La OMM advierte sobre el regreso del fenómeno de La Ni��a a partir de esta fecha

La Organización Meteorológica Mundial advierte que La Niña podría regresar. Provocaría un enfriamiento temporal del Pacífico, hablamos de las consecuencias de esto en las temperaturas y lluvias globales.

Los fenómenos de La Niña y de El Niño están directamente relacionados con la temperatura del Pacífico ecuatorial.

Según el último boletín sobre El Niño/La Niña de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), La Niña podría regresar a partir de septiembre y modificar los patrones meteorológicos. No obstante, aunque La Niña provoque un enfriamiento temporal, se prevé que las temperaturas continúen por encima de lo habitual en muchas regiones del planeta.

¿Qué indican los pronósticos más recientes?

Desde marzo de 2025 se han mantenido condiciones neutras del ENOS (El Niño -Oscilación del Sur), es decir, sin presencia de El Niño ni de La Niña. En general, la temperatura de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial se ha mantenido cercana a los valores promedio.

Mapas de la anomalía de la temperatura superficial del mar en el océano Pacífico durante una fuerte La Niña (arriba, diciembre de 1988) y El Niño (abajo, diciembre de 1997). Mapas de la NOAA.

No obstante, en los próximos meses estas condiciones podrían transformarse de manera progresiva y dar lugar a un episodio de La Niña, empezando a cambiar ya en estas semanas de septiembre.

¿Qué es La Niña?
Se trata de un fenómeno periódico que provoca un enfriamiento significativo de las aguas superficiales en las zonas central y oriental del Pacífico ecuatorial. Este proceso va acompañado de modificaciones en la circulación atmosférica tropical, lo que implica variaciones en los vientos, la presión atmosférica y los patrones de precipitación.

De acuerdo con los pronósticos más recientes elaborados por los Centros Mundiales de Producción de Predicciones Estacionales de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), existe un 55 % de probabilidad de que, entre septiembre y noviembre de 2025, las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial desciendan hasta niveles propios de un episodio de La Niña.

En cambio, la opción de que se mantengan dentro del rango típico de condiciones neutras del ENOS se estima en un 45 %.

Para el trimestre octubre-diciembre de 2025, la probabilidad de que predominen condiciones asociadas a La Niña aumenta ligeramente, alcanzando alrededor del 60 %. En contraste, las posibilidades de que se configure un episodio de El Niño en el periodo septiembre-diciembre son mínimas.

Los efectos de La Niña

El Niño y La Niña son fenómenos naturales que actualmente se desarrollan en un marco global marcado por el cambio climático antropogénico, que está elevando las temperaturas del planeta, intensificando los episodios meteorológicos extremos y modificando los patrones estacionales de temperatura y precipitación en gran parte todo el planeta.

"Los pronósticos estacionales de El Niño y La Niña, y de las repercusiones que acarrean en las condiciones meteorológicas, son una importante herramienta que nos ayuda a comprender mejor nuestro clima".

Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo.

El último boletín de la OMM señala que, entre septiembre y noviembre, se prevén temperaturas más altas de lo habitual en buena parte del hemisferio norte y en extensas áreas del hemisferio sur. Y esto es lo contrario a lo que suele sucerder con La Niña, que tiende atemperar. Ya no.

Provoca, por ejemplo, lluvias más abundantes en algunas regiones (como el sudeste asiático y Australia) y sequías en otras (como la costa occidental de Sudamérica).

Respecto a las precipitaciones, se anticipa un comportamiento parecido al que suele observarse durante los episodios de La Niña de intensidad moderada. Así podría haber lluvias por encima de lo normal en el noroeste de Norteamérica, este de Asia, Australia, extremo norte de Sudaméria y Centroamérica. Y a la vezprobables sequías en el sur de Estados Unidos, zonas de Argentina, Uruguay, Perú y del norte de Chile.

Aunque sus efectos varían según la intensidad del evento y la ubicación geográfica, se trata de un fenómeno clave para comprender la variabilidad climática a escala global.