Alerta, heladas a la vista: la guía para crear un 'escudo' protector para tus plantas

Las bajas temperaturas se acercan y tus plantas corren peligro. Aprende cómo puedes protegerlas del frío con estrategias sencillas y eficaces para mantenerlas sanas durante las heladas.

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Las heladas pueden suponer un problema serio para nuestro huerto o jardín, estar preparados es clave para evitar los daños

Con la llegada de los meses fríos, uno de los mayores desafíos para cualquier amante de la jardinería son las temidas heladas. Las temperaturas bajo cero pueden causar graves daños a las plantas, desde la pérdida de hojas y flores hasta la muerte total de los ejemplares más sensibles.

Sin embargo, con previsión y algunos cuidados, es posible minimizar los efectos del frío y mantener el jardín saludable hasta la llegada de la primavera. En esta guía te contamos cómo crear un auténtico “escudo” protector frente a las heladas.

Comprender el enemigo: cómo actúan las heladas

Las heladas se producen cuando la temperatura del aire o del suelo desciende por debajo de los 0 °C, provocando la congelación del agua contenida en las células de las plantas.

Las más perjudicadas suelen ser las especies tropicales o mediterráneas, aunque incluso las plantas resistentes pueden sufrir si la bajada de temperatura es brusca o prolongada.

Este proceso rompe las paredes celulares y ocasiona quemaduras en hojas, tallos y flores.

Existen dos tipos de heladas: las radiativas, que se dan en noches despejadas y sin viento, y las advectivas, provocadas por masas de aire muy frío que se desplazan desde otras zonas. En ambos casos, el daño dependerá de la duración del episodio, la humedad ambiental y el tipo de planta.

Prevención: la clave está en anticiparse

El mejor escudo frente al frío comienza con la prevención. Consultar el pronóstico meteorológico es fundamental para saber cuándo se esperan heladas. Si las temperaturas bajan de los 3 °C, conviene actuar con rapidez.

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Cultivo de repollo afectado por helada intensa

Uno de los primeros pasos es elegir bien el emplazamiento. Las zonas más bajas del jardín suelen acumular el aire frío, por lo que conviene colocar las plantas más sensibles en lugares algo elevados o protegidos por muros, vallas o setos.

También es recomendable evitar el exceso de riego antes de una noche fría, ya que la humedad en el suelo puede intensificar el efecto del hielo. Sin embargo, mantener una ligera humedad sin encharcar ayuda a conservar el calor del terreno.

Métodos físicos de protección

Hay muchas maneras de proteger físicamente las plantas del frío. La más sencilla consiste en cubrirlas durante la noche con materiales como mantas térmicas, sábanas viejas, arpillera o plásticos específicos para jardinería. Lo importante es que el material no toque directamente las hojas y que se retire por la mañana para permitir la ventilación.

Otra opción son los túneles o miniinvernaderos hechos con arcos y láminas de plástico o policarbonato. Estos crean un microclima cálido que puede elevar varios grados la temperatura interior. Para las macetas, basta con moverlas a un lugar resguardado, como un porche, garaje o invernadero.

El acolchado o mulching es otra técnica muy eficaz. Consiste en cubrir la base de las plantas con paja, hojas secas, corteza o compost para conservar el calor del suelo y evitar que las raíces se congelen.

Cuidados especiales para cada tipo de planta

Las plantas más jóvenes y de crecimiento rápido suelen ser las más vulnerables. En el caso de los cítricos, geranios o begonias, lo ideal es trasladarlos al interior o protegerlos con fundas térmicas. Las plantas aromáticas, como la albahaca o el perejil, también son muy sensibles, mientras que el romero o la lavanda resisten mejor el frío.

En el huerto, las hortalizas de invierno como el brócoli, la col o la acelga pueden tolerar bien las bajas temperaturas, pero las tomateras, calabacines o pimientos deben resguardarse.

Después de la helada: cómo actuar

Si a pesar de todo una helada ha afectado tus plantas, no te apresures a podar. Espera a que pase el riesgo de nuevas bajadas de temperatura antes de eliminar las partes dañadas, ya que aún pueden proteger el resto de la planta.

Riega ligeramente cuando el suelo se descongele y aporta un abono rico en potasio para ayudar a la recuperación.

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