Qué debe contener un kit de emergencia ante un apagón eléctrico

El masivo corte de suministro que sumió a España y Portugal en la oscuridad recuerda la necesidad de que la ciudadanía cuente con kits de supervivencia que nos hagan menos vulnerable ante la posibilidad de sufrir una nueva crisis energética.

Ser previsor y contar con un kit de emergencias ante apagones puede suponer una gran diferencia a la hora de abordar una situación de este tipo.

El apagón eléctrico sin precedentes que el 28 de abril de 2025 dejó sin suministro a gran parte de España y Portugal, ha puesto en evidencia la necesidad de estar preparados para emergencias de este tipo. Durante varias horas, millones de ciudadanos se enfrentaron a la falta de luz, interrupciones en las comunicaciones y parálisis en los transportes.

Consciente de estos riesgos, la Comisión Europea había recomendado semanas antes que cada hogar contara con un kit de emergencia capaz de garantizar la subsistencia durante al menos 72 horas. Un ejercicio de previsión que ha demostrado que puede marcar una gran diferencia en la seguridad y el bienestar durante un apagón prolongado.

¿Qué debe incluir un kit de emergencia?

El kit de emergencia debe estar diseñado para cubrir las necesidades básicas: iluminación, comunicación, alimentación, hidratación y primeros auxilios. Estos son los elementos imprescindibles.

  • Linternas y baterías de repuesto: es fundamental disponer de varias linternas, preferiblemente de tipo LED por su eficiencia, y contar con un buen suministro de pilas. Las velas también pueden ser útiles, pero deben utilizarse con precaución para evitar incendios. Si se incorporan al kit, no se debe olvidar introducir mecheros y cerillas para encenderlas.
  • Cargadores portátiles y bancos de energía: las baterías externas cargadas permiten mantener operativos teléfonos móviles, que pueden resultar esenciales para comunicarse o pedir ayuda.
  • Radio de emergencia: una radio a pilas, de carga manual (dinamo) o alimentada por luz solar es imprescindible para mantenerse informados sobre la evolución del apagón y las instrucciones de las autoridades.
  • Agua potable: se recomienda almacenar al menos cuatro litros de agua por persona para cubrir las necesidades de hidratación durante 72 horas. También pueden incorporarse pastillas potabilizadoras de agua.
  • Alimentos no perecederos: conservas, barras energéticas, frutos secos y otros alimentos que no requieran refrigeración ni cocción.
  • Botiquín de primeros auxilios: debe incluir vendajes, desinfectantes, medicamentos básicos y los fármacos necesarios para los miembros del hogar que padezcan enfermedades crónicas.
  • Dinero en efectivo: durante un apagón extenso, los sistemas electrónicos de pago pueden no funcionar, por lo que es conveniente disponer de una cantidad razonable de efectivo.
  • Artículos de higiene: para mantener condiciones sanitarias adecuadas son esenciales toallitas húmedas, papel higiénico, gel desinfectante y bolsas de basura.
  • Documentos importantes: incorporar al kit copias de documentos personales como DNI, pasaporte, pólizas de seguro y datos médicos puede agilizar gestiones en situaciones de emergencia. No está de más una nota plastificada con los teléfonos de familiares por si se agota la batería del móvil y debe usarse uno prestado.
  • Ropa de abrigo y mantas: especialmente en meses fríos, para mantener el calor corporal.

Lecciones del apagón en España y Portugal

El apagón en la península ibérica, originado probablemente —según fuentes de Red Eléctrica Española— por una “desconexión de generación” muy posiblemente de energía solar, no provocó incidentes graves, a pesar de que miles de personas que quedaron atrapadas en trenes, metros o ascensores tuvieron que ser rescatadas.

Sin embargo, en muchos hogares se vivieron momentos de incertidumbre y sensación de vulnerabilidad debido, fundamentalmente, a la falta de preparación. Y es que, la capacidad de resistencia del ser humano depende en gran medida de la prevención.

Por eso, tener un kit de emergencia y mantenerlo actualizado, accesible y adaptado a las necesidades específicas de cada hogar, lejos de resultar alarmista, es señal de prudencia. La planificación puede reducir considerablemente el impacto en nuestras vidas de un evento de estas características.

El histórico apagón ha servido como recordatorio de que las infraestructuras, por robustas que sean, pueden fallar. En ese caso, la mejor respuesta es estar listos para actuar. Y la mejor actitud, ser solidario, cooperativo y afrontar la crisis desde un espíritu comunitario.