¿Por qué siguen cambiando cultivos de secano por regadío en España y cuál es el impacto? Por el agrónomo José David Díaz

El crecimiento exponencial de la población mundial ha obligado a la transformación de miles de hectáreas de cultivos tradicionales en secano en regadíos, algo que es bien evidente en España, lo que supone grandes impactos y desafíos.

Regadíos
Los cultivos de regadío suponen un gran avance en la productividad agrícola

La agricultura ha sido, es, y será, uno de los principales pilares fundamentales de la civilización de la especie humana desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, en las últimas décadas hemos sido testigos de una transformación significativa en el paisaje agrícola, especialmente en la transición de la agricultura tradicional de secano hacia el regadío.

Este cambio de vital importancia ha sido impulsado por una combinación de factores que van desde los enormes avances tecnológicos hasta las presiones económicas y ambientales, ahora tan cuestionadas.

Del secano al regadío, un factor fundamental en el desarrollo agrícola

Durante siglos y siglos, la agricultura de secano fue la norma en muchas regiones del mundo. Dependiendo únicamente de la lluvia para el riego de los cultivos, los agricultores se enfrentaban a desafíos constantes relacionados con la disponibilidad de agua y la variabilidad climática, pero todo ello en una población que aún no disparaba sus cifras de crecimiento.

En las últimas décadas, el desarrollo de sistemas de irrigación mucho más avanzados ha permitido a los agricultores expandir sus cultivos y aumentar la productividad de manera muy significativa, todo ello en consonancia a poder cubrir la constante demanda de alimentos.

Uno de los impulsores clave de esta transformación agronómica, ha sido el acceso a nuevas tecnologías de irrigación mucho más eficientes. Los sistemas de riego por goteo, ya más que implantados en el campo desde hace muchos años, han revolucionado la forma en que se distribuye el agua a los cultivos, pues al entregar agua directamente a las raíces de las plantas, reducen significativamente el desperdicio de agua y permiten una irrigación más precisa, lo que resulta, por tanto, en un uso más eficiente de los recursos hídricos.

Más allá de las nuevas tecnologías, una presión productiva

Además de la tecnología, factores económicos y ambientales también han desempeñado un papel crucial en esta necesaria transformación. En muchas regiones, el aumento de la demanda de alimentos debido al crecimiento de la población ha ejercido una fuerte presión sobre los agricultores para aumentar la producción. La agricultura de regadío, ofrece por tanto rendimientos más consistentes y mayores niveles de producción en comparación con la agricultura de secano, lo que la hace más atractiva desde un punto de vista económico.

Sin embargo, este cambio no ha estado (y está) exento de desafíos y preocupaciones. El uso intensivo del agua en la agricultura de regadío plantea preocupaciones sobre la sostenibilidad a largo plazo de estos sistemas. La sobreexplotación que se realiza de los recursos hídricos puede tener efectos devastadores en los ecosistemas y llevar a la escasez de agua tanto para el consumo humano como para otros usos agrícolas.

Además, más allá del propio problema de la falta de agua, o de la mala distribución del agua según regiones, otro gran problema radica en la salinización del suelo fértil debido al riego excesivo, que puede reducir la fertilidad de la tierra y afectar negativamente la productividad y el rendimiento agrícola.

Desafíos que plantea el sistema de cultivo en regadío

Para abordar los muchos desafíos a los que se enfrenta la agricultura paralela al agua, es importante implementar prácticas de gestión sostenibles y la promoción de un uso responsable de los recursos hídricos.

riego cultivo
El uso del riego aumenta considerablemente la producción.

Esto incluye, por ejemplo, la adopción de tecnologías de riego más eficientes, la inversión en infraestructura de almacenamiento de agua o la promoción de prácticas agrícolas que minimicen el desperdicio y reduzcan a su vez la erosión del suelo. Además, es muy importante considerar los impactos ambientales más amplios de la agricultura de regadío, como el cambio en el uso del suelo y la pérdida de biodiversidad.

La expansión de la agricultura de regadío a menudo conduce a la conversión de tierras naturales, como bosques y humedales, en tierras agrícolas, lo que puede tener consecuencias negativas para los ecosistemas y la fauna silvestre; es decir, convertimos bosques en tierras de cultivo, agotando espacios naturales propios de otra fauna animal y vegetal.

En resumen, la transformación de la agricultura de secano al regadío en los últimos 30 años ha sido un cambio vital que ha permitido a los agricultores aumentar la productividad y responder a las demandas crecientes de alimentos. Sin embargo, para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estos sistemas, es crucial abordar los desafíos ambientales y adoptar prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.