La planta más peligrosa del mundo o el ‘aguijón del suicidio’, la ortiga que puede hacerte sufrir durante meses

Oculta en los bosques húmedos de Australia y Asia, una planta de aspecto inocente esconde un dolor inimaginable. Conocida como “aguijón del suicidio”, sus efectos duran semanas o incluso meses.

A pesar de su apacible apariencia, no te fíes de Dendrocnide moroides

La Dendrocnide moroides no destaca en un primer momento por un aspecto terrorífico. Más bien al contrario, ya que sus grandes hojas en forma de corazón y sus delicadas flores blancas la hacen parecer atractiva. Pero bajo esa apariencia frondosa, se esconde una de las experiencias más dolorosas que un ser humano puede sufrir en la naturaleza.

Crece en los bosques tropicales de Queensland y otras zonas del norte de Australia, además de algunas islas de Indonesia y Malasia.

Un apodo muy contundente: “aguijón del suicidio”

El nombre popular no es una exageración, puesto que existen testimonios históricos de soldados, exploradores e incluso caballos que, tras rozar accidentalmente esta planta, sufrieron dolores muy intensos.

Las hojas y tallos de la Dendrocnide moroides están cubiertos por diminutos pelos urticantes, casi invisibles a simple vista. Al entrar en contacto con la piel, estos pelos penetran como agujas de vidrio y liberan una potente neurotoxina llamada gimnina.

Lo más aterrador es que el dolor no desaparece en cuestión de horas, como sucede por ejemplo con una ortiga común. En muchos casos, la sensación de ardor, punzadas eléctricas y el dolor punzante puede durar semanas o incluso meses, ya que los pelos permanecen incrustados en la piel liberando toxinas poco a poco.

¿Se puede tratar el dolor en caso de contacto?

Los métodos tradicionales incluyen la aplicación de cera depilatoria para retirar los pelos urticantes y el uso de analgésicos convencionales, pero ninguno garantiza un alivio inmediato.

En algunos casos, el dolor ha persistido incluso tras tratamientos hospitalarios, mostrando lo difícil que es neutralizar sus efectos.

Bien conocida por los pueblos indígenas australianos

Los pueblos indígenas australianos conocían bien los riesgos de la Dendrocnide moroides, y por ello advertían a los niños de no acercarse a sus hojas. Por otra parte, utilizaban técnicas específicas para neutralizar el dolor en caso de contacto.

Hoy en día, los parques nacionales de Australia donde crece esta especie están llenos de carteles de advertencia, ya que muchos visitantes, atraídos por su frondoso aspecto, desconocen que basta un simple roce para iniciar semanas de tortura.

Nuevos estudios científicos sobre la ortiga gigante

Durante años, la ciencia ignoró a esta planta más allá de la botánica, pero en las últimas décadas se ha descubierto que su veneno contiene proteínas únicas que pueden unirse a los receptores del dolor en el sistema nervioso.

Investigadores australianos han logrado aislar parte de estas moléculas y estudian su potencial en el desarrollo de analgésicos de nueva generación, capaces de modular el dolor crónico.