El impuesto que no lo parecía: la increíble historia de cómo la Lotería de Navidad financió una guerra

La tradición anual que une a los españoles en el reparto de la suerte, nació como una solución desesperada: la Lotería de Navidad fue creada como un ingenioso impuesto encubierto para financiar una guerra crucial en la historia de España.

Cada 22 de diciembre, España está pendiente de los bombos que reparten la suerte por todo el país. Ayuntamiento de Madrid.

La mañana de cada 22 de diciembre, millones de personas en España están pendientes de las voces de los niños y niñas del Colegio de San Ildefonso que, subidos al escenario del Teatro Real de Madrid, cantan los números y premios del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, el más popular del país.

Un verdadero ritual que se vive con gran ilusión por la lluvia de dinero —un total de 2.590 millones de euros— que reparte por toda la geografía española.

Sin embargo, el origen de la Lotería de Navidad está muy lejos de la prosperidad y la alegría que hoy simboliza. De hecho, nació en plena crisis como una herramienta fiscal encubierta para sostener una guerra que amenazaba la supervivencia del Estado.

Un sorteo que nació de la necesidad de salvar las arcas públicas

Corría el año 1812. España estaba inmersa en la Guerra de la Independencia contra la ocupación napoleónica. El país se encontraba fragmentado, con gran parte del territorio bajo control francés, una economía devastada y unas arcas públicas prácticamente vacías.

El sorteo de la Lotería de Navidad tiene un enorme arraigo en España.

Cádiz, una de las pocas ciudades que resistía sin ser ocupada, se convirtió en refugio político y sede de las Cortes, donde se gestaba la primera Constitución española. En ese contexto extremo surgió una idea tan simple como brillante. El ministro de Hacienda, Ciriaco González Carvajal, necesitaba recaudar fondos sin imponer nuevos impuestos directos a una población ya exhausta.

Así que la solución fue crear una lotería estatal inspirada en modelos europeos, especialmente el italiano. Había nacido la Lotería Moderna, antecedente directo de la actual Lotería Nacional.

Un juego voluntario en lugar de un impuesto obligatorio

La clave de su éxito fue que no se presentó como un tributo obligatorio, sino como un juego voluntario. Nadie estaba forzado a participar, pero quien lo hacía contribuía indirectamente al esfuerzo bélico. Era, en la práctica, un impuesto que no lo parecía.

Así, el primer sorteo de la Lotería Moderna se celebró en Cádiz el 4 de marzo de 1812 y tuvo una acogida notable, demostrando que la población aceptaba mejor este método que cualquier otra carga fiscal.

En diciembre de ese mismo año tuvo lugar el primer sorteo de Navidad, con premios especialmente atractivos, aunque los décimos no llevaron esa denominación hasta 1897. Como curiosidad, el primer 'Gordo' de la historia fue para el número 03.604, que recibió 8.000 reales.

Desde entonces, ni siquiera la Guerra Civil consiguió que los españoles renunciaran a la Lotería de Navidad. El 22 de diciembre de 1938, en plena contienda, se celebraron dos sorteos, uno en Burgos, puesto en marcha por el bando del dictador Franco, y otro en Barcelona, organizado por el republicano.

Pocos cambios en dos siglos

Desde sus orígenes, la estructura básica del sorteo ha cambiado sorprendentemente poco. El sistema de números, billetes divididos en décimos, premios mayores y múltiples reintegros ya estaba presente en sus primeras ediciones. Aunque con el tiempo se han ajustado cantidades, probabilidades y premios, la mecánica esencial sigue siendo reconocible más de dos siglos después.

Consultar los números premiados, por medios digitales o a través del periódico, es uno de los ritos que acompañan a la Lotería de Navidad.

Otra curiosidad poco conocida es que, durante muchos años, los beneficios de la lotería no solo sirvieron para financiar guerras, sino también hospitales, obras públicas y otros gastos del Estado. Así, la lotería se consolidó como una fuente de ingresos estable y socialmente aceptada.

Incluso el famoso canto de los números tiene raíces prácticas: se utilizaba para garantizar la transparencia del sorteo en una época en la que la desconfianza hacia las instituciones era elevada. Cantar los números en voz alta, de forma clara y repetitiva, ayudaba a evitar sospechas de fraude.

Un símbolo de unidad y esperanza compartida

Hoy, la Lotería de Navidad mueve miles de millones de euros. Cien mil números, cada uno con 198 series, que reparten más de 30 millones de premios entre los principales y la terminación, comienzo, aproximaciones, decenas y centenas del ‘Gordo’.

Todo en un único sorteo que, para muchos españoles, constituye un verdadero símbolo de unidad y esperanza compartida.

Sin embargo, su origen recuerda que, detrás de esta tradición entrañable, se esconde una historia de necesidad, ingenio y supervivencia. Una solución fiscal desesperada que terminó convirtiéndose en uno de los rituales colectivos más arraigados de la historia de España.

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