¿Por qué el mar es salado si se alimenta mayoritariamente de ríos de agua dulce? Un experto en geografía lo explica

Aunque los ríos que desembocan en los océanos son de agua dulce, el mar es salado. Este fenómeno tiene una explicación científica que combina millones de años de geología e hidrología

Cuando un rio desemboca en el mar, aporta mucho más que agua dulce.

Es una pregunta que muchas personas se hacen al observar el ciclo del agua: si los ríos llevan agua dulce desde montañas, lagos y lluvias hacia el océano, ¿por qué el mar es salado?

Esta aparente contradicción tiene una explicación sorprendente que combina procesos geológicos, químicos e hidrológicos que ocurren desde hace cientos de millones de años.

El ciclo del agua y el transporte de minerales

Todo comienza con la lluvia, el agua que cae del cielo se infiltra en el suelo o fluye por la superficie terrestre, disolviendo minerales y sales presentes en las rocas.

Este proceso, conocido como meteorización química, es uno de los principales responsables de arrastrar iones como sodio, calcio, potasio y magnesio hacia los ríos.

Aunque el agua de los ríos se considera dulce, contiene pequeñas cantidades de sales disueltas que, a simple vista, no se perciben sin embargo, al llegar al océano, esa carga mineral se va acumulando. Y aquí está el truco: el agua se evapora, pero las sales no.

El mar no tiene drenaje: la clave de la acumulación

Una de las principales razones por las que el mar es salado y los ríos no es que los mares y océanos son el punto final del ciclo del agua y los ríos fluyen hacia ellos, pero el agua que sale del océano lo hace exclusivamente en forma de vapor.

Cuando el agua de mar se evapora por acción del sol, deja atrás las sales disueltas. Este proceso constante, repetido durante millones de años, ha hecho que el océano se convierta en un auténtico depósito de sal.

Además, los océanos no tienen un sistema de drenaje natural como sí lo tienen los ríos.

¿De dónde viene la sal del mar?

Aunque la mayor parte de las sales provienen de la erosión de las rocas continentales, hay otro actor clave en este proceso: la actividad volcánica submarina y las dorsales oceánicas.

En las profundidades del océano existen grietas en la corteza terrestre por las que emergen fluidos muy calientes cargados de minerales. Este fenómeno, conocido como “ventilación hidrotermal”, aporta grandes cantidades de cloruro sódico, el compuesto principal de la sal común.

Los iones más abundantes en el mar son el sodio (Na⁺) y el cloruro (Cl⁻), que al combinarse forman la sal (NaCl). Estos dos representan más del 85 % de la salinidad del océano. También hay otros elementos como sulfatos, magnesio y calcio en menor proporción.

¿Es igual de salado todo el océano?

No, puesto que la salinidad varía según la ubicación geográfica, la temperatura, la cantidad de precipitaciones y la evaporación.

Por ejemplo, el Mar Muerto y el Mar Rojo tienen niveles de salinidad mucho más altos que el promedio oceánico debido a su alta evaporación y baja entrada de agua dulce.

En cambio, zonas cercanas a la desembocadura de grandes ríos como el Amazonas o el Congo tienen salinidades menores, ya que el aporte de agua dulce reduce temporalmente la concentración de sales.

El valor promedio de salinidad de los océanos es de aproximadamente 35 gramos de sal por litro de agua, aunque puede variar de 30 a más de 40 gramos dependiendo de la región.