El modelo europeo sí prevé una temporada de huracanes más activa de lo normal

Pese a finalizar el episodio de La Niña en el Pacífico, que generalmente favorece temporadas de huracanes activas, las predicciones de esta próxima temporada vienen fuertes. Aquí explicamos por qué.

Temporada de huracanes de 2023
Se presenta una temporada de huracanes potencialmente atípica. ¿Tendremos otra vez alguno cerca de nuestras costas?

La temporada de huracanes en el Atlántico Norte comienza oficialmente el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre. Entre estas fechas el océano está lo suficientemente caliente como para mantener estructuras convectivas organizadas estables y persistentes en el tiempo, generalmente asociadas a ondas tropicales o pequeñas DANAs que se internan en aguas tropicales y subtropicales.

Precisamente, algunos de estos sistemas convectivos generan áreas de baja presión definidas y terminan por desembocar en un ciclón tropical que, en otra época del año, tendría muy pocas posibilidad debido a la menor temperatura de la superficie del océano.

Sin embargo, no sólo la temperatura de la superficie del mar influye en la formación de estos sistemas. También lo hace la humedad del aire, ya que si su procedencia es continental, la masa de aire es más seca y la convección se interrumpe al disminuir el calor latente generado por la condensación. Además es muy importante la circulación de vientos en todos los niveles, si hay grandes contrastes, es decir, una elevada cizalladura, la estructura de los ciclones tropicales se verá afectada y no lograrán desarrollarse.

Cuando se produce el fenómeno de La Niña en el Pacífico, la circulación de vientos tropicales y subtropicales sobre el Atlántico se debilita y la cizalladura disminuye, lo que favorece temporadas de huracanes activas. Sin embargo, en este caso La Niña ha finalizado y las predicciones apuntan a que durante los próximos meses podría desarrollarse un episodio de El Niño, cuyos efectos son precisamente los contrarios: la circulación de vientos en latitudes tropicales se incrementa y los ciclones tropicales tienen que enfrentarse a unas condiciones de cizalladura que dificultan su desarrollo. Pero los modelos no muestran una temporada de huracanes poco activa.

La predicción del modelo europeo

En las recientes actualizaciones del IFS del ECMWF, nuestro modelo de referencia, se muestra una actividad similar a la media en la cuenca del Pacífico occidental, pero no del Atlántico Norte, donde claramente la predicción se desvía por encima de la media climatológica del modelo. Esta predicción difiere bastante con lo esperado ante un incipiente fenómeno de El Niño en el Pacífico y el consecuente incremento de la cizalladura en latitudes tropicales con respecto a temporadas anteriores, temporadas que además destacaron por ser especialmente activas.

De las tres cuencas principales del hemisferio norte, la que presenta mayor anomalía prevista por el modelo es la del Atlántico Norte.

La causa, entre otras cosas, es que probablemente el modelo vea contrarrestado el efecto inhibidor de El Niño con otras variables que podrían ser decisivas a la hora de facilitar el desarrollo de ciclones tropicales. La más importante es la temperatura de la superficie del océano, que actualmente presenta unas anomalías positivas importantes y que podrían incrementarse de acuerdo con las predicciones en las próximas semanas. Esto podría ayudar al desarrollo de estos sistemas y sobre todo a su propagación a regiones menos habituales, ya que se combinará un océano cálido con una mayor cizalladura en latitudes tropicales.