La montaña rusa de mayo

Los cambios bruscos de tiempo y los altibajos de temperatura no suelen faltar en mayo, aunque la montaña rusa de esta semana no es tan habitual.

El comportamiento meteorológico del mes de mayo se puede asemejar a una montaña rusa, con sus subidas y bajadas de temperatura, aunque no todos los años esos cambios son tan bruscos y de tanta magnitud como los experimentados esta semana.

El mes de mayo es la antesala del verano y según avanzan los días lo normal es que haga cada vez más calor, aunque no es raro que se descuelgue en la península ibérica alguna entrada de aire frío, provocando un brusco descenso de las temperaturas. Eso es justamente lo que ha pasado esta tercera semana de mayo, si bien no es tan habitual que la montaña rusa que caracteriza esta época del año tenga subidas y bajadas tan pronunciadas, con las consecuencias que hemos visto y sentido.

La incursiones de aire frío en nuestro ámbito geográfico siempre vienen asociadas al descuelgue de vaguadas. En este caso, una de ellas fue la responsable del desalojo, en un visto y no visto, de la masa de aire cálida que llevaba varios días instalada sobre nosotros, asociada a una dorsal de altas presiones. Desde el fin de semana pasado hasta el pasado jueves, esa masa de aire fue recalentándose, lo que provocó que las temperaturas máximas quedaran situadas por encima de los 30 ºC en amplias zonas del territorio peninsular, llegando a sobrepasarse con holgura los 35 ºC en el Bajo Guadalquivir.

El pasado jueves, la parte delantera de la vaguada atlántica se empezó a abatir sobre la península ibérica, metiendo abundante nubosidad y generando unas importantes ventoleras que terminaron consumando el brusco cambio de tiempo ya durante la madrugada del viernes, a medida que la masa de aire frío iba desalojando al cálido que nos acompañó durante la primera mitad de la semana.

La debilitación del chorro polar (un desajuste que algunos estudios vinculan al cambio climático), da como resultado este tipo de circulaciones del oeste tan onduladas, en las que alternan vaguadas y dorsales muy amplias, que se extienden mucho en sentido meridiano, de ahí el comportamiento atmosférico de estos últimos días. Cuando el chorro es más intenso, la circulación es más zonal (menor ondulación), lo que se traduce en un régimen más continuo de borrascas, si bien a estas alturas del año, lo normal es que el citado chorro vaya subiendo de latitud y no afecte tan de lleno a la Península como en invierno y principios de primavera. La excepción es Galicia y el área cantábrica, donde las lluvias y los temporales de viento no suelen faltar a su cita.

Mapa del ECMWF con el geopotencial de 300 hPa y los vientos intensos previstos para el viernes 17 de mayo de 2019 a las 18 UTC, en el que se aprecia la forma muy ondulada del chorro polar, que atraviesa de oeste a este la península ibérica. Fuente: www.tiempo.com

La montaña rusa seguirá lo que queda de mes, pero ya menos pronunciada, con los altibajos típicos que cabe esperar durante la segunda quincena de mayo. El refranero se encarga de recordarnos que hasta el 40 de mayo –9 de junio– no hay que guardar la ropa de abrigo, y es un buen consejo, incluso aunque el tiempo entre en modo “estabilidad atmosférica”, ya que los contrastes de temperatura entre las máximas y las mínimas suelen ser importantes todavía en estas fechas por el interior peninsular. En todo caso, la tendencia a tener unos meses de mayo cada vez con más días de tiempo veraniego es muy clara; dentro de no mucho el famoso refrán (“Hasta el 40 de mayo no te quites en sayo”) perderá peso y será recordado como un consejo que valía en el pasado, pero no en esta época del calentamiento global. En cualquier caso, zarpazos invernales en pleno mes de mayo, como el que todavía notamos, seguirán ocurriendo en el futuro, aunque serán más frecuentes los episodios de altas temperaturas como el que tuvimos la primera mitad de la semana.