Unos biotecnólogos del Technion demuestran que los hombres y las mujeres digieren los alimentos de forma diferente
Ha pasado con los ensayos clínicos, con las enfermedades como el infarto y ahora también con la nutrición ¿Has tomado un vaso de leche y has pensado: “a mí esto no me sienta igual que a él (o ella)”? Puede que no sea tu imaginación.

Puede que, literalmente, no la digieras igual. Y es que no, mujeres y hombres no digerimos los alimentos igual.
Un estudio reciente publicado en 2025 ha descubierto que hombres y mujeres procesan de forma diferente las proteínas de la leche y de las bebidas vegetales como la de avena. Y no estamos hablando solo de tolerancia a la lactosa. Hablamos de cómo el sistema digestivo libera compuestos bioactivos que pueden afectar desde la salud ósea hasta el metabolismo.
El experimento: leche vs avena, en versión “él” y “ella”
El equipo de investigación de biotecnólogos e ingenieros alimentarios del Technion – Israel Institute of Technology decidió enfrentarse a una de las preguntas más cotidianas de la nutrición moderna: ¿es realmente diferente cómo procesamos la leche y las bebidas vegetales?
Pero añadieron una vuelta de tuerca: ¿también depende del sexo biológico del consumidor? Para averiguarlo, diseñaron un modelo de digestión in vitro: en laboratorio, sin personas, pero simulando las condiciones reales del estómago e intestino. Y no se quedaron cortos: simularon la acidez, las enzimas, los tiempos y hasta las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres.

Sí, porque no tenemos los mismos niveles de enzimas digestivas, ni el mismo tiempo de vaciado gástrico, ni siquiera el mismo pH intestinal medio. Las hormonas también meten baza: los estrógenos, por ejemplo, pueden modificar la motilidad intestinal.
El resultado fue una comparativa entre cuatro tipos de muestras: leche líquida, bebida de avena, leche en polvo y bebida de avena en polvo. Las sometieron a la digestión “masculina” y “femenina” y luego analizaron los péptidos y aminoácidos liberados.
¿Qué encontraron?
Y aquí viene lo alucinante: los resultados fueron completamente distintos según el sexo.
- En las condiciones “masculinas”, la leche se digería mejor que la bebida de avena. Se liberaron más péptidos bioactivos con funciones interesantes: antimicrobianas, reguladoras del colesterol y hasta posibles efectos antidiabéticos (por inhibición de la enzima DPP-4, para los frikis de la bioquímica).
- En las condiciones “femeninas”, el escenario cambió. La bebida de avena se digirió mejor, y la leche generó péptidos con potencial osteoformador, relacionados con la síntesis de colágeno y la densidad ósea.
Es decir: él extrae mejor los péptidos que podrían ayudar al metabolismo o la inmunidad; ella, los que ayudan a los huesos. El cuerpo no deja de ser un laboratorio con su propia estrategia de prioridades.
Pero… ¿esto pasa también en la vida real?
Recordemos que este estudio se hizo in vitro, no en personas reales. Es decir, es una simulación de lo que podría pasar dentro de tu aparato digestivo, pero no una prueba de que pase exactamente así.
Sin embargo, los resultados coinciden con otras observaciones clínicas: diferencias en cómo hombres y mujeres metabolizan grasas, azúcares o proteínas. También hay variaciones en microbiota intestinal, que podrían influir aún más.

Y aquí entra en juego algo fascinante: la nutrición personalizada según el sexo. No solo por calorías o peso, sino por cómo cada cuerpo procesa los alimentos a nivel molecular.
En un futuro, quizá las etiquetas no digan solo “rico en calcio” o “alto en proteínas”, sino también “óptimo para metabolismo femenino” o “mejor biodisponibilidad proteica en hombres”. Sí, suena a ciencia ficción, pero hace nada también lo parecía hablar de microbiota y probióticos en yogures.
Avena vs leche: más allá de la moda
Esto también nos da una lección importante sobre las bebidas vegetales. No todas son iguales, ni todas son “mejores” que la leche, como a veces se vende.
La avena, en este estudio, mostró mejor digestibilidad en condiciones femeninas, pero no necesariamente más proteínas útiles. Su perfil aminoacídico es distinto: tiene menos lisina, por ejemplo, un aminoácido esencial que la leche sí aporta en abundancia.
Además, muchas bebidas vegetales comerciales llevan azúcares añadidos o poca proteína real, así que hay que mirar el etiquetado con ojo crítico. No todas son el sustituto nutricional que prometen.
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— Come Con Ciencia (@_ComeConCiencia) September 23, 2025
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Ingredientes:
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1 litro de agua
1 cdita de vainilla
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La clave está en entender que no es cuestión de blanco o negro —ni de leche o avena—, sino de qué le conviene más a tu cuerpo. Y resulta que tu sexo podría ser una de las piezas del puzle.
Entonces, ¿qué hacemos con todo esto?
De momento, calma. Nadie necesita dividir el pasillo del supermercado en “productos para él” y “productos para ella”. Pero este tipo de estudios abre la puerta a una nutrición mucho más precisa, donde el diseño de alimentos tenga en cuenta el sexo biológico, la microbiota o incluso la genética.

Quizá en unos años hablemos de lácteos diseñados con péptidos personalizados, bebidas vegetales optimizadas para liberar los aminoácidos más útiles según tus enzimas, o suplementos que se adaptan a tus ciclos hormonales.
Y cuando llegue ese momento, nos reiremos un poco pensando en cómo antes nos peleábamos por si era “mejor” la leche o la avena… sin saber que la respuesta era: depende de quién la beba.
La ciencia no deja de recordarnos que lo que comemos es importante, sí, pero cómo lo procesamos lo es aún más. Y ahora sabemos que el sexo también cuenta en esa ecuación. Y aún nos queda saber si es diferente en diferentes épocas. Aquí dejo por escrito: no tengo pruebas, pero tampoco dudas, un rotundo sí.
Así que la próxima vez que alguien te diga “a mí esto no me sienta igual que a ti”, no pienses que exagera. Puede que su estómago, literalmente, tenga una bioquímica distinta. Y eso, más que una excusa, es pura ciencia.
Referencia de la noticia
Mashiah L, Beck E, Levi CS, Lesmes U. Sex-based differences in in vitro digestibility of milk and oat drink, and powder counterparts. Food Res Int. 2025 Aug;214:116610. doi: 10.1016/j.foodres.2025.116610. Epub 2025 May 17. PMID: 40467206.
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