De la manzanilla al romero: 5 plantas medicinales que puedes cultivar en casa

Cultivar plantas medicinales en casa no solo es bonito, también abre la puerta a un mundo de aromas, sabores y remedios naturales que nos acompañan desde hace siglos.

El simple hecho de cuidar y regar estas plantas genera un efecto probado: reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, una especie de terapia verde gratuita.

Desde que el ser humano aprendió a caminar entre campos y bosques, siempre hubo plantas que se convirtieron en compañeras de viaje. No eran solo hojas o flores bonitas, eran remedio, alivio y hasta protección. Una taza caliente de té para el dolor, una pomada para raspones, o esa ramita aromática para espantar malos olores.

Lo curioso es que ese conocimiento, transmitido entre generaciones, sigue vivo, y lo mejor es que hoy podemos tenerlo al alcance de nuestras propias manos. Para ello, no hace falta tener hectáreas, ni un invernadero lleno de tubos y sensores. Una maceta en el patio o un pequeño espacio junto a la ventana son suficientes.

Este regreso a lo natural no es moda de redes sociales ni capricho hipster. Es una necesidad real, porque cada vez somos más los que buscamos volver a lo simple, a ese contacto con la tierra que da calma, que te pone en otro ritmo. Nos entregan salud, y bienestar.

Muchas hierbas medicinales liberan aceites esenciales al frotar sus hojas, lo que ayuda a repeler insectos de manera natural sin químicos.

Cultivar plantas medicinales no es solo tener “tés a la mano”, es un estilo de vida más consciente, más conectado y hasta más rebelde, y ojo, no estamos hablando de cultivos complicados ni de plantas que pidan atenciones de rockstar. Estas hierbas son nobles: con sol, un riego adecuado y un suelo que drene bien, ellas hacen el resto.

5 especies medicinales ideales para cultivar en tu hogar

Crecen, florecen y se convierten en pequeñas farmacias vivientes. Tú solo pones la maceta y el cariño, y ellas se encargan de demostrar que lo natural nunca pasa de moda y quizá lo más sorprendente es que al cuidarlas, también terminamos cuidándonos a nosotros mismos.

Manzanilla: la reina de las infusiones

La manzanilla, es una de esas hierbas que todos hemos probado en algún té casero, su fama no es gratuita: contiene compuestos como los flavonoides y aceites esenciales que ayudan a relajar el sistema digestivo y calmar nervios. En la antigua Roma, ya se usaba para perfumar baños públicos por su aroma dulce.

Cuando las flores abren del todo, es el mejor momento para cosecharlas y dejarlas secar a la sombra.

Cuidarla en casa es sencillo, es una especie que prefiere suelos ligeros y bien drenados, y un lugar donde le dé el sol directo. No necesita demasiada agua, con un riego ligero cada tres días suele ser suficiente y cuando las flores abren del todo, es el mejor momento para cosecharlas y dejarlas secar a la sombra.

Además de infusiones, la manzanilla sirve como enjuague para el cabello rubio porque realza el tono dorado y también se puede aplicar en compresas para aliviar irritaciones en la piel o los ojos cansados. Si la plantas cerca de otras hortalizas, puede ayudar a repeler insectos dañinos y atraer polinizadores.

Aloe vera: la farmacia en una hoja

El aloe vera es un clásico en cualquier hogar. Tiene hojas carnosas que guardan un gel transparente cargado de vitaminas, minerales y enzimas. Este gel es famoso por sus propiedades cicatrizantes, hidratantes y calmantes, ideal para quemaduras leves, irritaciones o piel reseca.

El aloe vera ha sido descrito en textos médicos desde hace más de 3 mil años en la antigua Mesopotamia.

Para cultivarlo, basta con una maceta ancha, suelo arenoso y un lugar soleado, requiere muy poco riego, apenas cuando la tierra esté seca, porque acumula agua en sus hojas. Un truco es cortar las hojas externas primero, dejando las del centro para que la planta siga creciendo fuerte.

Su uso es muy amplio: desde mascarillas para la piel hasta jugos que ayudan a la digestión. Incluso se estudia como apoyo para el sistema inmunológico. Eso sí, conviene recordar que la parte amarilla que se encuentra justo debajo de la piel, llamada aloína, es laxante y debe evitarse en exceso.

Romero: energía y memoria en una ramita

El romero es otra joya del huerto casero, tiene un aroma fresco y penetrante que lo convierte en el favorito de la cocina, pero también tiene propiedades medicinales impresionantes. Contiene ácido rosmarínico, cineol y carnosol, compuestos que actúan como antioxidantes y antiinflamatorios.

El romero mejora la memoria y la concentración, al punto que en la Edad Media se usaba en ceremonias académicas.

Cultivarlo es un placer, es un arbusto resistente que necesita mucho sol y poca agua. De hecho, soporta bastante bien la sequía, lo que lo hace perfecto para climas cálidos o terrazas soleadas, solo asegúrate de darle un suelo arenoso y evitar encharcamientos. Con podas ligeras mantendrás su forma compacta y estimularás más brotes aromáticos.

Se suele usar en infusiones para mejorar la digestión, como enjuague bucal natural por sus propiedades antibacterianas, o incluso en tónicos capilares para fortalecer el cabello. En la cocina, un par de ramitas frescas transforman cualquier guiso o carne asada.

Albahaca: aroma, sabor y defensa natural

El famoso condimento para la pasta. Contiene aceites esenciales como el eugenol, que actúa como antibacteriano y antiinflamatorio. Además, su olor intenso ayuda a repeler mosquitos y moscas, por lo que funciona como defensa natural en casa.

La albahaca era considerada planta sagrada en India y todavía se utiliza en ceremonias religiosas.

Le gusta el sol directo, aunque soporta bien la semisombra, necesita suelos fértiles, húmedos y con buen drenaje y si cortas regularmente las puntas de sus tallos, la planta se ramifica y produce más hojas. Sus flores, aunque bonitas, conviene retirarlas para que no robe energía al follaje.

Más allá de la cocina, donde eleva el sabor de pizzas, salsas y ensaladas, también se utiliza en infusiones para aliviar el estrés o la inflamación de garganta. Un truco de jardinero experto es sembrar albahaca junto a los tomates: ya que actúa como escudo natural contra plagas, una dupla legendaria en los huertos de todo el mundo.

Menta: frescura y alivio inmediato

La menta es una planta que no pasa desapercibida. Poseedora de un sabor refrescante debido al mentol, compuesto con efectos analgésicos y descongestionantes. Es perfecta para aliviar malestares digestivos, refrescar el aliento o preparar un té que ayuda a respirar mejor en épocas de resfriados.

Cuidarla es fácil, pero hay que controlar su crecimiento porque es muy invasiva lo mejor es tenerla en maceta, con tierra fértil y húmeda. Es una amante del sol indirecto y necesita riegos frecuentes, pero sin encharcar, manteniendo ese balance tendrás hojas verdes y aromáticas casi todo el año.

Además de tés, se usa en cataplasmas para calmar dolores musculares, en jarabes caseros contra la tos o como repelente natural de insectos. Incluso se puede congelar en cubitos de hielo junto con limón para preparar bebidas refrescantes en verano. Se poliniza principalmente con abejas, así que también es aliada de los polinizadores urbanos.

Al final, lo bonito de estas cinco plantas es que no necesitan ser complicadas. Con un poco de cuidado, agua y sol, se convierten en cómplices de salud, cocina y hasta del jardín mismo. Y lo que sorprende es ver cómo con detalles tan pequeños como un té de manzanilla o una ramita de romero, uno puede mejorar su día a día.

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