Cómo cultivar fresas en maceta en un balcón o en un jardín: consejos para principiantes
Tener tus propias fresas no es un lujo, es una experiencia. Ya sea en macetas o directamente en el jardín, puedes lograr una cosecha abundante y deliciosa todo el año.

Pocas cosas igualan el placer de recoger tus propias fresas y saborearlas recién cortadas. Son dulces, frescas y aromáticas. Lo mejor: no necesitas un terreno enorme ni contar con los conocimientos más avanzados. Un pequeño balcón soleado o un rincón del jardín bastan para ver cómo brotan esas flores blancas que pronto se transforman en frutos rojos irresistibles.
Cada tipo de espacio tiene su encanto. Las macetas son perfectas si vives en ciudad o buscas tener tus plantas siempre a la vista. En cambio, el jardín ofrece más libertad para expandir la plantación y obtener una producción generosa. En ambos casos, con el cuidado adecuado, las fresas crecen sin complicaciones y se adaptan al ritmo de cada estación.
Dónde plantar las fresas: elige el espacio que mejor se adapte a ti
El primer paso es decidir dónde crecerán tus fresas. En maceta se adaptan fácilmente a balcones o terrazas, siempre que reciban al menos seis horas de Sol directo. Escoge un recipiente de barro o cerámica con agujeros de drenaje y suficiente profundidad, unos 20 centímetros bastan, para que las raíces respiren y se mantengan frescas.
De una sola semilla,
— Janeth L (@jandal188) November 4, 2025
160 días después, nacen nuevas fresas.
Nada visible al principio.
Todo sucediendo bajo tierra.
Así crece también la riqueza real:
invisible al comienzo, imparable con el tiempo. pic.twitter.com/LNA6SjxivC
Si dispones de jardín, elige un rincón con buena exposición solar y suelo suelto. Evita zonas donde el agua se acumule. Las fresas prefieren suelos con drenaje natural, ligeramente ácidos, y agradecen una capa de compost orgánico antes de plantar. En ambos casos, la luz es esencial: sin ella, los frutos serán más pequeños y menos dulces.
Las variedades también cuentan. Las “fresas de temporada” ofrecen una gran cosecha anual; las “reflorecientes o remontantes” dan frutos varias veces, y las de “día neutro” mantienen un ritmo constante desde la primavera al otoño. Si tienes poco espacio, las últimas son ideales, ya que no dependen de la duración del día y fructifican casi todo el año.
Cómo preparar la tierra y mantener el equilibrio perfecto
Ya sea en suelo o en maceta, la base de todo cultivo está en el sustrato. Para macetas, mezcla tierra universal con compost y algo de perlita o fibra de coco. Así retendrás la humedad sin provocar encharcamientos. En jardín, incorpora estiércol maduro o compost para nutrir el terreno y mejorar su textura.

El riego debe ser constante, pero sin exceso. Las fresas aman la humedad, aunque no soportan los charcos. Riega temprano, cuando el sol aún no aprieta, y deja que la tierra se seque ligeramente entre riegos. En espacios abiertos, una capa de paja o virutas de madera ayuda a conservar el frescor del suelo y evita que los frutos se manchen.
Durante la floración, conviene aportar abono orgánico ligero. En macetas, cada dos o tres semanas; en jardín, al inicio de la primavera y tras la primera cosecha. Evita fertilizantes muy fuertes: demasiados nutrientes pueden provocar hojas exuberantes pero pocos frutos. El equilibrio es la clave.
Cuidados, cosecha y trucos para tener fresas casi todo el año
Tanto en macetas como en jardín, las fresas agradecen un mantenimiento regular. Retira hojas secas o dañadas para prevenir hongos. Si aparecen estolones, esas ramitas que salen buscando espacio, puedes cortarlos para fortalecer la planta o dejarlos si quieres reproducir nuevas. En el jardín se extienden con facilidad; en maceta, conviene controlarlos.
Cultivar fresas en casa es como tener un postre listo todo el tiempo. Solo riegas, esperas ¡y disfrutas! #HuertoCasero pic.twitter.com/prTy944ziK
— Cocina Fácil (@cocina_facil_mx) March 13, 2025
Para protegerlas de visitantes no deseados, coloca mallas o elementos reflectantes que mantengan alejadas a las aves. En caso de pulgones o babosas, bastará con jabón potásico o aceite de neem. Si mantienes buena ventilación y evitas el exceso de agua, las enfermedades fúngicas no serán un problema.
Cuando los frutos estén completamente rojos, llega el mejor momento: la cosecha. Corta con cuidado el tallo, sin tirar del fruto. Lo ideal es recogerlos por la mañana, cuando están más firmes y frescos. Si repites este gesto cada pocos días, la planta seguirá produciendo. Después del verano, elimina hojas viejas y aplica una capa de mantillo para proteger las raíces del frío. Con la primavera, volverán a brotar con fuerza.
Cultivar fresas es una forma sencilla de reconectar con lo natural, incluso en plena ciudad. No requiere grandes inversiones ni herramientas complejas. Sólo tierra fértil, luz y constancia. Ya sea en una maceta colgante o en un bancal del jardín, ver crecer tus propias fresas transforma cualquier espacio en un pequeño oasis comestible.
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