Una obra maestra de ingeniería: el puente sumergible de 7.845 metros que une Suecia con Dinamarca
Una estructura que arranca como túnel submarino y emerge como puente: así es el Øresund, que conecta dos países y parece salido de una película de ciencia ficción.

Viajar por carretera de la Copenhague, la capital de Dinamarca, a la ciudad de Malmö, en Suecia, no es un trayecto cualquiera. Se trata de cruzar una de las infraestructuras más impresionantes de Europa, una mezcla entre túnel y puente que rompe esquemas. Este paso fronterizo no se limita a unir dos ciudades, también son dos formas de ingeniería.
Lo que empieza siendo un trayecto subterráneo termina al aire libre, flotando sobre el mar Báltico. Se trata del puente Øresund, una experiencia que va más allá del transporte: se convierte en una especie de viaje sensorial por una de las construcciones más innovadoras de las últimas décadas.
Øresund, el puente que se sumerge y reaparece
Lo que hace tan especial al puente Øresund no es solamente su tamaño ni su función, sino la forma en la que está diseñado. Desde la costa danesa, el trayecto comienza bajo el nivel del mar a través de un túnel que recorre más de cuatro kilómetros. Este túnel emerge en una isla artificial construida especialmente para la obra.
Quería mostrarles esta maravilla de la ingeniería moderna, el puente-tunel Øresund, que une a Suecia con Dinamarca Venís manejando, admirando el paisaje y de repente es como si el mar te tragara y te escupe en tierra firme verlo desde arriba fue una locuraaa, es muy bello pic.twitter.com/ifjIhcsqoD
— Flavia (@FlaCebs) June 12, 2023
Allí, el asfalto se eleva y da paso a un espectacular puente que se extiende hacia Suecia. En total, son 7.845 metros de estructura elevada que se sostienen por un sistema de cables y pilares de altísima resistencia. Y no se limita a ser un camino para coches, ya que por sus entrañas también pasan trenes.
La combinación de túnel, isla y puente no fue aleatoria. Un puente completo habría complicado la navegación marítima, y un túnel entero habría encarecido mucho el proyecto. La solución fue una mezcla que hoy asombra a toco el mundo. Además, el diseño permite que la estructura se adapte a diferentes condiciones meteorológicas. En lugar de enfrentarse a las limitaciones, los ingenieros aprovecharon los desafíos para crear algo realmente único.
Peberholm: la isla que no aparece en los mapas turísticos
La parte intermedia de esta estructura híbrida es quizás la más curiosa. Hablamos de Peberholm, una isla artificial que no está pensada para turistas, sino para la ciencia. Su nombre significa “isla de pimienta”, y se sitúa justo después del túnel y antes del tramo aéreo.

Con una extensión de 4,5 kilómetros, Peberholm se ha convertido en un pequeño laboratorio natural. Aunque no vive nadie allí, los biólogos la visitan frecuentemente para estudiar cómo la fauna y la flora colonizan terrenos creados por el ser humano.
Hasta ahora, se han documentado más de 500 especies vegetales y una veintena de aves. Sin haberlo previsto del todo, la ingeniería ha regalado un nuevo ecosistema a esta zona de Europa. Este tramo también actúa como zona de transición para vehículos y trenes, sirviendo de nexo entre el mundo submarino y la imponente estructura aérea.
Los datos técnicos que impresionan del puente Øresund
Más allá de su estética y funcionalidad, las cifras detrás del puente Øresund son verdaderamente impresionantes. El puente por sí solo pesa más de 80.000 toneladas. Su tramo atirantado tiene uno de los vanos más largos de su tipo en el mundo: 490 metros sostenidos por cables que resisten el viento y las vibraciones con tecnología de última generación.
Ese momento en el que el Øresund deja de ser puente y se convierte en túnel, o viceversa.
— Bloc de Ingeniería (@BlocIngenieria) December 25, 2016
La ingeniería es maravillosa. pic.twitter.com/qlOOM1V4G4
La altura de su pilar central supera los 200 metros, y no es una exageración decir que se trata de una de las obras más ambiciosas jamás construidas en el norte de Europa. Y todo esto se levantó en apenas cinco años, desde 1995 hasta su apertura oficial en julio del 2000.
La obra tuvo un coste de aproximadamente 1.500 millones de dólares, y el resultado es un acceso directo entre dos ciudades que, antes, requerían largos rodeos por ferry o un viaje en avión. Además, su diseño mixto lo convierte en el puente más largo de Europa para vehículos y ferrocarriles al mismo tiempo. Un dato que, por sí solo, ya lo sitúa en los rankings de la ingeniería mundial.
De la pantalla a la realidad: un símbolo cultural
El puente Øresund, además de por su estructura, también es famoso por otro motivo. Y es que ha sido el escenario de una de las series de televisión más emblemáticas del género nórdico: Bron, conocida como "The Bridge" o "El Puente" en España.
Esta producción sueco-danesa utilizó la conexión entre ambos países como metáfora para las relaciones entre culturas, lenguas y formas de pensar distintas. La historia de detectives de ambos lados del estrecho captó la atención internacional, y convirtió al puente en algo más que una obra de infraestructura: lo transformó en un ícono cultural.
El Puente Øresund, que conecta Suecia y Dinamarca , es una maravilla de la ingeniería moderna. pic.twitter.com/oG9qwiLw16
— Freddy Sánchez-Leal (@saintloyal) November 19, 2019
Gracias a la serie, muchas personas alrededor del mundo conocieron la existencia de esta maravilla técnica. Actualmente, no son pocas las personas que deciden cruzarlo sólo por vivir en primera persona lo que vieron en pantalla.
Más que una conexión, una experiencia
El Øresund representa mucho más que la unión física entre Dinamarca y Suecia. Es un símbolo de cooperación, innovación y respeto por el entorno. Además de facilitar el comercio y la movilidad, también ha redefinido cómo pueden convivir la ingeniería moderna y la naturaleza.
Ya sea para trabajar, hacer turismo o simplemente disfrutar del paisaje, cruzar esta obra única es algo que muchos describen como inolvidable. Un tramo de apenas 16 kilómetros que concentra historia, técnica, ecología y cultura. Así, entre el rumor del mar y el rugido del tren, el puente Øresund sigue funcionando cada día como un testimonio de lo que puede lograrse cuando se apuesta por lo extraordinario.