplo es el castaño de Indias.

El otoño ya está aquí, y con él llegan algunos de los rituales más sabrosos y esperados del año en España: las setas recién cogidas y las castañas asadas que tan buen aroma deja en las calles de pueblos y ciudades.
Pocas cosas evocan tanto a esta estación como el gesto de pelar una castaña caliente en plena calle. Sin embargo, entre esta tradición se esconde el riesgo del fruto del castaño de Indias, muy parecido a la castaña comestible pero tóxico y, desde luego, no apto para el consumo humano.
El falso castaño: bonito, urbano y con semillas tóxicas
El castaño de Indias (Aesculus hippocastanum) es un árbol originario de los Balcanes que se ha extendido por toda Europa como especie ornamental. En España lo encontramos sobre todo en avenidas, parques y paseos urbanos, ya que es una especie resistente, de copa frondosa y con flores muy vistosas en primavera.
Utterly bonkers about conkers!
Jenny Harris (@JnnyHarris) September 16, 2025
Horse Chestnut (Aesculus hippocastanum)#autumn #conkers pic.twitter.com/McxddmQ2zr
El problema es que en otoño produce un fruto redondo y brillante que recuerda mucho a la castaña comestible, la del castaño común (Castanea sativa), la que realmente se puede comer.
Sin embargo, saber diferenciarlas es crucial, ya que las semillas del Castaño de Indias son tóxicas para el ser humano. Contienen sustancias como la esculina, que pueden provocar desde molestias digestivas (náuseas, vómitos o diarreas) hasta síntomas más graves si se consumen en mayor cantidad.
Dónde encontramos a este "impostor"
Aunque la confusión suele darse sobre todo en las grandes ciudades (donde los Castaños de Indias adornan calles y bulevares) el engaño también puede aparecer en entornos rurales.
Horse-chestnut (Aesculus hippocastanum) pic.twitter.com/lIFQcib1ik
— The English Oak Project (@TheKentAcorn) May 25, 2023
No es extraño caminar por un pueblo, encontrarse el suelo cubierto de “castañas” y pensar que es un desperdicio no recogerlas. Sin embargo, si nadie en el lugar se ha llevado esas castañas es, con toda probabilidad, porque no son comestibles. El detalle de un suelo repleto y sin interés de los vecinos es una pista inequívoca.
Cómo diferenciar la castaña comestible de la tóxica
A simple vista, ambos frutos pueden parecer casi idénticos, pero existen detalles claros que permiten distinguirlos. El castaño común produce erizos cubiertos de largas y finas púas que pinchan con solo tocarlos, mientras que el Castaño de Indias desarrolla una cápsula verde con menos púas, más grandes y espaciadas, que en ocasiones resultan casi lisas.

El fruto también presenta diferencias. Las castañas comestibles suelen aparecer de tres en tres dentro del erizo, tienen una forma más aplanada y muestran en su base una pequeña punta clara, como un rabillo característico. En cambio, las del castaño de Indias suelen encontrarse de una en una, son más redondeadas, muy brillantes y carecen de ese extremo puntiagudo.
El entorno en el que crece cada árbol también da pistas. Los castaños comunes se desarrollan sobre todo en zonas de montaña, en bosques húmedos del norte y noroeste peninsular, mientras que los castaños de Indias aparecen principalmente en ciudades y paseos arbolados, ya que se plantan con fines ornamentales y raramente se encuentran en un bosque natural.
Para no equivocarse, lo mejor es desconfiar de las castañas recogidas en parques o calles urbanas, revisar que el erizo esté cubierto de púas largas y densas, y en zonas rurales fíjarse si los vecinos las recogen. La ausencia de interés suele indicar que no son comestibles.