Amarillo, rojo, naranja… este es el fenómeno que explica los distintos colores en las hojas de nuestros árboles en otoño
Un fenómeno espectacular ligado al otoño: la coloración de las hojas de los árboles se acentúa al comenzar octubre. ¿Cómo podemos explicar estos cambios de color, del amarillo al rojo y al naranja?

Probablemente todos habéis notado que en otoño, y sobre todo en octubre, los árboles caducifolios y algunas coníferas ven cambiar el color de sus hojas y acículas. Pero, según el año, esta paleta de colores es más o menos intensa y dura más o menos. ¿Qué factores explican este espectacular fenómeno?
Pigmentos relacionados con el envejecimiento de las hojas
El primer factor que explica el cambio de color de las hojas de los árboles es la descomposición de la clorofila, el pigmento verde responsable de la fotosíntesis. Esto está relacionado con el proceso de envejecimiento de las hojas, que ocurre con la disminución de las horas de luz y la bajada de las temperaturas. Los árboles, en cierto modo, se están preparando para la estación fría.
Es emocionante pasear por un hayedo en el momento de su máximo esplendor otoñal. #Castilla #otoño pic.twitter.com/QjhGWopDjX
— El jardín que quieres (@nachoramosc) October 28, 2024
Esta clorofila se descompone y se almacena en las ramas, tronco y raíces, y una vez desaparecido el pigmento verde, aparecen los demás pigmentos recubiertos de clorofila en primavera y verano, porque no se descomponen tan rápidamente como la clorofila en otoño.
El pigmento rojo (antocianina) se produce en las hojas en otoño para protegerlas de la contracción causada por la radiación solar excesiva, mientras que el pigmento marrón solo aparece cuando la hoja muere. Durante esta estación, se forma un tejido cortical de separación entre la hoja y la rama, lo que provoca la caída de las hojas al suelo en caso de fuertes vientos.
Cada especie de árbol tiene diferentes tonos de color en otoño: amarillo dorado para el alerce, el abedul, el tilo y el arce; amarillo, naranja y marrón rojizo para el haya; rojo para los robles y arces de Canadá y Estados Unidos, donde esta estación es magnífica.
La influencia de la meteorología y la altitud
La intensidad de los colores depende de las condiciones atmosféricas: con tiempo seco, soleado y moderadamente fresco, sin heladas, la clorofila se descompone rápidamente y el pigmento rojo aparece rápidamente. Si no llueve mucho ni sopla mucho viento, el periodo de coloración otoñal se prolonga.
Una experiencia para este otoño: el hayedo de Hotzarreta, en el parque natural Gorbeia, entre Álava y Vizcaya. pic.twitter.com/UqL6zp8ucC
— J. L. Martín Nogales (@jlmartinnogales) September 4, 2025
Por el contrario, las heladas tempranas y los días fríos impiden que los colores del otoño se manifiesten durante mucho tiempo, y las fuertes lluvias y el viento pueden provocar la caída anticipada de las hojas. Los meses cálidos de agosto y septiembre provocan una coloración tardía de las hojas. Por otro lado, una primavera tardía y un verano temprano y caluroso y seco pueden provocar una coloración temprana.
Generalmente, la otoñada comienza en las montañas y luego se extiende a las llanuras. En el caso del haya, por ejemplo, este amarillamiento se extiende a las llanuras a un ritmo de 1,1 días por cada 100 metros de altitud, excepto en condiciones climáticas muy diferentes.
Desde que comenzaron las observaciones fenológicas en 1951, el calentamiento global parece haber afectado a la coloración de los árboles: por ejemplo, la coloración de las hojas de haya en Suiza se ha adelantado unos días en las montañas, pero se ha retrasado cinco días en las llanuras. Por lo tanto, no es posible una tendencia significativa para el futuro; los factores que influyen siguen siendo un misterio.
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