Las nevadas torrenciales en Alicante, un fenómeno singular

A pesar de estar relacionada con el buen tiempo y la playa, la provincia de Alicante es una de las más extremas del país en lo que respecta al tiempo y al clima. Uno de estos fenómenos adversos menos conocidos y característico son las nevadas torrenciales, una situación que es poco común en gran parte del país.

Aitana nieve 1980
Nevada de enero de 1980 en la EVA de Aitana. Fuente: Alcoleja Blog.

¿Qué nos viene a la cabeza si nos mencionan la provincia de Alicante? Seguramente muchos de ustedes asocien esta provincia mediterránea con buen tiempo, playa, sequía...Pero la realidad es mucho más compleja, ya que debido a su accidentado relieve (es una de las regiones más montañosas del país) y por su orientación existen grandes diferencias meteorológicas y climáticas en muy pocos kilómetros.

Por ejemplo, en lo que respecta a las precipitaciones, el interior norte de la provincia, montañoso y expuesto a los vientos húmedos del noreste y de levante, cuenta con una pluviometría media anual de unos 1000 l/m2, similar a la de algunas zonas de Galicia (obviamente la forma de precipitar es diferente), mientras que en el extremo sur las medias descienden en algunos casos por debajo de los 250 l/m2. Gracias a esta orientación y a sus potentes relieves, se da también un fenómeno singular conocido como nevada torrencial en esta zona.

¿Qué es una nevada torrencial? Como dice su nombre, se trata de una nevada de intensidad torrencial, en muchas ocasiones con aparato eléctrico. Por ejemplo, en las montañas del interior norte de Alicante pueden registrarse entre 200 y 400 l/m2 en forma de nieve en menos de 48 horas, con una determinada situación sinóptica. También esta situación se da en mallorquina Serra de Tramuntana, y de forma más esporádica, en el Maestrazgo o en las sierras más elevadas de Murcia y Almería.

Nevada en la solana de Aitana en enero de 2017. Fuente: Ejército del Aire.

En el interior norte de Alicante, la situación sinóptica que genera estas situaciones está asociada a vaguadas retrógadas que se acaban desgajando, aislándose el aire frío sobre la Península (gota fría) y, además, coincidiendo con la entrada de vientos de gran recorrido marítimo. La misma configuración que se da en los episodios de lluvias torrenciales otoñales, pero que también se producen en invierno (aunque en zonas medias y altas de la provincia toda esta precipitación es en forma de nieve).

Vamos con los datos. Durante la conocida como Nevà Grossa, en la Navidad de 1926, se acumularon más de 4 metros de nieve en la Sierra de Aitana en menos de 48 horas, aguantando la nieve hasta el verano en las zonas menos soleadas. En la Font Roja, algo por encima de los 1000m, el espesor fue superior a los 2 metros. Durante el 13 de enero de 1980, más de lo mismo, más de 2,5 metros de nieve en la Sierra de Aitana.

Pero no se trata algo del pasado, ya que en tierras alicantinas las nevadas están aumentando desde el año 2000, y también se están volviendo más frecuentes las nevadas torrenciales, siendo buenos ejemplos de ello la del 20 de diciembre de 2006, la del 14 de diciembre de 2009 y, especialmente, la acaecida a comienzos de año, a partir del 18 de enero, cuando se acumularon más de 400 l/m2 en las zonas altas de Aitana, lo que se tradujo en espesores de nieve que puntualmente superaron los 3 metros.

Evolución de las nevadas en la Sierra de Penáguila desde 1977 (sin contar las nevadas del último trimestre de 2017).  Autores: datos de Angel Vanyó y gráfica de Pablo Mirete.

Gracias a las observaciones ininterrumpidas de Ángel Vanyó durante 40 años en su estación en la Sierra de Penáguila, a unos 900 metros y próxima a Aitana, y también agradecer a Pablo Mirete por su recopilación de estos datos, podemos ver que las nevadas que cuajan tienden a ser más frecuentes a partir del año 2000. Sin olvidar que este punto, en concreto, no es de los sectores más expuestos a estas situaciones. En las umbrías de Aitana o en la Sierra de la Serrella el número de nevadas es mayor.

Y como no nos da tiempo a más, señalar a modo de conclusión que en la Montaña de Alicante tienen la percepción de que antes nevaba menos en esa zona (percepción contraria a la que se tiene en el resto del país). Dejaremos para otro momento el efecto que tiene estas nevadas en los núcleos habitados más elevados de esta provincia, con estampas que perduran en el recuerdo.