5 estaciones de metro de todo el mundo que son auténticos museos en plena ciudad
Bajo tierra existen verdaderos templos del arte. Estas cinco estaciones de metro convierten el viaje diario en una experiencia estética única que combina historia, luz y un impresionante diseño.

Viajar en Metro puede ser una rutina o toda una sorpresa. En distintas ciudades del mundo, hay estaciones que han traspasado la frontera del transporte para convertirse en verdaderos espacios artísticos. No se trata de simples túneles, son auténticas galerías subterráneas donde la arquitectura y el color dialogan a diario con miles de viajeros.
5 estaciones de metro que son auténticos monumentos
Cada una de estas paradas cuenta una historia distinta, desde mosaicos que narran el pasado hasta cúpulas que juegan con la luz. Lo que en principio era funcional se ha convertido en símbolo cultural. Te mostramos cinco estaciones que transforman el trayecto en una visita al arte contemporáneo y al diseño urbano más inspirador.
La estación de Metro de Toledo, en Nápoles
Inaugurada en 2012, la estación de Toledo es una joya del metro napolitano. El arquitecto catalán Óscar Tusquets Blanca imaginó un espacio donde el mar descendiera hasta el subsuelo. Las paredes, cubiertas con miles de azulejos que se degradan del blanco al azul profundo, parecen una ola congelada.
Nápoles posee una de las estaciones más sorprendentes del mundo. #EstaciónToledo https://t.co/H9m9EihMO1 pic.twitter.com/dZa3uKXbLK
— Autodesk España (@AutodeskEsp) April 29, 2016
Colaboraron artistas como William Kentridge y Robert Wilson, que añadieron mosaicos y paneles de luz LED, creando un ambiente que mezcla historia mediterránea y estética marina. Cada escalera parece sumergirse en un océano visual.
La estación italiana de Toledo se ha convertido en un referente del arte público contemporáneo. Muchos la consideran una de las estaciones más bellas del planeta, y basta un simple vistazo para entender por qué.
La estación de Olaias, en Lisboa
En Lisboa, la parada de Olaias rompe con cualquier idea clásica del cualquier metro. Diseñada por Tomás Taveira en 1998, esta estación es una explosión de colores y formas que celebran el movimiento. Columnas enormes, azulejos brillantes y techos que parecen flotar sobre el andén componen una escena casi teatral.

Los mosaicos de Pedro Cabrita Reis y Graça Pereira Coutinho llenan de vida cada rincón. Es un espacio que vibra con la misma energía que la ciudad: alegre, imaginativo y luminoso.
Olaias demuestra que la funcionalidad y el arte pueden convivir. No hace falta ser arquitecto para apreciar cómo la luz natural se mezcla con los tonos cerámicos creando una atmósfera viva y envolvente.
La estación de Rådhuset, en Estocolmo
En la línea azul del Metro de Estocolmo, la parada de Rådhuset parece salida de un sueño geológico. Esculpida directamente en la roca, sus paredes de tonos rojizos y naranjas envuelven al viajero en un ambiente entre natural y teatral.

No hay mármoles ni vitrales: aquí el arte surge del propio terreno. Los juegos de sombras y la textura de la piedra recuerdan una caverna donde el tiempo parece haberse detenido. A su manera, es un museo de geología contemporánea abierto al público.
Rådhuset forma parte del proyecto artístico del Metro de Estocolmo, considerado “la galería de arte más larga del mundo”. Cada parada tiene su identidad, pero ésta destaca por su fuerza visual y su capacidad de hacerte olvidar que estás bajo tierra.
La estación de Avtovo, en San Petersburgo
Avtovo es una joya del Metro ruso. Inaugurada en 1955, combina mármol blanco, vidrio tallado y lámparas doradas que evocan la grandeza de los palacios zaristas. Cada columna está decorada con detalles ornamentales de la fábrica Lomonósov, creando un juego de reflejos que multiplica la luz.
En 1955 se inauguró la 1ª línea de de San Petersburgo.
— Nao Casanova (@NaoCasanova) August 16, 2021
Una de sus estaciones, la de AVTOVO, estuvo pronto entre las más bonitas del mundo. Su artífice, el arquitecto Evgeny Levinson, la llenó con detalles de vidrio Lomonosov, especialmente a sus columnas. pic.twitter.com/PdlXPLQKuF
En uno de los extremos, un mosaico recuerda la “Gran Guerra Patria”, testimonio del orgullo histórico ruso. El ambiente es solemne, casi ceremonial, como si cada viaje fuera una visita a un salón imperial.
No es casual que muchos la describan como una catedral subterránea. En Avtovo han conseguido que el arte y la memoria nacional convivan en total armonía con el tránsito diario.
Formosa Boulevard, en Kaohsiung
En la ciudad taiwanesa de Kaohsiung, la estación de Formosa Boulevard deslumbra gracias a una gigantesca “Cúpula de Luz”. Obra del artista italiano Narciso Quagliata, está formada por miles de paneles de vidrio de colores que cubren un área circular realmente impresionante.

Durante el día, la luz solar atraviesa el vidrio creando destellos cambiantes; por la noche, las luces interiores la transforman en una bóveda de fuego y agua. El resultado es casi hipnótico. Formosa Boulevard se ha convertido en una de las paradas más fotografiadas del mundo.
Estas cinco estaciones demuestran que el arte no siempre se encuentra en los museos. A veces se esconde bajo nuestros pies, esperando ser descubierto entre vagones y andenes. La próxima vez que tomes el Metro, mira a tu alrededor: puede que estés viajando dentro de una auténtica obra de arte.
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