El árbol de Navidad más raro del mundo se encuentra en Sicilia: descubriendo el abeto Madonie

A principios del siglo XX, muchos estudiosos y botánicos consideraban extinguido este abeto endémico de la cadena montañosa de Madonie. En 1957, un grupo de botánicos descubrió una población superviviente en el norte de Sicilia.

Abeto Madonie
Un ejemplar del abeto Madonie en Sicilia. Foto de Pieter De Frenne publicada en X (antigualmente Twitter).

Más conocido en el dialecto local como "árbol cruzado", debido a la característica forma de sus ramas, puede considerarse el "árbol de Navidad" más raro del mundo. Se trata del Abies nebrodensis, una conífera endémica de las montañas Madonie, en Sicilia.

Basta pensar que la población alcanza apenas 30 ejemplares en un estrecho valle de estas montañas en la provincia de Palermo. El abeto de Madonie, también conocido como abeto del Nebrodi, es uno de los casos más interesantes entre las coníferas que caracterizan el patrimonio forestal italiano.

Se considera extinto

A principios del siglo XX, muchos estudiosos y botánicos consideraban extinguido este abeto endémico de las Madonie. En 1957, un grupo de botánicos descubrió una población superviviente en el Vallone Madonna degli Angeli, en la zona de Polizzi Generosa. Treinta ejemplares dispersos en una superficie de unas 150 hectáreas están declaradas especie protegida desde 1968 e incluidas en la zona de máxima protección del Parque Regional de las Madonie desde 1989.

Inicialmente considerado una variedad del Abies alba (abeto plateado) más común por el botánico Michele Lo Jacono, el abeto de Madonie fue identificado por primera vez como especie independiente por Giovanni Ettore Mattei en 1908. Hoy en día, este árbol, que representa un verdadero monumento para todo un territorio, está fuertemente amenazado por el cambio climático.

¿Qué se está haciendo para preservarlo?

El primer proyecto serio para la conservación del raro abeto fue financiado por la Autoridad del Parque de Madonie, con la colaboración de la Azienda Foreste Demaniali y la Universidad de Palermo.

Fue un largo viaje, que duró unos seis años y se dedicó no sólo a la gestión y el mantenimiento adecuados de la zona autóctona, sino también a los primeros intentos de conservación ex situ y a sensibilizar a la población mediante reuniones informativas, visitas guiadas, exposiciones y publicaciones.

Entre las medidas llevadas a cabo se encuentran el mantenimiento ordinario y extraordinario de los abetos supervivientes, la tala de abetos extraños, la producción de material de propagación genéticamente puro, la creación de parcelas experimentales donde plantar nuevos plantones y el establecimiento de una base de datos inicial.

Gracias al proyecto, estos árboles han quedado a salvo de la desecación debida a la sobreexplotación de la capa freática. El proyecto también ha permitido obtener más de 5000 plantones gracias a las semillas producidas por la polinización controlada de los abetos, mientras que alrededor de 1000 Abies nebrodensis se han injertado en abetos exóticos, estos últimos con el doble objetivo de aumentar la población existente y reducir la de otros abetos que pondrían en peligro su conservación.

Después de todas estas acciones, en 2013, la población natural de abetos del Nebrodi ya contaba con unos 150 árboles de entre 1 y 30 años.

¿Cuál es la situación actual del abeto del Nebrodi?

Los proyectos de conservación del abeto siciliano no cesan, pues el número de ejemplares sigue por debajo del umbral mínimo que permitiría dejar de clasificar a la especie como en peligro crítico. Pero hoy los primeros resultados de esos proyectos son reconfortantes.

El número de ejemplares se ha elevado a unos 200, a los que se suman los plantados en diversas zonas del Parque de Madonie a lo largo de los años. Por tanto, el futuro de los abetos parece más seguro, pero aún existen peligros que pueden amenazar seriamente a la especie.

Abeto Madonie
Plántula de abeto de Madonie creciendo en el Parque de Madonie.

El principal peligro son los incendios, pero también algunos animales salvajes, como los numerosos ciervos, que se comen los brotes de las plántulas más jóvenes. Además, los numerosos visitantes del parque que pisan accidentalmente las jóvenes plántulas.

Precisamente desde este punto de vista, investigadores de la Universidad de Palermo, junto con el Parque de las Madonie y la Azienda Foreste Demaniali, están llevando a cabo un intenso programa de divulgación científica y sensibilización que culminará pronto con la finalización del Museo del Abeto de las Madonie en Polizzi Generosa.