Los bosques como excusa: la trampa de las compensaciones forestales en las políticas contra el cambio climático
Los gobiernos de países como Brasil y Australia apuestan por los bosques para cumplir metas climáticas, pero expertos advierten que esta estrategia no basta si no se reducen drásticamente las emisiones derivadas del uso de combustibles fósiles en sus economías.

En la lucha contra el calentamiento del planeta y el consecuente cambio climático, los bosques han sido tradicionalmente unos aliados esenciales e irrenunciables.
Sin embargo, en países como Brasil y Australia, las políticas climáticas llevadas a cabo actualmente por sus gobiernos, están utilizando estas masas vegetales como una cortina de humo para evitar abordar la raíz del problema: la quema de combustibles fósiles.
Porque, sí, los bosques desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático, pero no deben ser utilizados como una excusa para evitar las acciones verdaderamente necesarias para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Así se ve el río Amazonas desde el espacio, en imágenes captadas por la Estación Espacial Internacional. Muestran la riqueza de este ecosistema y las amenazas que enfrenta, como los incendios provocados por la actividad humana.
BIBO (@BIBOCol) May 28, 2025
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Los gobiernos deben comprometerse con políticas climáticas realmente efectivas que aborden las causas fundamentales del calentamiento global y mantengan el límite del calentamiento global por debajo de los 1,5°C del Acuerdo de París.
Brasil: avances insuficientes y contradicciones
En foros internacionales, Brasil ha presentado compromisos ambiciosos como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2035 de entre un 59% y un 67% respecto a los niveles de 2005.
Además, ha implementado programas como la Integración Lavoura-Pecuaria-Floresta (ILPF), que combina agricultura, ganadería y silvicultura para aumentar la productividad y reducir emisiones.
Sin embargo, estos esfuerzos se ven empañados por la persistente deforestación –aunque se han logrado avances, aún está lejos de alcanzar el objetivo de la "deforestación cero" en todos los biomas para 2030–, la expansión de la producción de combustibles fósiles y la gravedad de los incendios forestales.
A Integração Lavoura-Pecuária-Floresta (ILPF) promove a recuperação de áreas de #pastagens degradadas agregando, na mesma propriedade, diferentes sistemas produtivos, como os de grãos, fibras, carne, leite e #agroenergia. pic.twitter.com/KqGHXO0I0Q
— Ministério da Agricultura e Pecuária (@Mapa_Brasil) January 27, 2023
De hecho, solo en 2024, el Sistema Mundial de Información sobre Incendios Forestales (GWIS) detectó 53.302 incendios forestales que quemaron aproximadamente 37’5 millones de hectáreas de humedales tropicales en la selva amazónica brasileña, el pulmón del planeta.
Australia: una cuestionable contabilidad del carbono
Por su parte, Australia ha sido criticada por su enfoque en la contabilidad neta de carbono, que permite que las emisiones de combustibles fósiles se compensen con el secuestro de carbono en los bosques.
Los expertos ponen en duda este método ya que, a efectos prácticos, el secuestro de CO₂ por los árboles es temporal, mientras que las emisiones procedentes de combustibles fósiles permanecen en la atmósfera durante miles de años.
Esta visualización de la NASA muestra las emisiones de CO2 a la atmósfera en 2021. Según investigaciones, el Norte Global es responsable del 92% de las emisiones acumuladas de CO2. Los principales contribuyentes son los combustibles fósiles.pic.twitter.com/3FcX5dFBYc
— Comunidad Biológica (@Bio_comunidad) June 24, 2024
Además, Australia continúa siendo uno de los principales exportadores de carbón y gas, que representan más de 1.150 millones de toneladas de emisiones de CO₂ al año. Esta dependencia de los combustibles fósiles socava los esfuerzos para reducir las emisiones y alcanzar los objetivos climáticos.
La afirmación de que el país casi ha alcanzado ya los objetivos de secuestro de carbono proyectados para 2030 gracias a sus bosques, es un tanto tramposa si se tiene en cuenta que Australia no ha puesto en marcha ninguna acción realmente ambiciosa para reducir las emisiones de combustibles fósiles.
La necesidad de una verdadera acción climática
En este contexto, la excesiva dependencia de los bosques como solución climática puede ser contraproducente. Básicamente, porque las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC) han sido promovidas como remedio definitivo cuando su eficacia y viabilidad a gran escala son insuficientes.
Para enfrentar eficazmente el cambio climático derivado del calentamiento global, es esencial que los gobiernos adopten políticas que reduzcan drásticamente las emisiones de combustibles fósiles, en lugar de confiar en las compensaciones forestales.
Pero, sobre todo, es preciso que se avance en una mayor transparencia y en un enfoque basado en la implementación de energías renovables, la mejora de la eficiencia energética y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles.
También, en una acción coordinada para detener la deforestación y restaurar esos sumideros de carbono que son los bosques, que no pueden luchar en solitario para revertir el dañino efecto en el planeta de la emisión de gases de efecto invernadero.