La superficie de hielo marino del Ártico en 2025 alcanza el décimo nivel más bajo registrado
Una combinación de aumento de temperatura y variabilidad atmosférica ha llevado al Ártico a registrar uno de sus mínimos históricos de hielo marino en septiembre de 2025. El valor de este año ocupa el décimo lugar de la serie que se inició en 1981.

En septiembre de 2025 el hielo marino del Ártico alcanzó su mínimo anual estimado de 4,60 millones de kilómetros cuadrados, posicionado entre los diez registros más bajos desde que se usan satélites para medir esta área, tal como lo anunció Earth Observatory de NASA. Este valor comparte puesto con los mínimos de los años 2008 y 2010.
Durante los últimos 19 años, los extents mínimos de septiembre han estado consistentemente por debajo de los valores observados antes de 2007. No se registró un nuevo récord absoluto en 2025, lo que de entrada podría parecer una buena noticia. Sin embargo, se detecta una señal clara de declive sostenido: el Ártico se está calentando mucho más rápido que el resto del planeta, y la pérdida de hielo, tanto en extensión como en grosor, refleja retroalimentaciones climáticas que exacerban el calentamiento.
Investigaciones recientes muestran además algo inesperado: en los últimos veinte años la tasa de pérdida en ciertos períodos parece haber disminuido respecto a décadas, algo que se menciona en una investigación publicada en Geophysical Research Letters. Esto no significa que el hielo se esté recuperando sino que las fluctuaciones naturales y las variaciones atmosféricas podrían estar suavizando temporalmente la caída.
¿Qué causas desencadenan este derrumbe de hielo?
Una causa central es el calentamiento global antropogénico, es decir, el aumento sostenido de gases de efecto invernadero que eleva la temperatura del aire y del océano en el Ártico, tal como lo señala WWF Global Arctic Programme. A esto se suman fenómenos meteorológicos extraordinarios: patrones de viento que traen aire más cálido, tormentas que fracturan hielo fino, y olas oceánicas que aumentan la fusión.
Arctic sea ice reached its yearly minimum extent on Sept. 10, making this year tied for the 10th lowest sea ice extent on record, according to @NASA and @NSIDC.
— NASA Earth (@NASAEarth) September 17, 2025
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Otra causa relevante es el adelgazamiento del hielo marino multianual, aquel que sobrevive varios veranos. Ese hielo se está reduciendo en grosor y en proporción, lo que lo hace más vulnerable al derretimiento. También incide la llamada “atlantificación” del Ártico, la entrada de aguas cálidas procedentes del Atlántico que contribuyen a calentar el océano y retrasar la formación y regeneración del hielo.
Finalmente, la variabilidad interna del sistema climático juega su papel: oscilaciones en corrientes oceánicas, patrones atmosféricos y cambios estacionales que pueden retrasar o acelerar el deshielo de manera interanual. Aunque estos factores naturales pueden atenuar temporalmente la pérdida de hielo no contrarrestan la tendencia a largo plazo.
Implicaciones globales y lo que está en juego
La reducción del hielo ártico tiene varias consecuencias que trascienden la región polar. En primer lugar, altera los patrones climáticos del hemisferio norte. Cambios en la extensión del hielo afectan la reflexión de luz solar (albedo), lo cual retroalimenta el calentamiento global. Un efecto va potenciando al que sigue y se extiende en el tiempo con su variabilidad.

Para la biodiversidad, el impacto es grave. Especies adaptadas a hielo permanente o estacional lo pierden como plataforma para cazar, reproducirse o desplazarse. Esto afecta no solamente a osos polares, focas o morsas sino también a comunidades humanas indígenas que dependen de esos ecosistemas para su supervivencia.
Desde el punto de vista socioeconómico, la pérdida de hielo puede generar más rutas marítimas abiertas, aumentar la navegación, pero también intensificar riesgos de erosión costera, liberar metano atrapado, afectar la regulación del clima global y las condiciones meteorológicas extremas. Las tormentas y olas pueden entrar en zonas costeras no acostumbradas a ellas; las olas del océano cálido sin hielo actúan con mayor fuerza.
Referencia de la noticia
England, M. R., Polvani, L. M., Screen, J., & Chan, A. C. (2025). Minimal Arctic sea ice loss in the last 20 years, consistent with internal climate variability. Geophysical Research Letters, 52, e2025GL116175. https://doi.org/10.1029/2025GL116175