¿Qué es el Tratado de Alta Mar de la ONU y por qué es crucial para el planeta?

El Tratado de Alta Mar de la ONU cambiará el curso de la protección oceánica global, aunque el tiempo corre en contra y sigue estando en el aire, ya que hasta ahora muy pocos países lo han ratificado.

Aunque las fronteras entre países en el océano son imperceptibles a simple vista, para las criaturas marinas traspasarlas puede representar la línea divisoria entre seguridad y peligro.

Con más del 60% de la superficie terrestre cubierta por agua, la alta mar, también conocida como aguas internacionales, representa dos tercios de este vasto océano.

Esta extensa región marina alberga una biodiversidad excepcional y recursos cruciales para el equilibrio ecológico global. Sin embargo, la ausencia de una estructura legal sólida ha expuesto estos recursos a diversas amenazas, poniendo en peligro su sostenibilidad.

Riqueza marina en peligro

La alta mar alberga una diversidad biológica sin parangón, con cientos de especies aún por descubrir. Entre ellas se encuentran organismos que juegan roles esenciales en el equilibrio de los ecosistemas marinos, como los peces, el plancton, los corales y las ballenas.

Sin embargo, estas especies se enfrentan a múltiples amenazas, como la sobrepesca, la contaminación, el cambio climático y la minería submarina. La falta de regulaciones internacionales ha permitido la explotación descontrolada de estos recursos, poniendo en riesgo la salud de los océanos y las comunidades que dependen de ellos.

Un marco legal para la alta mar

El Tratado de Alta Mar representa un hito en la gestión de esta región marina, con el objetivo de proteger su biodiversidad y garantizar su uso sostenible. El tratado incluye varias medidas importantes.

  • Fortalecer la investigación científica sobre la alta mar, para comprender mejor sus ecosistemas y los impactos de las actividades humanas.
  • Establecer áreas marinas protegidas, creando zonas donde se prohíba o limite la actividad humana para preservar la biodiversidad.
  • Regular la explotación de recursos como la pesca y la minería submarina, asegurando que se realice de manera sostenible y con un enfoque de precaución.
  • Reducir la contaminación marina, incluyendo la proveniente de plásticos, aguas residuales y actividades de transporte marítimo.
  • Mejorar la cooperación internacional para la gestión de la alta mar, fomentando el intercambio de información y la toma de decisiones conjunta.

Avances y desafíos en la implementación

En el año 2023, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó un convenio con el propósito de salvaguardar la diversidad biológica del océano en áreas que trascienden las fronteras nacionales.

Chile, Palaos y las Seychelles son los tres únicos países que han ratificado el tratado hasta la fecha: Chile lo hizo el 20 de febrero de 2024, Palaos el 22 de enero de 2024 y las Seychelles el 13 de marzo de 2024, respectivamente. Fuente: Naciones Unidas.

Aunque este acuerdo ha sido respaldado por 88 naciones, su entrada en vigor requiere la ratificación de al menos 60 países, una meta que solo tres naciones han logrado alcanzar hasta el momento, por lo que su implantación inmediata está en el aire. Desgraciadamente, el tiempo corre en contra y urge actuar ya.

Financiación para un futuro sostenible

La financiación emerge como una cuestión apremiante en el contexto del objetivo global de biodiversidad, el cual busca resguardar al menos el 30% de la vida marina para el año 2030.

Este propósito ambicioso requerirá recursos financieros significativos, con costes y responsabilidades que deben ser distribuidos de manera equitativa entre los actores estatales y posiblemente no estatales.

Un océano sano, un planeta sano

Los océanos son pulmones del planeta, regulando el clima, produciendo gran parte del oxígeno que respiramos y proporcionando alimentos y medios de vida para millones de personas. Proteger la alta mar es esencial para garantizar la salud del planeta y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

El tratado de alta mar es una herramienta fundamental para alcanzar este objetivo. Al establecer un marco legal sólido para la gestión de la alta mar, el tratado puede contribuir a la conservación de la biodiversidad marina, la lucha contra el cambio climático y el desarrollo sostenible de las comunidades costeras.