Anticiclones y borrascas, ¿qué son?

En los mapas del tiempo vemos continuamente las letras A y B (en inglés H y L). Además de indicar las altas y las bajas presiones, ¿qué más información nos aportan?

Mapa con frentes y centros de presión de la AEMET -A como anticlones y B como borrascas- y toma de satélite de una borrasca.

En el artículo sobre la presión vimos que un valor de 1.013 milibares es el que consideramos normal. Y cuando hablé sobre el viento expliqué que este movimiento del aire es debido a la diferencia de presión que existe en los distintos puntos de la atmósfera.

Cuando en un mapa de isobaras encontramos valores superiores al considerado normal, los denominamos altas presiones o anticiclones, mientras que si son inferiores los llamamos bajas presiones o borrascas.

Anticiclón y borrasca

Para intentar contrarrestar esta desigualdad, el aire "sale" de los anticiclones para dirigirse a las zonas de bajas presiones. Este movimiento obliga a que en las altas presiones se produzca un descenso del aire situado en los niveles superiores de la atmósfera para contrarrestar al que sale cercano a la superficie terrestre.

Todo esto provoca que el anticiclón sea una zona de estabilidad atmosférica, con poca nubosidad y escaso viento, lo que normalmente llamamos "buen tiempo". Estas formaciones son muy extensas y tienen un período de duración de varias semanas.

En invierno las altas presiones se establecen sobre los continentes fríos, donde el aire es más denso. Si está seco, produce un enfriamiento adicional del suelo con fuertes heladas noctur­nas. Si está húmedo, existirán nieblas más o menos duraderas. La masa de aire anticiclónica se enfría por irradiación por su parte más baja, lo que le confiere aún más estabilidad; y si además añadimos sus característicos movimientos de descenso desde las capas altas, obtendremos la formación de fuertes inversiones de temperatura, con importantes aumentos de la contaminación atmosférica.

Durante el verano, por el contrario, se establecen sobre los océanos, que están más fríos que los continentes. Los cielos despejados que acompañan a las situaciones anticiclónicas, unidos a que en esa época del año el calentamiento diurno por radiación solar es mayor que el enfriamiento nocturno, provocan ascensos importantes de la temperatura.

Para compensar el movimiento hacia afuera en los antici­clones, están las borrascas o bajas presiones, que actúan a modo de grandes sumideros de aire; éste circula hacia su interior y posteriormente se eleva hacia las capas altas de la atmósfera, con la formación de nubosidad y las posibles precipitaciones que suelen llevar asociadas.

Las depresiones ocupan menos extensión que los anticiclones y su período de duración es mucho menor, aproximadamente de seis o siete días.

¿Qué es un barómetro?

Es el aparato que se usa para apreciar las variaciones de presión. Su inventor fue Evangelista Torricelli en el siglo XVII, y desde esa época, hasta nuestros días, éstos aparatos han cambiado mucho de forma, aunque su base sigue siendo el experimento del físico y matemático italiano.

En los Observatorios meteorológicos hasta hace poco se utilizaba el barómetro de mer­curio. Se usaba dicho líquido por ser el más denso que se conoce y porque se evapora poco a las temperatu­ras ordina­rias; por ejemplo, si utilizára­mos agua, la columna sería unas diez veces más alta que la que se utiliza con el mercurio.

Cápsula aneroide de un barómetro. Fuente Greatbustardsflight.

En la actualidad las mediciones se realizan con los barómetros aneroides, muy parecidos a los que solemos tener en nuestras casas. El más utilizado consiste en una cápsula metálica de paredes delgadas y acanaladas, para aumentar así su sensibilidad, que va herméticamente cerrada y en cuyo interior se ha hecho el vacío.

La presión atmosférica que actúa sobre estas paredes no es contrarrestada por ninguna presión interior y tiende a aplastar la cápsula. Para evitarlo, por lo menos en parte, se le aplica un resorte que tiende a tirar de dichas paredes en contra de la presión atmosférica. Cuando ésta aumenta, el resorte cede algo y la cápsula se aplasta; si por el contrario, la presión atmosférica disminuye, el resorte tiene mayor eficacia y la cápsula se abomba.