Precipitación oculta, ¡hay lluvia invisible entre la niebla!

La precipitación oculta es muy clásica de los días anticiclónicos con mucha niebla en el interior del país, que provoca la deposición de pequeñas partículas de agua en superficies, objetos y terreno.

Estratos bajos en un ambiente otoñal
Las nieblas provocan la deposición de partículas de agua en los bosques, terreno y vegetación

Empezamos la semana con un escenario atmosférico radicalmente distinto: dorsal estable en altura y altas presiones en superficie que nos garantizan un tiempo seco, dominado por el sol pero también por las nieblas que podrán ser persistentes en muchos puntos del interior.

Estos estratos bajos se formaran básicamente en el Valle del Ebro, interior de Cataluña, ambas mesetas y especialmente cerca de los cursos fluviales como el Duero, el Tajo o el Guadiana.

El aire frío cautivo es uno de los factores desencadenantes de la formación de esa niebla de subsidencia y/o de inversión térmica. Además, los cursos fluviales son un auténtico sumidero de humedad que alimenta estos estratos bajos, tal y como contábamos hace unos meses aquí en Meteored.

Pues bien, la masa de aire que contiene esas nieblas está tan sobresaturado de humedad y de vapor de agua que "suelta" precipitación. Este fenómeno es conocido como precipitación oculta u horizontal. Es prácticamente imperceptible para las personas pero sí es algo apreciable para los pluviómetros, que pueden registrar décimas de litro en sus recipientes. Además, es muy beneficiosa para el terreno, la vegetación y los cultivos porque es una fuente de agua constante que produce una buena infiltración en el subsuelo y en efecto, resulta muy aprovechable para los acuíferos.

En meteorología popular, a esa precipitación oculta se le llama "niebla llorona o meona", precisamente por ese depósito constante de gotitas de agua en objetos y superficies, de tal modo que todo queda totalmente empañado.

Lluvia horizontal en las nieblas de advección

No solamente producen precipitación oculta las nieblas de radiación, subsidencia o inversión térmica. También sucede este fenómeno con las nieblas o los estratos de advección, que se forman debido al choque de vientos cargados de humedad contra un sistema montañoso. Es el caso de los alisios en el norte de Canarias, que retienen nubosidad e implican un ambiente muy húmedo. También sucede lo mismo con una entrada de norte en el Pirineo, que acumula y retiene nubosidad en su vertiente atlántica. Por ejemplo, en el norte del Pallars Sobirà (Lleida) denominan 'gabacha' a esa niebla de advección que roza las montañas, muy densa en la vertiente francesa.